Capítulo 1
Ser parte de algo desconocido
Siempre en esta vida hay diferentes grupos con diferentes estereotipos. En mi caso, es el de ‘las niñas no pueden jugar deportes de niños’ ¿Que acaso no entienden que las niñas podemos practicar los mismos deportes y hasta mejor que ellos?
Mi nombre es Shaylenne Roscott Pérez y les contaré mi historia.
`` Todo comenzó cuando’’…
- Quiero en tus manos abiertas buscar mi camino- escucho el tono de llamada del teléfono de mi mamá - … y que te sientas mujer solamente conmigo.
- Mamá, te llaman – le digo a mi mamá pasándole su teléfono.
- Hola, yo aquí ¿quién habla?... sí habla con ella… claro el viernes será… allá estaré, gracias por la información señora.
- ¿Quién era, mamá? – le pregunto a mi madre
- Era la secretaria de la escuela en la que pronto estudiaras mi vida.
- ¿Cuál escuela, mamá? – le pregunto extrañada a mi mamá ya que, no recuerdo cuando mi mamá me había comentado que me cambiaría de escuela – Mamá responde – exijo, al no escuchar absolutamente ninguna palabra por parte de mi madre.
- Bueno… digamos que nos mudaremos del país y no puedes descuidar tus estudios, así que decidí buscar escuelas con los requisitos necesarios para que puedas estudiar allá – dice mi mamá con toda la calma y paciencia del mundo.
- Ok, ¿Nadell Roscott me puedes explicar cuando te dije que uería cambiar de escuela? o mejor aún ¿cuándo pedí mudarme del país? – le pregunto haciendo una gran fuerza de voluntad para no perder el control – Por favor – digo luego de ver su cara de desagrado por el tono tosco y maleducado de mi voz.
- En primer lugar, a mí no me hables de esa forma por que recuerda que soy tu madre y que si no fuera por mi hoy tu no estuvieras aquí, ¿de acuerdo? – me pregunta ella de manera sencilla pero directa, algo característico de mi madre – repito, ¿De acuerdo?
- Si mamá, de acuerdo – le respondo cabizbaja ya que, me he salido de contexto al hablarle así.
- Prosigo, he decidido que ya es hora de dejar Rusia atrás y abrirnos nuevos caminos. Por eso nos mudaremos a República Dominicana ya que allá está la familia y el negocio familiar – al escuchar esas palabras siento que mi alma abandonó mi cuerpo de la manera más abrupta que ha existido jamás, dejándome desamparada en un mundo de desilusiones. Otra vez con esto, alejarnos de todo y de todos, huyendo sin saber a qué huimos.
- Mamá – la llamo, aunque sé que me ignorara.
- Estaremos muy felices, ¿Recuerdas la última vez que estuvimos allá? – no me responde, solo ignora mi llamado.
- No, no creo que recuerdes estabas muy pequeña, tenías 6 años y ahora tienes 16, hace aproximadamente 10 años que no visitas República Dominicana.
- Mamá – le sigo llamando, pero se hace la sorda – mamá – no contesta, ahora camina hacia las escaleras evadiendo el tema, sé que lo hace apropósito – MAMÁ ¿Que acaso no escuchas mis llamados? – le pregunto fastidiada, esta situación sobrepasa el límite de mi racionalidad.
- Hija no es momento de …
-¿Que no es momento?, tú fuiste quien sacó el tema a relucir – la interrumpo porque sé que me dará excusas baratas y terminara saliéndose con las suyas – siempre que vamos a hablar de papá no es momento y añado que estoy cansada de que evadas el tema como toda una profesional y no contarme nada de lo que sucedió.
-Hija ya sabes lo que sucedió.
- No madre no sé qué pasó solo vi que papá te golpeaba y cuando se dio cuenta que los observaba dejó de hacerlo y luego se puso en plan familia feliz y sabes que es mejor que ver a mi papa fingiendo ser el esposo del año, tu siguiéndole la corriente para hacerme olvidar que fue lo que vi pero mis ojos no me engañan mamá, así que no quieras tú hacerlo – estaba tan concentrada en mis recuerdos que no me di cuenta cuando mi mamá comenzó a llorar hasta no aguantar más y gemir de dolor, solo en ese momento repase todo lo que dije y supe que estaba tocando un punto muy sensible y que lo que pasó fue entre mi papá y mi mamá y yo no tengo porque involucrarme – mamá, lo siento, de verdad lo hago pero no siempre debes guardar tus pensamientos sólo para ti, debes desahogarte. Si no lo haces un día de estos explotaras. Pero ¿Sabes qué? es hora de que te levantes, te laves la cara con agua fría y comiences a hacer tus maletas. República Dominicana nos espera.
Odio cuando mama no se abre conmigo. Se que las cosas no siempre estuvieron bien y que ella lo intenta, pero es como si no confiara en mí y eso es tan frustrante.
- Gracias, hija, Dios no me dejo concebir más hijos, pero sé que tú eres mi bendición, eres todo por lo que he luchado – dice mi mamá con ese brillo en sus ojos que me hace saber que está feliz.
- ¿Cuándo salimos para República Dominicana Mamá? – le pregunto ya que no la escuche decir la fecha en ningún momento.
- Mañana a las cinco y media de la tarde debemos abordar el avión ósea que a las tres en punto debemos estar en el aeropuerto.
- ¿Qué?, mamá ¿Por qué no me avisaste antes?, ya no me dará tiempo de despedirme de mis amigos.
- Pues ellos ya saben que nos vamos mañana – ¿en serio? no puedo creer que mis amigos supieran de mi viaje y no me hayan contado – no le des tantas vueltas a esto les avisé para que todos estuvieran aquí a la hora de irnos además le pedí a ellos que no te comentaran nada así que no seas tan dura con ellos solo me hacían el favor.
Luego de varias horas preparando mis maletas gracias a Dios no tengo prendas en abundancia ya que de ser así todavía estaría empacando ropa. Luego de un rato viendo hacia la pared me azotó un tema un poco alarmante, si me voy de este país no poder jugar baloncesto.