Ethan.
Por más que trato de pensar en cualquier otra cosa, mi mente siempre regresa al amor de mi vida que yace dormia en su cuarto con un suero desconocido corriendo por su cuerpo. No sé lo que le esté haciendo o para que sirva, pero de lo que sí estoy seguro es que esa cosa es la que le impide despertar. Desearía poder estar con ella, verificar que esta bien. Odio estar en este lugar, encerrado en estas cuatro paredes sin tener noticias de su estado, si su intención es torturarme lo están logrando con creces.
Un fuerte golpe me alerta al otro lado de la celda, me levanto del suelo preparándome para un ataque. Espero a que el Orco haga algún ruido que muestre signos de vida. Otro golpe fuerte. ¿Qué rayos esta pasando en su celda?
—Te equivocaste de celda—lo escucho gruñir.
—Y tú te equivocasta al permitir que ella te salvara la vida—no necesito verla para saber que es ella. En segundos aparece en mi celda frente a la puerta, Amber limpia la sangre que resbala por su labio inflamándose por el golpe que el Orco le propinó, pasa las manos por su cabello en un intento por arreglarlo.
—¡Así es, es mejor que corras dragor aqueroso!—grita el Orco lo suficientemente fuerte para que ella escuche, lo maldice entre dientes antes de enfocarse en mí.
—¿Qué estás haciendo aquí?—pregunto extrañado por su repentina aparición.
—Vengo a salvarte, de nuevo.
¿Salvarme? No necesito que nadie me salve, lo que necesito es a Kate. Sin ánimos regreso a mi lugar a un lado del montón apilado de migajas que dejó el ratón durante la noche. Mi acompañante de celda asoma su pequeña cabeza debajo de la cama para saludar a Amber, ella le regresa la mirada llena de asco y disgusto. El animal vuelve a su escondite aburrido de ella.
—No es necesario que me salves.
—¿Qué no es...? ¡¿Ya viste en dónde estas?!—enaraca la ceja incredula, su expresión se endurece al ver que no respondo.—Tenemos que salir de aquí antes de que te maten.
—No—pronucnio firme.
—¿No?
—No.
—Debes estar bromeando, mira dónde te tienen Ethan, ni siquiera tienen el descaro de matarte rápido. ¿No te das cuenta? Te torturan matándote lentamente.
Sus últimas palabras calan en mi pecho y retumban con fuerza en mis oídos, mi corazón reacciona agitandose con vigor en mi pecho, la miro de nuevo con la ira naciendo dentro de mí.
—¿Así cómo lo hiciste con todas aquellas personas a las que creí estabamos ayudando?—me levanto del suelo para enfrentarla—¿Así cómo hiciste con ella en el cuarto de extracción?—sus ojos se abren en sorpresa, aunque lo disimula rápido.
—No sé de qué estás hablando.
¿No sabe de qué estoy hablando?
Bien.
—Te refrescare la memoria. Los calabozos. La extracció de sangre. La forma en que torturaron a los aldeanos. Que fuiste tú quién torturo a Kate por días matándola lentamente. Día. Tras. Día—avanzo hasta ella mirandola con rudeza.—No trates de negarlo. Ella me lo confesó todo—miento.
Fue Jackson quién me lo confesó todo, la noche que fue a buscarme para regresar con Kate, entendí porque esa noche tenía tanto coraje hacía mí, porque ya no quería saber de mí existencia, suponía que yo había sido parte de toda esa brutalidad, una brutalidad que me era desconocida. Me aborrece saber que permití que todo esto pasará en mis narices, la idea de haber sido particié en las capturas de todas esas personas pensando que las estaba ayudando hierve mi sangre.
—Puedo explicarlo—dice con la voz temblorosa.
—¿Qué me vas a explicar? ¿Qué Blake te obligo a hacerlo? ¡Qué continuas haciendo?
—Estoy siguiendo sus órdenes—lágrimas de desesperación se asoman por sus ojos, no dejo que eso me ablande el coraje que siento.—Él es mi padre Ethan, tengo que obedecerlo.
No puedo creer que esa sea su excusa, pero no puedo culparla por usarla, yo mismo he defendido mis errores diciendo que Blake ha sido mi salvador y le debía mi lealtad. No fue hasta después que entendí que eso no es cierto, sí le estoy agradecido por haberme tomado bajo sus alas cuando lo necesitaba.
—Por respeto a la amistad que alguna vez tuvimos, te pido que te vayas ahora mismo—le sugiero controlando mis impulsos para no terminar con ella ahora mismo.
—No entiendo porque estás tan molesto, después de todo tú también formaste parte de todo esto, sabías lo que estabas haciendo cuando capturabas a los aldeanos.
—¡Te equivocas! Ustedes me mintieron, tu me mentiste, no tenía idea de semejante monstruosidad, yo no sabía que les sacaban su sangre con un maldito aparato para después dejarlos desangrando. Blake al igual que tú me mintieron diciéndome que estábamos salvándoles la vida.
—Lo estamos haciendo.
—¡Deja de mentir! Todos ustedes saben que están martirizando a esas pobres personas, los agotan lo suficiente hasta que no tienen más opción que morir—recuerdo las palabras de Kate, la determinación en su mirada, el coraje y la impotencia saliendo por cada uno de sus poros, el dolor que sentía reflejado en sus ojos.—Solo alguien que no tiene sentimiento alguno es capas de cometer semejantes crimenes.
—¿Cómo puedes hablarme así? ¿Olvidas quién soy?—su voz se quiebra.—Soy yo quién siempre ha estado ahí para ti, quién a tratado de ayudarte de todas las maneras posibles, he sido yo quién lo ha arriesgado todo por ti—su rostro enrojece por el coraje.—Solo yo puedo darte lo que ella jamás te dará.
—¡Ella me da todo lo que tú nunca podrás!—exploto de coraje sin poder evitar, me molesta que menosprecie a Kate, que la haga menos cuando lo es todo para mí.—Intentaste arrebatarme lo más preciado que tengo en esta vida y eso jamás te lo voy a perdonar, Amber.
La crudeza de mis palabras la lastiman, niego con la cabeza aceptando el hecho de que ella y yo nunca vamos a ser lo que éramos antes.
—Pensé que podría mostrarte lo bueno que hay en esta vida, que había algo mejor para ti fuera de Condor, pero no lo hay—retrocede herida.—Blake te creo para sentir odio y desprecio, no hay nada que pueda hacer para cambiar lo que sientes...
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Editado: 08.09.2023