ASHTON 🍂
Me encontraba preparando mis cosas para la audición de hoy. Mi padre insistió que me trasladara a la universidad de Toronto, no me pareció nada malo, pero sabía que esa universidad tenía muchos beneficios y buenos maestros. Antes de salir de la habitación busque mi móvil y mi púa de la suerte que siempre llevaba en el cuello. Mis padres se encontraban desayunando; sabía que mi madre empezaría con su interrogatorio, pero trato de no mostrarme nervioso.
—Buenos días cariño ¿Cómo te sientes? ¿te duele algo? Si es así, puedes dar otro día la audición.
Dice mi madre nerviosa, pasándose la mano por el cabello mientras trata de desenredárselo.
—Zara, nuestro hijo es muy bueno, hay que confiar en él.
Mi padre se acerca a ella para calmarla.
—Sé que lo harás bien —se dirige a mí y me da una palmaditas en la espalda.
Yo solo asiento nervioso, y tenso. Salgo de casa lo más rápido con la guitarra en el hombro. Ya en la calle, en medio de la acera, me pongo mis auriculares y empieza a sonar Teach Me How To Love.
Es una de mis canciones favoritas que habla de como una persona le dice a la otra que le enseñe amar, que quiere hundirse en ella como si fuera el mar, y su cuerpo es como un mapa que desea explorar.
Yo nunca he buscado un amor como el de la canción, me abre hundido en muchos mares, pero en ninguno me he sentido profundamente entregado; en realidad no era bueno para el amor, nunca buscaba algo serio, o tal vez… no estaba diseñado para el amor.
Trato de salir de mis pensamientos cuando me doy cuenta que estoy cerca de la universidad, las flores y árboles que me rodeaban transmitían muchas cosas, como los sentimientos y emociones.
Las estaciones trasmiten mucho en la vida de cada uno, como esos amores de verano o de primavera. Y la verdad era que ninguno de esos dos era mi estación favorita.
Trato de dejar de pensar en esas cosas y me centro en la audición, y la verdad que por dentro me sentía nervioso ¿Quién no? Pero sabía que este era algo normal, así que traté de tragarme mis miedos y los encerré con candado y llave en mi corazón.
Mi vista se dirige a una chica que venía corriendo a lo lejos, al parecer se le habría echo tarde; ella llevaba un vestido floreado, unas botas peculiares que al parecer una de ellas no estaba atada. Mi móvil vibro a mi costado y me di cuenta que yo también llegaría tarde su seguía mirando aquella chica, pero de la nada la chica desapareció. No le tome importancia porque pensé que ya habría llegado así que cuando llegue a la universidad guarde mis auriculares en el bolsillo y me dirigí al auditorio.
El auditorio se encontraba a oscuras, subo al estrado sin tratar de no caer y dejo mi guitarra en una de las sillas que estaban ahí. De la nada las luces se encienden y doy un pequeño salto por el susto.
—Tienes 5 minutos —dice el maestro sentado en unas de las butacas.
Asiento y saco mi guitarra rápidamente, mis manos sudan y la sangre en mis venas corren rápido y no dejo de pensar en la última persona que me dijo que no era bueno en lo que hacía.
Me levanto de la cama rápidamente dándome cuenta de que horas eran.
—Todavía es temprano —dice somnolienta la chica que se encontraba en la cama.
—Tengo que practicar para mi audición.
Dije mientras me ponía los pantalones y buscaba uno de mis zapatos; se siento en la cama para poder atármelos, pero ella me abraza por detrás tratando de que me acueste con ella.
No recuerdo su nombre exactamente, anoche me pasé de copas y simplemente me fui a la cama con ella, ninguno de los dos se opuso, tal vez ella buscaba lo mismo que yo. Satisfacernos.
—Practicas por una tonta audición. —dice con voz obvia.
Creí que todavía seguía algo ebria, pero al parecer no.
—No es una tonta audición, es algo importante para mí. Pero como vas a saber eso si solo te follas a todo el que te sonríe cuando entra a un bar.
Dije enojado, no permití que se burlaran de lo que hacía, de lo que me apasionaba, algo que era mi vida entera.
—Claro —se levanta de la cama con la sabana envuelta—, así como te acostaste conmigo, y no soy cualquiera. —dijo enojada.
Camino hasta la puerta de su habitación y la abrió. Sin decir nada, cogí mis cosas y salí de ahí lo más rápido.
Eran las 5 de la mañana, mi móvil no tenía batería y mi chaqueta se había quedado en la habitación de esa chica. Estaba caminando solo por la noche, todavía era invierno y me estaba muriendo de frio. Frotaba mis manos para generar calor, pero era inevitable.
Mis padres confiaban en mí, en mis habilidades; pero yo no confiaba en mí, había un vacío en mí que siempre que lo toco, se siente profundo, pero no dolía porque no sentía nada. Si todo iba bien ¿Por qué me siento mal?
«A este rompecabezas le falta una pieza», pensé.
Todavía me sentía algo mareado y no sé cómo llegue a casa. Ya en mi habitación me desdice de lo que llevaba puesto y simplemente me sumergí en mis sueños.
Volví a la realidad cuando el maestro dio la orden de que comience, mis manos estaban ya listas para tocar…
—¿Sabes tocar otra cosa que una guitarra acústica?
Dice y eso me hace entrar en pánico, ¿acaso quería que tocara otro instrumento?
—Eh… se tocar la guitarra eléctrica también.
Dije con algo de miedo, pero la verdad es que me había preparado con la guitarra acústica.
—Bueno entonces empecemos por lo fácil —dice tajantemente.
¿Por lo fácil? ¿A caso se estaba burlando?
—Disculpe maestro, pero no he traído ese instrumento, yo pensé que…
—Ahí hay una —señala a mi costado —, acóplese a ella.
Dejo mi guitarra a un lado y agarro la otra; busco en mi memoria alguna canción para poder tocar hasta que se me ocurre Hold the Line.