Sonrío comprendiendo lo que ocurre. El cetro absorbe la fuerza del rival y se lo da al portador, pero ¿siempre será así? Lo mejor será no depender de la gema que porta otra persona.
La súcubo hace que la neblina rosa se solidifique y se forme una especie de látigo que en la punta se divide en dos mientras me ve molesta. Levanta el brazo con la intención de golpearme, pero uso el poder oscuro de mi sombra para desviar su golpe. Decidida corro hacia ella para darle una patada, pero me detiene un sujeto que tiene los ojos rosas. Veo hacia el suelo notando que el círculo de luz que me dejo mamá se está acabando, por lo que ahora ella tiene una pequeña ayuda más para que no le detenga de sus planes. El hombre que está embrujado por ella me toma por el tobillo, da un giro y me lanza hacia una pared cercana, mas la sombra de papá me atrapa para evitar que me haga daño con el golpe. Aprovechando a mi guardián, lo uso como resorte para acercarme a la súcubo con gran velocidad. Ella claro intenta detenerme con su látigo, pero aprovecho de anclar el cetro en el suelo cuando lo arrojo entre nosotras para hacer de la luz un escudo con el rastro de poder luminoso que queda de mamá. Ella claro se sorprende de lo que acabo de hacer, así que aprovecho esos pocos segundos de impresión para sujetarla con mis sombras, golpear fuertemente su estómago y dejarla desmayada sobre una sombra de papá.
La pelea no duró mucho, de hecho, no puedo decir que está súcubo fuera una oponente competente, aun así, se las arregló para poder contaminar con su poder a un corto número de hombres. Lo que sí me parece sorprendente es que fuera capaz de embrujar a un hombre lobo de clase Alfa que ya encontró a su pareja, y para el colmo, el chico en cuestión es el mate de la princesa. Veo en mi muñeca el reloj, notando que todavía tengo unos minutos antes de que papá venga por mí, así que solo camino hacia la princesa mientras tomo el cetro en mi mano. Una vez estoy cerca el lobo y el zorro ya recuperados, se transforman en su forma animal para ponerse en mi camino, uno es un lobo negro grande como de dos metros, mientras que el otro es un hermoso zorro blanco de ojos amarillos con dos colas y con una tercera que le está creciendo. Ambos están mostrándome sus colmillos para que no me atreva a acercarme a la princesa y hacerle daño, pero al ver el cetro en mi mano, la misma princesa los tranquiliza poniendo una mano sobre sus lomos mientras me ve desconfiada porque aún no muestro mi rostro.
—Te agradezco por lo que hiciste, joven heroína. —Alaga la princesa con una dulce voz que no empaña su liderazgo con su humildad.
—No se preocupe alteza. —Digo arrodillándome frente a ella mientras pongo el cetro en el piso, el cual deja de emitir la combinación de luces que tenía —. Mi deber como ciudadana de la nación es siempre cuidar mi tierra.
—Sus bellas palabras de seguro le abren muchos caminos, joven señorita. Pero si mal no tengo entendido, la criminal se dirigió a usted como Yaira Nikols, y me gustaría ver el rostro de la persona que nos salvó hoy.
Aprieto mi mano en un puño sintiéndome intranquila, pues cuando papá se entere de que no cuidé mi identidad me va a hacer reflexionar. Aunque yo creo que al final se iba a enterar tarde o temprano, igual debía mantener un perfil bajo. Suelto un suspiro mientras llevo ambas manos a la máscara de zorro que oculta mi cara y la retiro con suavidad mostrando mis ojos rojos que de seguro centellean por haber usado mi poder sin una gema, pero esto no parece asustarle porque ella me ve sorprendida.
—Sorprendente, es la primera vez que veo tanto equilibrio entre la luz y la oscuridad. —Dice acercándose para poder ver fijamente mi rostro —. Un rostro tan agraciado como el tuyo merece una recompensa de su calibre. —Toma su cetro —. Por favor, acom…
Se interrumpe a sí misma cuando la sombra guardiana que me puso mi padre se levanta, me abraza por la cintura para absorberme y me transporta hacia mi hogar. Dejando atrás a una sorprendida chica que me iba a recompensar, y que, a pesar de la muestra de poder de mi padre, ella no se ha asustado.
—Gracias por sacarme de ahí. —Digo sonriendo a mi padre que me está abrazando.
—Debías mantener un perfil bajo. —Suspira cansado de repetirme siempre lo mismo, pero después muestra una sonrisa de orgullo —. Pero lo hiciste bien Yani.
Le devuelvo la sonrisa al momento en que él me despeina un poco haciendo que el resto de mi familia aplauda feliz.
—Papá, no creo que pase nada raro, ¿verdad? —Pregunto al pensar en lo que iba a decir la princesa.
—Hablaste de frente con alguien de la realeza a pesar de no ser noble, eso ya es raro. Pero si te viene a buscar porque la salvaste, considérate afortunada, es una rara igual que tú. —Dice divertido y caminamos juntos hacia nuestro hogar.
Sí, lo cierto es que no creo que exista nadie tan raro como yo.
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Editado: 27.11.2024