El salón de clases estaba iluminado por velas flotantes y adornada con símbolos antiguos grabados en las paredes. Las jóvenes brujas están sentadas en sus lugares, esperando ansiosamente la lección del día. Berenice entró al salón, su rostro reflejaba una mezcla de enojo y frustración.
—Hoy vamos a estudiar las descargas energéticas. —Dijo Berenice con voz autoritaria y sin rastro de su habitual paciencia. —Es una magia poderosa que puede ser usada tanto para defensa como para ataque. Presten atención, porque no toleraré errores, —advirtió.
Gianna, sentada en la parte delantera, se ajusta nerviosamente en su asiento, ya que ella reconocía la razón por la actitud de Berenice.
Berenice miró directamente a Gianna a los ojos con severidad, —Gianna, ven aquí al frente. Quiero que demuestres el hechizo de descarga energética para la clase.
Gianna se levanta y se coloca al frente de la clase. Sus manos tiemblan ligeramente mientras se prepara para ejecutar el hechizo. —¿No se supone que será mejor practicar este hechizo afuera?, —preguntó Gianna con temblor en su voz.
—¿Si hay un ataque dentro de la mansión, correrás primero a fuera para defenderte? —Preguntó Berenice. —Además no te des aires de poderosa, ¿qué es lo más que puedes hacer, un halo de luz? —añadió.
—Supongo que tienes razón. —Respondió Gianna en voz baja. Gianna volvió a posicionarse para realizar el hechizo, pero en lugar de llevar a cabo un ataque, decidió concentrarse en lanzar una descarga protectora al sentir la negatividad emanada por Berenice. Cerró los ojos, adoptó una postura defensiva con las piernas separadas y extendió sus manos hacia los costados. Una suave brisa comenzó a ondear su cabello mientras una corriente energética ascendía por sus dedos. Gianna dejó que esa energía envolviera su ser; pequeños destellos brotaban de su cuerpo hasta formar un anillo de luz color azul que la rodeaba por completo. Aunque impresionada por lo logrado por Gianna, a Berenice no le agradó lo visto.
—¡Basta! No entiendo qué estás haciendo, —reprendió bruscamente.
Las otras estudiantes miran con preocupación, notando la injusticia con la que Berenice trata a Gianna. Sarah, sentada cerca, frunce el ceño y se sintió incómoda por la situación.
—Esto no es justo. Berenice está siendo demasiado dura con Gianna. — Dice Sarah en voz baja a una de sus compañeras, Nora.
—Lo sé. Algo debe haberle pasado. Ella nunca es así. —Nora susurró de vuelta.
— Una vez más, Gianna. Si no lo haces bien, tendrás que quedarte después de clase para practicar. —Demandó Berenice.
Gianna vuelve a realizar el hechizo con toda la concentración y energía que podía reunir. La descarga energética es más fuerte y brillante, pero no parece ser suficiente para satisfacer a Berenice.
—Aun no es suficiente, —exasperó fuertemente Berenice.
Gianna asintió con la cabeza baja, sintiéndose humillada y agotada. Berenice se vuelve hacia la clase y continúo la lección.
*****
Luego de una ardua mañana de prácticas de hechizos y talleres. Gianna se retiró a su habitación para descansar. El uso de energía la estaba dejando agotada, aunque sabía que era solo cuestión de costumbre. Gianna se sentó en su cama, nerviosa, mientras Sarah se sentó en un sillón frente a ella, con una expresión seria.
— Sarah, ¿encontraste algo sobre mi madre? No puedo soportar no saber nada más. —Preguntó Gianna mirando con seriedad.
—No más de lo que ya sabes. La señora Davis no ha estado por aquí últimamente, así que no he logrado obtener más noticias. —
—¿Lograste entrar a su oficina? — Preguntó la nueva bruja con ansiedad.
—Sí, pero en sus archivos no había nada relevante. Solo estaba tu expediente, —respondió su amiga.
—¿Qué decía? —Preguntó Gianna con curiosidad.
—Nada fuera de lo normal. Solo tu fecha de cumpleaños estaba resaltado.
—La señora Davis me dijo que debía ser iniciada ese día, pero debo estar preparada.
—Entonces cumplirás dieciocho años, es cuando se realizan las iniciaciones por lo general, aunque no siempre. Es realmente hermoso, una experiencia mágica única —comentó Sarah, —o al menos eso me han contado, —continuó, mientras Gianna sonreía bajando la cabeza.
—¿Cómo puedo ayudar a mi mamá si estoy aquí encerrada sin saber de ella?
—Entiendo Gianna, no te preocupes. En un par de semanas será el solsticio de verano. No estaré en la mansión. Tengo permiso para estar con mi familia, ya que es una celebración muy especial para la Organización y todas las brujas. Veré si puedo averiguar algo entre mi familia y preguntarle a mi mamá o a mi abuela—dijo Sarah con voz reconfortante.
—¿De verdad harías eso por mí? —Preguntó Gianna con esperanza.
—Claro que sí, eres mi mejor amiga, —respondió Sarah entusiasmada. —No estás sola en esto, Gianna. Vamos a hacer todo lo posible para traer a tu madre de vuelta. Pero debemos ser astutas y cautelosas. Hay algunos hechizos antiguos que podrían ayudarnos, pero necesitaremos tiempo para prepararlos y aprender a usarlos correctamente. Además, necesitaremos la ayuda de otras brujas. No podemos hacerlo solas.
—Entonces tenemos que idear un plan. Pero no sé si las otras chicas estarán dispuestas a ayudarme, —dijo Gianna con preocupación.
—No todas, pero estoy segura de que algunas sí lo estarían.
—Agradezco, Sarah —expresó Gianna mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.
—Si fuera mi madre estaría igual que tú, —respondió Sarah dándole un abrazo. —Ahora descansa, sé que no fue un día fácil para ti, a saber, que le pasó a Berenice.
—Yo creo saber porque, pero favor no le digas a nadie. —Dijo Gianna.
—Me matas de la curiosidad, cuéntame.
—Anoche en el jardín, la vi a ella y a Ethan hablando. Parece que Ethan estaba cortando con ella y ella le reclamó y hasta lo amenazó.
—No puedo creerlo, —dijo Sarah con asombro. —Pero ellos en realidad no tienen nada hasta donde yo sepa, si te puedo decir que son o eran mejor dichos muy cercanos. Ethan es un jugador, no toma a ninguna mujer enserio, además se estaban arriesgando mucho, no está permitido que las brujas tengamos relaciones con los demonios. —Informó Sarah.