Los pajaritos cantaban una bella canción, los rayos de luz se asomaban por la pequeña ventana que en el techo se encontraba y sonreí en son de paz.
La noche anterior recorrió mi mente como si no fuese suficiente con soñarle que al despertar tenía que seguir pensándole. Asher era la persona que buscaba, no quien escribió la carta, pero sí quien me ayudaría a encontrarla.
El destino jugaba contra mi a cada paso que daba, él es tan encantador que olvidé pedirle el nombre, aún cuando él no se ofendió al tener que su oferta declinar.
No podía hacerle eso a Everad, dejarle y estando aquí salir con otro chico, jamás podría. Tenía que encontrar la manera de encomendar mis cartas para que llegasen a España por el tiempo que deba permanecer aquí.
Con miles de dudas en mi mente, vestí el primer vestido que vi y bajé rápidamente para cocinar el desayuno a los chicos.
Uno a uno bajo a medida que se despertaban, la mañana se pintaba de alegría con cada hora que pasaba y hoy me propuse hablar con Asher para pedirle tan agraciado nombre. Los chicos planificaron participar en una competencia que en la isla se planificaba pero Don Íñigo estaba extraño, él no había casi hablado en todo el desayuno y no contó que sería lo que haría en este día.
Le apunté con el dedo indice tratando de ser lo más intimidante posible y exigí saber que era lo que le estaba pasando, él que nervioso se puso con inmediatez, jugó con sus dedos antes de responderme. -Emile me propuso dar una caminata y conversar- Soltó así, como si no fuese de lo más interesante.
Reí con diversión y aseguré que era magnifico, en mi mente, los imaginaba y aseguré que hacían una gran pareja juntos. Francis le contestó tras una sonrisa -Eso es increíble, no sea tímido padre y demuestre lo gran hombre que es, que ya necesita una nueva mujer en su vida.-
Alex rió con diversión pero todos pensábamos que lo que había dicho era verdad, Don íñigo era un gran hombre y no se merecía seguir solo.
(...)
Encontrar a Asher dentro de esta grande isla era una tarea de lo más imposible para mi, ni siquiera sabía donde vivía o donde podría encontrarle. Ya había recorrido los alrededores y hasta fui al acantilado pero no le veía.
Sin darme cuenta me vi rodeada de manzaneros por doquier y una pequeña casa con la chimenea encendida me ocupó gran parte de mi visión. A cada paso que daba divisaba una silueta femenina que reconocí por el ancho vestido que alguien utilizaba.
-¡Hola!- Alcancé a gritar, las ondas negras de su cabello hacían juego con tal pulcro vestido, colocaba manzanas en una canasta que en su brazo sostenía y al escucharme se dio vuelta con una bella sonrisa.
-¡Buenos días bella niña!- Me respondió dulcemente, sus ojos estaban adornados por pequeñas arrugas a lo igual que su sonrisa lo estaba.
Me acerqué mas a ella y pregunté -Estoy buscando a un muchacho de por aquí, su nombre es Asher ¿sabe donde podré encontrarle?-
-Oh pequeña su cabaña está al otro lado de la isla, definitivamente busca por mal lugar-
De mi mente no salían palabras porque solo pensaba como llegaría hasta allí sin perderme, cuando la mujer volvió a hablar -¿Cómo te llamas?- preguntó con curiosidad.
-Soy Adelaine y usted?-
-Hermoso nombre, el mío es Veloné-
Mi rostro formó una mueca porque su nombre me sonaba pero no lograba recordar de donde, ella me veía con curiosidad y yo solo trataba de pensar de donde creía que la conocía, hasta que todo se hizo más claro y sonreí emocionada -¡Si! Usted es la persona por quien he hecho este viaje- Exclamé casi explotando de emoción.
Veloné no entendía lo que le decía y no dude en aclararle -Usted ha escrito una carta para quien amaba y yo la encontré, no se a quien quería dársela pero la he venido a buscar para ayudarle y lograr que pueda hablar de nuevo, con su amor-
Estaba atónita, no creía lo que acaba de decirle y ofreció con devoción entrar a su hogar para lo que suponía, era hablar.
Su casa era pequeña, acogedora y de lo más bonita, flores decoraban el interior con intensidad y ofreció una tasa de té para tomar.
-Por favor, cuéntame como la has encontrado, tengo muchas dudas-
-Dudas es lo que desde hace años he tenido yo, he encontrado su carta dentro de una botella a la orilla del mar y lo lamento si fue imprudente pero la leí, así que decidí organizar un viaje para buscarle con las coordenadas que para poder ayudarle, si yo viviera lo mismo que usted me gustaría que alguien hiciese eso por mí.
Lo que usted ahí escribió, hizo que mi corazón se enamorase de su relación y como si de un libro se tratase no podía dejarlo así, sin tener su final. Por eso estoy aquí-
Su rostro no salía del asombro -Dios mío eres una muchacha increíble, te contaré, como has de merecer la historia que hace años me pasó, para que entiendas el porqué de lo que decía el papel.
Me enamoré de un hombre como nunca antes, él me veía con tanto amor que no creí capaz, con él reía sin forzar y mi corazón latía cada vez más. Supe en el instante que le escuché hablar, que sería el hombre con el me casaría y mi vida pasaría.
Y así fue, me casé con él, años después resulté embarazada y todo iba a mejor. Hasta que necesité cumplir mi sueño de viajar y como has de saber, a millas de aquí el mar es tormentoso y caí en esta isla, el barco se había hecho pedazos y todos los que viajamos, comenzamos a construir de a poco, nuestra vida aquí, rehusados de poder volver de donde fuimos una vez.
Traté miles de veces salir de aquí, pero volvíamos a la costa una y otra vez, hasta que los nuevos niños crecieron, ellos trataron de construir e intentar encontrar la forma de poder salir, para cuando Asher y Dewey lo lograron ya los años habían pasado y supuse que mi amor que dejé atrás habían formado una vida sin mí.