Lily respiró profundamente y dejó salir el aire con brusquedad. ¿Qué diablos había pasado allá fuera? De pronto TT estaba hablando con tonterías. Sus ojos miraron su cara sonrojada y ni siquiera podía echar su cabello hacía al frente y ocultarlo porque lo mantenía recogido en una cola de caballo. Pasó una mano por sus mejillas y cubrió su rostro.
¡Mierda! ¡Estaba haciendo el ridículo! Poco a poco fue bajando las manos encontrándose con su reflejo entendiendo el motivo de las palabras de TT. ¡Mierda! ¡Estaba respondiendo al reto de saber cómo era ella! ¡Mierda! Lo había olvidado y al escucharlo le había dado miedo porque la había reconocido. Recargó sus manos sobre la superficie del lavabo si un dejar de mirarse.
TT estaría pensado también que era una loca que siempre salía huyendo de él. Una loca inmadura, si. Soltó el aire y buscó el grifo para mojar sus manos con el agua fría y así, quizá regresar mucho más serena y cenar lo más pronto posible para salir rápidamente de ahí.
Con las manos mojadas acarició su cabello alisando su sencilla coleta y suspiró antes de separarse del lavabo dispuesta a terminar la velada lo más rápido posible. Caminó hasta la salida y con nuevos bríos asomó su cuerpo al interior del restaurante. Dió un par de pasos hasta notar que la mesa en la que TT la esperaba estaba ocupada por dos personas más.
TT parecía interesado en lo que ellas decían sentadas una a cada lado de él, ambas con una copa de vino. ¡Mierda! Apretó sus manos en puños furiosa de lo que estaba sucediendo ahora mismo. Sus piernas temblaron ante el deseo de correr hacia el lugar y hacer un escándalo. No tenía miedo, golpearía a cada una de ellas hasta que el maravilloso piso de madera se llenara de sangre y ellas cayeran a sus pies.
Sus ojos se encontraron con los de TT. Él levantó una ceja interrogante, ella levantó los hombros como dándole poca importancia a lo que estaba pasando. ¡Mierda! Después de tantos años y no podía deshacerse de aquellas dos perras que hicieron su vida un infierno mientras el padre de ellas estuvo casado con su madre. Apretó los labios y soltó un suspiro por la nariz tomando valor para acercarse a la mesa y a ese par de víboras.
Regina la miró acercarse burlona a la mesa, un segundo después Romina hacia lo mismo acercándose más de lo permitido a TT.
¡Malditas rameras! ¡Las hermanas R no habían cambiado en absoluto! Seguían siendo las mismas. Sonrió apenas y levantó la barbilla como si no le importara que ambas estuvieran sobre TT.
–¡Vaya! Tenemos compañía.
–No me dijiste que tenías dos hermanas...
–No las tengo – evitó a las mujeres junto a él –. Gracias al universo.
–Debes dejar de ser grosera Liliana – reprendió Romina fingiendo estar escandalizada –. Han pasado algunos años y sigues siendo la misma. No me sorprende, nunca has dejado que nadie...
–Se ve delicioso – Lily señaló el filete y se sentó preparándose para probar los alimentos ante ella.
–¿Lo ves Thomas? – el dedo acusatorio de Regina la señaló –. Después de tantos años de excelentes escuelas a las que Sarah la envió no aprendió nada. Es una maleducada.
Lily evitó hacer caso a los comentarios y tomó el cuchillo y tenedor cortando bocados pequeños y llevarlos a su boca.
Estaba segura que si los cortaba más grandes iba a ahogarse.
–Tenías razón Thomas, esto es muy rico.
–Puedes comportarte como una niña malcriada pero no puedes evitar esconder lo que nosotros sabemos de ti – anunció Regina arrogante –. Estoy segura que Thomas no sabe nada, ¿le has estado ocultando cosas de tu pasado?
Lily le dio otro mordisco a un champiñón con salsa y limpió su boca con la servilleta de algodón junto al plato. Estaba consciente de las tres miradas sobre ella.
–Como la vez que golpeó a un profesor ante toda la escuela – reveló Romina con desagrado –. Inventó que la tocó inapropiadamente. ¿Cómo puede ser? Aunque después de todo ella tenía una fama de chica fácil en toda la escuela.
Lily hundió en su boca algunos pedazos de ensalada y masticó de tal manera que sus dientes trituraran los vegetales y se escucharán fuertes y claros.
–Si, todos lo sabían – Regina relamió sus labios ansiosa de arrojar su veneno –. No perdía el tiempo de meterse con cualquiera.
Lily sostuvo con brusquedad la copa con agua y le dió un trago antes de seguir con un nuevo bocado.
–Había rumores de que lo hacía hasta con el conserje de la escuela – la voz burlona de Romina se elevó un poco –. No cabe duda que ella y su madre eran de la misma calaña.
–Esa es la razón por la que tienes que saber con quién te estás metiendo – Regina se mostraba ansiosa y encantadora al dirigirse a TT –. No eres un hombre que se deje engañar. Ella y su madre sólo buscan aprovecharse del dinero, lo han hecho por mucho tiempo. Mi padre cayó en la trampa de Sarah y de Liliana, ¡gracias a Dios que se dió cuenta a tiempo! La apartó de su vida. Deberías hacer lo mismo, ella no merece la pena.
Lily revolvió lo que quedaba de su ensalada en la salsa y levantó la mirada hacia TT.
–¿Puedo probar un poco de ese vino?
–Por supuesto.
TT no mostraba absolutamente nada en su rostro. Ella observó como servía el líquido púrpura intenso en la copa y al terminar se la tendía sin dejar de mirarla. El!a notó la tensión en su mano y alargó la suya que tembló un poco cuando la sostuvo. Se la llevó a los labios de inmediato temiendo manchar el mantel.
Estaba consciente de las miradas sobre ella. Bebió el vino como si fuera agua, no respiró en el proceso hasta que terminó la última gota. Limpió sus labios con la servilleta exagerando sus movimientos y llevó el bocado en el tenedor hasta la boca.
–¡Dios! ¡Lo que faltaba! – Romina hizo un gesto de asco en su bonito rostro –. No me sorprende que te hayas convertido en una borracha...
–¡Suficiente!
TT habló. Las hermanas se sobresaltaron un poco y se recuperaron de inmediato. Había burla y autosuficiencia en sus bonitas caras. Lily estaba segura que TT había caído en el hechizo de las hermanas R. Masticó con menos bríos. Ahora mismo la comida con sabor a cartón no estaba siendo su favorita.