Alma, Corazón, Vida, Decadencia
El atardecer va llegando a su fin, con ella se lleva todas mis fuerzas, palabras de aliento, mi ser.
No puedo sostenerme, cada día es una lucha. No es sencillo ver como mi vida agoniza.
El cuerpo duele, la mente ruega por paz, mi corazón se abstiene de gritar. Callar mis pesares tan solo lastima aún más.
Amanecer, no es preciso que llegues, trayendo consigo la muerte.
Susurros de viento alegre, engatusándome de nuevo, perfecta ilusión, disipándose a cada anochecer dejando aflicción, tergiversando por completo mi interior.
Discernir, luchar, subsistir, palabras tachadas en lo profundo. Mi razón ha perdido su propósito.
Ser capaz de huir de todos mis pesares es lo que deseo. ¿Qué pesares podría tener una joven como tú? Voces de adultos susurrando indignados a mis espaldas.
“Aun no conoces nada de la vida, tan solo son mañas las tuyas”. Mañas, las cuales cada mañana me acosijan.
Desprender calidez ya no es lo mío. Pretender estar bien con el anochecer se fue.
Jadeos incontenibles, debo confesar que jamás cultive amor propio, desconociendo lo que soy, lo que pude ser.
¿Cómo evadir tal existencia mía? No lo consigo, malogrando mi energía, mis posibles metas. El ocaso se arrima.
¡Clemencia! No sigas arrastrándome ¡oh memoria mía!
Tanto dolor, lastima en verdad, mi corazón no lo aguanta más. Fingir estar bien sin creer que todo agonía es.
Incapaz de formar nuevas amistades, sostener a los antiguos complicado; Mantener relación con la familia se torna inestable y estropeo toda pasión a mi alcance.
Desdeño de la depresión anhelo. Aléjate, te lo suplico, permíteme vivir un poco más.
El desfallecimiento de la memoria se aproxima, dispuesto a soltar mi integridad, todo acabará.