Mi vista se nubla, mi cuerpo se paraliza, mi mente queda en blanco y mi garganta se bloquea, no puedo ver, hacer, ni decir nada, el oficial habla, pero no logro entenderlo, quieren alejarme de mi familia, quieren separarme de las mujeres que se hicieron cargo de mi por años que, a pesar de las mentiras, habían sido las únicas que han estado conmigo en todo momento
—Lua —logro escuchar la voz que me había causado nostalgia hacía un tiempo, esa era mi madre, la mujer insensible que se había ido de mi lado y ahora sólo vuelve para arruinar todo lo que tengo. Vuelvo mi vista hacia ella y mi pie da un paso hacia atrás retrocediendo para alejarme.
—No quiero —murmuro —¡Me niego a irme contigo! —grito con enojo antes de salir corriendo, ignorando los gritos de todos los que se encontraban detrás llamando mi nombre. No sé a dónde estoy yendo, cuando reacciono por completo, estoy en la calle caminando sin rumbo alguno, con las mejillas húmedas y mi garganta doliendo.
En aquel papel se informa que debía presentarme en la estación de policía durante la segunda reunión para mi custodia, al parecer en el tiempo que yo estuve en mi habitación habían tenido la primera sesión en el juzgado. Cuando he podido orientarme voy camino a la casa de Aku, pero al llegar no encuentro a nadie, no tengo dinero por lo que ha sido una caminata bastante larga, estoy cansado y no me doy cuenta en qué momento me he quedado dormido, sentado con la espalda contra la puerta de metal hasta que siento un movimiento leve en mi hombro que logra despertarme de a poco.
—Lua, despierta —escucho un murmullo. Abro los ojos y sonrío cuando la veo de canclillas frente a mí —Vamos adentro
Me pongo de pie con su ayuda. Una vez dentro del departamento, me siento en el sofá de Aku, ella se ha ido directo a la cocina el aroma confirma que prepara chocolate caliente. Permanezco quieto en mi posición, sin pensar en nada, con la mirada fija en su espalda. La veo acercarse con un jarrón de chocolate, el cual me ofrece.
—Espero te guste —una bebida increíble en días lluviosos y más cuando has tenido un mal día, pero no puedo saborearlo, no puedo pensar correctamente y las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos cuando recuerdo todo y después de todo este tiempo, empiezo a hablar.
—Aku, mi madre —intento articular las palabras, siento mis manos temblar y mi voz quebrarse, mi cuerpo pica y el aire se niega a entrar en mis pulmones, siento ahogarme.
—Calma Lua respira —escucho su voz lejana, como si estuviera en otra habitación, mi vista se nubla y solo puedo apreciar su silueta —Vamos respira conmigo 1, 2, 3… —ella cuenta y yo me calmo poco a poco al inhalar —4, 5, 6 —las lágrimas que no había notado que han caído cesan —7, 8, 9, —Los colores y sonidos regresan a mí, puedo verla y escuchar su melodiosa y dulce voz a mi lado —10, ¿estás mejor? —siento su mano en mi cabello y la abrazo por la cintura, hundiéndome en su pecho como un niño pequeño que busca refugio, sus brazos me rodean y por fin me siento tranquilo.
—Mi madre, está viva Aku —y por primera vez en todo este tiempo, me emociono de saberlo —ella no murió, solo…me abandonó —la emoción como llegó, se fue, cambiando el lugar con la tristeza e indignación que llevaba sintiendo desde hace días, pero esta vez ya no lloro, solo siento mi cuerpo cansado y sin interés por mi entorno, mientras Aku acaricia mi cabeza, guardando silencio, lo cual agradezco mucho.
—Vamos, toma el chocolate te hará mejor —obedezco y bebo, sintiendo su sabor dulce y cremoso. De pronto alguien golpea la puerta —Ahora vuelvo.
—Bien —la bebida caliente abriga mis manos, pero los recuerdos de este día cruzan mi cabeza —No Aku, ¡no abras! —intento detenerla, pero la voz de mi tía me detiene en seco, solo logro esconderme detrás de la pared que da al pasillo de entrada.
—¿En dónde está? —pregunta Salomé
—¿Quién?
—No finjas niña, donde está Lua, Lua Cramoisi
—No sé porque cree que él estaría aquí, y si me permite tengo cosas que hacer —ella intenta cerrar la puerta, pero Salomé la detiene, tiene una fuerza considerable por lo que no se le complica hacerlo
—Pequeña niña, no me hagas entrar a la fuerza, sé que él está aquí así que abre.
—Usted está loca, déjeme en paz —exclama con molestia.
—Mira bien —habla un poco más bajo, pero yo aún puedo escucharla —Se quieren llevar a Lua, tu tía se lo quiere llevar, ¿entiendes?
El mundo es más pequeño de lo que aparenta ¿no lo crees pequeñín?
—No sé de qué habla, solo váyase —salgo de mi escondite encarándola, ella me mira y frunce el ceño con molestia.
—Explicate Salomé —ordeno cuando me acerco a la puerta.
Su mirada se dirige a mi sobre el hombro de Aku quien se hace a un lado dejándola pasar Los tres nos sentamos en la sala, aunque Salome pide que sea algo entre los dos, me niegi. Aku se mueve de su lugar sentándome junto a mí, ella toma un respiro profundo y estamos listos para escuchar la explicación que había omitido antes. La veo tragar saliva y suspirar antes de empezar.
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Editado: 29.05.2024