Predilecta: Renaciendo

Capítulo IV: Luna.

<<Vamos Sasha, tú puedes.>> me repetí por enésima vez a mí misma.

Ya había pasado un día desde lo sucedido en esa casa en medio de la nada y todavía no conseguía el valor suficiente para llamar a Matt y menos para ir a verlo.

No había logrado pegar un ojo en la noche. Era yo de vuelta, era Sasha Bennet con casi todas mis memorias ya que aún tenía algunos espacios en blanco. Realmente todo me resultaba extraño, era como recuperar una vida lejana, porque, al mismo tiempo, los recuerdos implantados por los Delacroix resultaban demasiado reales. El sólo hecho de imaginarme en una sociedad completamente falsa me ponía los pelos de punta. Es decir, no podía dejar de ver a todas las personas que me cruzaba con ojos de tristeza. No podía mirarlos sin pensar en sus vidas reales, como por ejemplo Jax, mi compañero de matemática. Él pertenecía al grupo de los Viators, lamentablemente su gurdián, su Kenner, había sido raptada en una misión y nunca más se supo de ella, al igual que varios Kenners y Viators. Desde ese momento Jax no pudo perdonárselo, una noche tomó sus armas y se enfrentó a los Delacroix, lo creía muerto y aquí está, vivo, convencido de que es un adolescente normal y que su mayor preocupación es aprobar álgebra con la Señorita Popps.

Todas aquellas personas que creía muertas estaban aquí, atrapadas en un mundo imaginario o al menos eso creo que es, aún tengo demasiadas preguntas sobre dónde me encuentro realmente.

Y Matt…ahora que podía recordar el dolor que sentí al perderlo mi corazón estallaba de felicidad al saber que estaba vivo y que, aunque esta realidad fuera falsa, él seguía cumpliendo el rol de mi mejor amigo. Ahora que lo tenía de vuelta en mi vida, lo había alejado.

Respiré profundamente y marqué su número, acerqué el móvil a mi oreja, la línea estaba fuera de servicio. Rápidamente busqué las llaves del auto pero no recordaba dónde las había dejado, ya que al regresar ayer furiosa por Dave mi mente solo se concentraba en su rostro y su “Lo siento Sash, no puedo hacerlo”

Asique en lo último que presté atención fue en dónde había dejado las llaves.

<<Piensa, piensa>>

–¡¡El sillón!! –grité.

Corrí al sitio donde había pasado la noche llorando y voilà, allí estaban las llaves del coche. Las tomé y finalmente salí para dirigirme a lo de Matt. Realmente no sabía que iba decirle.

– “Lo siento Matt soy una tonta no debí alejarte” –dije en voz alta–, no muy básico y cliché- me reproché.

–“Oh Matt, lamento haber sido una idiota, es que un chico que tú no puedes ver porque sólo yo puedo verlo, me estaba acosando” –dije en tono incrédulo.

<<Oh ya sé>>

–“Matt, acabo de recordar mi vida ya que un gobierno de otra dimensión nos implantó nuevas memorias y estamos conectados a un sistema de realidad artificial –dije con tono irónico mientras me estacionaba frente a su casa.

<<Parezco loca>> pensé mientras apoyé mi frente sobre el volente, lo cual hizo que la bocina sonara y yo pegara un salto en mi asiento.

Matt abrió la puerta y se asomó para ver quién era, al ver de quien se trataba cerró la puerta, como si yo no existiera.

–Diablos.

Salí del auto y me dirigí hacia la entrada, inspiré y toqué la puerta. Nadie abrió, era de esperarse.

<<Rayos Matt, porque me obligas a hacer estas cosas>>

Me dirigí hacia el kiosco en la esquina de la cuadra de Matt y compré una bolsa de ositos de gomas, cuando éramos pequeños y discutíamos, una bolsa de ositos de gomas lo solucionaba todo. Volví a la casa de Matt y me dirigí hacia el patio trasero, trepé el árbol que solíamos subir con Matt de niños,

<<Realmente es sorprendente esta realidad, igual a nuestra dimensión, no faltan detalles, hasta el árbol está aquí>> pensé.

Finalmente subí y abrí la ventana de la habitación de Matt y entré. No se encontraba en su cuarto, así que seguro estaba abajo.

Bajé sigilosamente las escaleras y lo vi, sentado en el sillón a mis espaldas viendo la serie Superntural.

–Matt.

Matt gritó del susto y se levantó de un respingo en posición de defensa. No pude evitar reírme ante su reacción.

–¡¡¡Sasha Alice Benett, que diablos sucede contigo!!! No puedes aparecer así de la nada mientras alguien está viendo una maldita serie de terror –gritó agitado.

–Lo siento –dije acercándome a él.

Matt relajó su postura defensiva y rápidamente retomo su postura fría y distante, con su mirada cargada de decepción y nuevamente se sentó en el sillón para darle play a la serie.

–Puedes irte, estoy ocupado –dijo seriamente.

–Vamos Matt, necesitamos hablar –dije sentándome a su lado, pero ni siquiera se volteó a verme.



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En el texto hay: amor, dimensiones, poderes

Editado: 02.07.2018

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