Narra Arenea
Me despertaba de a poco, mis ojos se abrían lentamente acostumbrándose a la luz que entraba por la ventana, siento como estoy rodeada por unos grandes brazos, bostezo un poco y me doy la vuelta para encontrarme con Luis, estaba durmiendo y no llevaba camisa, me sorprendí un poco y luego me miré a mí, no llevaba nada de ropa, mis mejillas ardieron al recordar lo que sucedió anoche, intente moverme para poder salir de la cama e ir a la ducha, pero al hacerlo, siento un dolor no tan fuerte entre mis piernas, suspiro despacio y vuelvo a mi lugar y provecho para tratar de reconciliar el sueño.
Llevo mi mano a mi cuello, donde siento un pequeño ardor, al tocar siento una marca, ahí recuerdo cuando fue que me marco Luis.
-Buenos días… - Escuché la voz de Luis, me volví a dar la vuelta y me encontré con su mirada, sentí mis mejillas ruborizarse al verlo con todo su torso desnudo y mirándome con una sonrisa, cubrí mi rostro con la frazada, sus risas inundaron el lugar que se encontraba en total silencio. - ¿Por qué te escondes, amor? – Me destapo de a poco, me miro por unos segundos y luego me atrajo asía a él y me beso, me beso con cariño mientras yo ponía mis manos sobre su pecho, sentía y escuchaba el latido de su corazón. – Te amo… - Susurro cerca de mí al separarnos.
-… Yo también… Te amo… - Hable para luego darle un abrazo.
Nos quedamos unos minutos más abrazados hasta que se fue apartando de mí de apoco. – Tenemos que bajar amor. – Beso mi frente, asentí con mi cabeza, él se puso de pie dejando todo su cuerpo al descubierto, sentía mis mejillas arder, cubrí rápidamente con la frazada mientras escuchaba con se reía, traté de moverme para salir de la cama, pero el pequeño dolor que sentía entre mis piernas me impidió, solté un pequeño jadeo. – Amor, ¿Estas bien?, Creo que fui muy rudo anoche. – Mis mejillas ardieron en ese momento, se escuchaba como camina asía a mí, me quito la frazada y me miró medio preocupado.
-E-estoy bien… Solo duele un poco… - Baje mi cabeza un tanto apenada.
-Ven, yo te ayudo… - Se inclinó asía a mí y me cargo al “estilo princesa”, la frazada cayo en la cama mientras mi cuerpo estaba a la vista expectante de Mi Alpha, me hice bolita en su pecho y traté de ocultar un poco mi cuerpo.
Me llevo hasta la tina del baño en donde me dejo con delicadeza y dejo que el agua caliente llenara la tina, como pudo se metió conmigo y se posiciono detrás de mí, me abrazo por la espalda atrayéndome asía a él, recosté mi cabeza entre su cuello y hombro y posé una de mis manos en su pecho mientras me sentaba de lado sobre sus piernas.
Después de un buen rato de estar así, salimos del baño para ir a vestirnos, Luis aún me cargaba en sus brazos, se disculpó conmigo varías veces por eso, ya le dije que estoy bien, pero, aun así, lo sigue haciendo; luego de pedirme disculpas bajamos a la cocina, sus padres y el beta se encontraban desayunando, Luis se sentó en una de las sillas al lado de su beta y sus padres en frente y yo sobre sus piernas aun, no me quejo, ahora disfruto de estar así.
-Buenos días… - Hablé mientras hacía un pequeño asentimiento con la cabeza asía los presentes.
-Buenos días… - Saludaron los tres al mismo tiempo.
-Hola. – Saludo Luis.
-Hola… - Saluda su madre mientras se levanta de su lugar y trae para nuestro desayuno.
-Muchas gracias. – Agradezco y ella coloca el desayuno sobre la mesa y lo acerca a nosotros. –Huele delicioso. – Ella sonríe.
Durante el desayuno los padres de Luis tuvieron que salir a una reunión, así que se despidieron de nosotros y se fueron, quedando así, solo nosotros y Diego, desayune con normalidad al igual que Luis bajo la atenta mirada de Diego, Luis levanto la vista asía Diego.
- ¿Qué miras? – Reprocho. - ¿No tienes más cosas para hacer? –
-Simplemente los miro… ¿Tiene algo de malo? – Dijo recostando su codo sobre la mesa y reposando su cabeza sobre su mano.
-Sí!, que nos estés mirando así. Ya vete y déjanos desayunar en paz… - Bufo, Diego suspiro y se fue caminando.
-Te espero en tu despacho!! – Grito antes de desaparecer por completo.
-Irrespetuoso… nunca toma nada en serio. – Se quejó en voz baja.
-Tranquilo… - Bufo. –Ya. – Termine mi desayuno y acaricie la parte de su nuca, me tomo por mi cintura y me beso, al instante le respondí aquel beso.
- ¿Quieres acompañarme? – Hablo cuando nos separamos, asentí con la cabeza y me dedico una sonrisa. – Bien… Vamos. – Se levantó cargándome y fuimos a su despacho; al entrar, Diego estaba sentado en la silla de Luis con sus pies sobre el escritorio jugando con un lápiz, al vernos se levantó rápido dejando el lápiz.
-Nos acompañara? – Se acercó a nosotros.
-Tenle más respeto que es la Luna de la manada, maldito. – Soltó con rabia. – Sí, nos acompañara. –
-Lo siento mi Luna. – Hizo una leve reverencia asía a mí.
-No te preocupes… no tienes que hacer eso. –
-Sí lo tiene que hacer, eres la Luna Superlativa y yo el Alpha Superlativo, como a mí me respetan lo harán contigo. –
-Pero no es necesario la inclinación. – Suspiro y asintió.
-Está bien… pero una falta más de respeto y te matare. – Sentencio asía Diego quién asintió restándole importancia, lo fulmino con la mirada con los entrecerrados, Lo bese rápido.
-Ya amor, tranquilo, - Me miró ablandando su rostro.
-Ooooh! – Se burló Diego. – El animal ya fue domado. – Se río por lo bajo.
-Tú también. – Lo miré y al instante se puso firme y serio mientras asentía con la cabeza, ahora Luis es quién se burlaba de él.
Luis con una sonrisa de superioridad se sentó en su silla y me posiciono bien sobre sus regazos.
-Bien, ¿Qué hay primero? – Pregunto a su beta.
-Primero tienes una reunión con otros tres Alphas para hablar sobre el tema de seguridad y esas cosas, luego… se me olvido, pero lo tengo todo en mi agenda que está dentro de tu auto. – Luis rodó los ojos.