Kati escucho ramas moverse detrás de ella y observo hasta ver a la persona causante de ese ruido. Era Lisa.
—Hola ¿Sentiste que tú animo decaída tras mi ausencia? —dijo y se posicionó al lado de ella. Kati sonríe.
—Me alegra saber que estás bien —confiesa. Lisa solo la mira con empatía.
—¿Qué está pasando allá dentro? —dice sin rodeo.
—Las están cuestionando, debo hacer acto de presencia pronto —explico Kati.
—Vaya que sí, ellas no saben “actuar de forma correcta si no estás tú”—comento Lisa.
—¿Solo ellas? —bromea Kati. Lisa la mira algo molesta—. Es un chiste —se defiende.
—Aja —rodea los ojos fastidiada. Duraron unos segundos observando, hasta que Lisa vuelve a hablar—. Pero no tenemos opción. Te necesitamos, así que ve por ellas.
—No necesito que me lo digas —baja del árbol con un salto y se acerca con paciencia a la casa.
En cambio, dentro de la misma, todos esperaban una respuesta.
—Creo que deberíamos tratar las heridas de Elvira —Lesly intentaba desviar el tema.
—Clelia ya se está encargando de eso en la habitación vecina —contesto Agur. Un silencio las invadió.
—Empecemos con algo sencillo, ¿quiénes son? —comenzó Florián. Las chicas se miran entre sí y asintieron. Mayra empujo a Fivi al frente, quien la miro algo molesta.
—Yo… Soy Fivi, aunque… Ya sabían eso —desvía la mirada mientras juega con sus dedos.
—¿Tus manos están bien? —pregunto Agur.
—¿Eh? Sí…—respondía insegura.
—Su color, tu piel obviamente no es de ese color, entonces… ¿Por qué tus brazos tienen ese color? —cuestiono Agur. Fivi no respondió.
—Si no tenemos su apoyo, no vamos a llegar muy lejos —se quejó Leonardo.
—Es solo una niña —Lesly la defiende.
—¿Así? —Agur la mira—. En ese caso tú si podrás responderme o ¿no? —Lesly hizo una mueca— Como por ejemplo… ¿Por qué tú tienes alas? En específico de color negro, o ¿Por qué Jil tiene una piedra extraña en su pecho?
La tensión invadió el ambiente, Jil parecía perder poco a poco la paciencia, sin embargo, el sonido de alguien tocando la puerta la libero un poco.
—Leonardo, ve y abre la puerta. No estamos para nadie —dijo Agur. Leonardo obedeció.
Leonardo caminó hasta la puerta principal, la cual estaba algo alejada.
—¿Si? —dijo al abrir la puerta.
—Buenas tardes, quería saber si aquí se encuentra Florián —comento Kati.
—Amm… Lo lamento, pero ahora estamos muy ocupados.
—O sea que si esta.
—Por favor, venga más tarde —Leonardo evade su comentario y estaba por cerrar la puerta, pero algo le impedía hacerlo, Kati coloco su mano en la puerta.
—Lo lamento, pero es algo urgente —dijo más agresiva.
Leonardo intenta empujar la puerta, pero no tiene éxito, así que utiliza las dos manos, logrando hacer retroceder un poco a Kati, la cual solo bufa.
—Siento hacer esto —Kati puso sus pies firmes y con las dos manos empujo la puerta provocando que Leonardo se golpeara con la pared.
Sin perder más tiempo, Kati se apresura a adentrarse al lugar.
Florián suspiró al ver la actitud tan violenta de Agur.
—Miren, estamos empezando muy mal —admitió Florián—. Lo único que queremos es ayudarlas, aparecen de la nada después de un fenómeno natural y da la casualidad de que todas se conocen entre sí —explica.
—Sí, ustedes no cooperan con nosotros de una forma amistosa, las hace ver algo… sospechosas —confiesa Agur.
—Técnicamente gracias a nosotros se reunieron, así que permítanos seguir ayudándolas —Florián alcanzo a escuchar el golpe que hizo Kati con la puerta, lo cual lo alarmo un poco.
—¡Entro a la casa! —grito Leonardo. Agur y Florián se pusieron en guardia, las chicas solo se cuidaron entre sí.
Empezaron a escuchar pasos acercándose, cuando estuvieron lo suficientemente cerca y lograrlo divisar su sombra; Florián se abalanzó sobre él con una espada mientras que Agur lanzo mini rayos de sus dedos.
Sin embargo a esa persona que atacaron no era nadie más que Leonardo, quien detuvo la espada de Florián con sus manos.
—¿Qué les pasa? —Leonardo suelta un quejido por culpa de uno de los rayos de Agur.
—Oh, lo siento —dijo sin ningún resentimiento.
—¿Leonardo? —Analizo confundido— ¿Dónde está el intruso?
—No lose, yo solo lo seguí hasta aquí —explica.
—Vaya, eso sí que fue divertido —dijo Kati, quien estaba en una de las esquinas de la habitación.
—¡Kati! —todas las chicas la miran sorprendidas.
Ella se colocó en medio de la habitación y en ese momento, Clelia sale de la habitación de alado apoyando a su hermana Elvira junto a Cinthia.