CAROLINE
Es fin de semana y Adam me acompaño a visitar a mi padre, a Ottawa.
realmente creí que se negaría, pero en cuanto lo dije no lo pensó ni siquiera dos veces, acepto. El tiempo que hemos pasado juntos ha sido increíble, compartimos más cosas que el trabajo, compartimos risas y a veces disgustos por ambas partes, pero seguimos siendo Adam y Caroline eso es lo que importa. A veces pienso que somos más que eso pero no quiero ilusionarme, es que encajamos tan bien en todo que me da miedo.
venimos en su mercedes, él manejando vestido informal, con el pelo desarreglado y los hombros relajados, me sonríe a cada nada y eso es mi gesto favorito de él, ¿por qué? Porque podrá estar molesto Con todos pero al mirarme veo ese brillo que le resalta. Dunkel viene en la parte trasera y yo, bueno vengo con ropa deportiva, como si fuéramos una auténtica pareja.
ha venido hablando por celular pese a que es sábado, supongo que es algo importante y que esperaba la llamada de esa persona porque ha cogido la llamada con ilusión. Nota mental: preguntarle sobre esa llamada.
cuando la termina me volte a ver.
—¿Lista para ver a tu papá? No soy muy bueno conociendo a las figuras paternas así que estoy nervioso. —lo admite.
—Ya quiero verlo, hace tanto que no vengo y no es lo mismo hacer videollamada que tenerlo en persona. —lo tomo de la mano y le beso los nudillos, —papá es un buen hombre.
—¿No viniste aquí de vacaciones?
me mira, por un breve momento antes de regresar la vista al frente.
—No, papá lo entiende, sabe que me encanta salir de viaje.
—¿Entonces a dónde fuiste?
—Me da mucha vergüenza contártelo.
Me mira con intriga.
—Ahora quiero saberlo todo.
—Fui a Miami, a disfrutar de la playa.
—¿Eso es todo? ¿Por eso te sonrojaste? No tiene nada de malo ir a una playa.
—Yo sé que no, pero esta playa era un tanto diferente.
Detiene el auto y me mira.
—¿dime qué no es lo que estoy pensando?
—No sé qué estás pensando.
Me distraigo abriendo la guantera.
—¿Una playa nudista?
No contesto y volteo a ver las calles.
—¿Es en serio?
—No tiene nada de malo, no me juzgues.
—No te estoy juzgando, simplemente qué…
—¿Qué? es una buena experiencia.
—Bueno, yo aún no existía en tu vida, está bien que hayas cumplido tu fantasía, porque ya no lo harás.
—¿qué? ¿por qué no? Fue una experiencia divertida.
—¿Lo volverías a hacer?
—¡Por supuesto!
Suspira tan fuerte, que creo que se quedó sin oxígeno.
—¿Fuiste sola?
—¡Sí! Adoro los viajes solos.
Me mira.
—Aunque ya tengo dos compañeros.
Acaricio a Dunkel que viene dormido.
—Eres muy liberal, no sé qué haré contigo. Te atare a la cama cada que salga de viaje.
Me imagino otras escenas, atada a la cama.
—podemos ir, es una buena experiencia.
—¡Claro que no! Jamás, jamás, dejaría que alguien te viera desnuda, ya te dije que no me gusta que vean lo que es mío…
—¿Celoso? —me muerdo el labio inferior para no reírme. —además a mí tampoco me gustaría que vieran lo tuyo Y no me refiero a mí.
—¿Estás aceptando qué eres mía?
—Yo hice la pregunta primero.
—Un poquito, ¿de acuerdo? Ahora contesta.
—Un poquito, ¿de acuerdo?
Sonreímos y me besa con delicadeza.
—A una playa no, pero en casa puedes hacer lo que desees; Tampoco prohibiré que disfrutes. Pero solo ante mis ojos. O bueno, ya lo negociaremos luego.
—Ya dijiste, pero entre las olas es mejor, me sentía venus.
—Antes estabas soltera, ahora eres mi pareja, somos un dúo, recuérdalo.
En eso se detiene frente a la casa de mi padre.
¡Soy su pareja! Dios, en mis veintiocho años solo he tenido dos parejas formales…
Golpean la ventanilla y bajo cuando veo a mi padre.
—¡Hola! Mi niña.
Me abre sus brazos y me meto entre ellos, los brazos que han estado siempre para mí.
—Te extrañé, mucho, mucho.
—Igual yo, cada noche. —me dice.
Desde que mamá murió, solo fuimos dos, después él vino aquí, queriendo despegar la mente de la partida de mamá. Nunca la olvido, era su todo lo vi sufrir cada día después de la muerte de ella, y admiro que ante mí siempre mostró su gran sonrisa y apoyo mientras que a él le dolía mucho más. se tuvo que convertir en parte de ella para hacerme feliz, nunca estuve de acuerdo con que no tuviera a alguien más que lo hiciera feliz.
Dunkel le ladra y nos hace volver a la realidad.
—Pero que bonito perro.
—Se llama Dunkel. —le digo.
—Es muy educado.
Mi papá lo acaricia y este sintiéndose en familia se echa en el piso.
—¿Usted no Habla?
Se dirige a Adam, que solo mira atentamente.
—Papá, él es Adam Hoffmann…
—¿tu jefe? vaya, conozco al gran misterioso hombre que ha inspirado a tanta gente. —dice mi padre mientras me mira con complicidad, sabe que lo admiro mucho, —Un placer conocerlo señor Hoffmann, admirable su trabajo espero que mi casa le sea de su agrado.
Adam asiente y le tiende la mano, un gesto que pocas veces lo veo hacer.
—Dígame Adam, y no hay nada mejor que una casa con el toque hogareño, el placer es mío.
—Mucho gusto, hijo, soy Thomas Cooper. pero me puedes decir, Tom, Tommy, señor Cooper, o como prefieras.
Le sonríe y Adam asiente.
—Ya veo que no hablas mucho, —se rasca la cabeza, nervioso—espero qué si sepas escuchar, Caroline habla hasta dormida y yo soy un poco igual que ella.
—¡Papá!
—Así qué si un día duermes con ella, no te asustes si habla, se le pasará.
Adam asiente mientras nos ve, con su cara seria.
—ven muchacho, debes tener sed.
Dunkel y él se encaminan al jardín.
—¿Te sientes bien? Te noto extraño.
—Sí, ya sabes que no soy de hablar mucho.
—Tú no te preocupes, papá lo entiende.
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Editado: 04.03.2024