…
Lìān estaba en su cuarto, encerrado. Aparentaba estar dormido, pero en realidad se encontraba viendo al techo, acostado en su cama y pensando en todo lo que le deparaba el futuro el haber quedado en la Yuèguāng dàxué, cosa que era de mucho orgullo para todos en su alrededor. Al menos para la mayoría.
Faltaban unas horas para que se fuera al aeropuerto y no tenía siquiera deseos de empezar a hacer su rutina de diario. Una parte de él no deseaba irse, no tan pronto.
Decidido, al final se puso de pie y comenzó a hacer ejercicio como de costumbre, todo en silencio para no molestar a su madre, la cual ese día pidió llegar tarde al trabajo para acompañar a Lìān a tomar su avión.
Mientras hacía lagartijas, al ya estar sudando, bajó el ritmo del esfuerzo que estaba haciendo, cosa que le permitió poner atención a su alrededor y consiguiendo escuchar que alguien estaba en su casa, además de su madre. Su voz era inconfundible, por lo que el chico decidió poner atención.
—¡Es tu responsabilidad! ¡Siempre lo ha sido! Ese muchacho no es más que un torbellino de problemas, y aunque haya quedado en la Yuèguāng dàxué, sé que únicamente nos traerá vergüenzas. Esto no son buenas noticias —mencionaba la voz de una mujer mayor, cosa que hizo enojar a Lìān.
—Discúlpeme, señora Wú, pero le he tolerado muchos años ya de insultos y desprecios. ¡Nada de lo que hacemos le parece! —respondió la madre del muchacho, un tanto fastidiada.
—¿Cómo quieres que me dé gusto algo de lo que hagan si sólo traen desdichas, 李精菲(Lǐ Jīngfěi)? Wú Lìān será muy inteligente, pero es desordenado, desobediente y grosero. ¡Ha sido maleducado por ti desde pequeño! ¡Debiste tener mano dura con él!
—¿Cómo usted la tuvo con mi padre? —preguntó el chico, lo que llamó la atención de su madre y la mujer mayor, justo al momento de introducirse a la sala de su hogar.
—¿Ves lo que te digo? ¡No te puedes meter a conversaciones ajenas y menos de adultos! —reclamó la mujer mayor, enojada.
—¡Ya basta, Nǎināi! ¡Ya no soy un niño! Ya no te pedimos absolutamente nada. No sé porque sigues viniendo a hacernos la vida imposible.
—¿Qué ya no me pides nada? ¡Jo, jo! —mencionó de manera irónica la vieja—. De no ser por mí, tu madre te hubiera abortado. Yo fui quien autorizó a que te dieran el apellido de tu padre y no fueras un simple 杂种(zá zhǒng)[Bastardo]. Le di a tu madre un hogar, le ayudé muchas veces con sus deudas y cuidé de ti cuando eras un bebé. ¿Y cómo me lo agradeces? ¡Mírate! ¡Levantándome la voz y criticándome! —destacó la mayor, para luego regresar la vista a la madre de Lìān—. El día que 狞衷(Níngzhōng) me dijo que había embarazado a una estudiante de leyes creí que mi vida podría ser más simple. Luego cometiste error tras error y yo ya no vi retorno en esto. Mi hijo siempre fue un mal agradecido y envidioso. Yo sólo espero que le hagas ver a dónde te lleva eso a Lìān —explicó con más calma la mujer, suspirando.
—Señora Wú, por favor, ya no se preocupe por nosotros. Sé que Lìān no es el mejor ejemplo de joven, pero sé de sus talentos y de su gran corazón. Estoy orgullosa de él por ello.
—¡No importa el corazón! ¡Importa que sea responsable, trabajador y educado! El corazón a veces sólo trae desgracias a las familias en este país. —La señora volteó hacia su nieto, mismo que la veía con mucho desprecio, al igual que ella a él.
…
La moto del joven ingeniero se detuvo enfrente de los dormitorios de las chicas, para pronto bajar Xiāohuàn del vehículo y entregar el casco al muchacho, un tanto apenado de buenas a primeras.
—Muchas gracias por todo lo de hoy. Aunque fue muy poco, me la pasé muy bien —explicó Lìān al médico, el cual se sonrojó un poco y bajó la mirada al tomar la correa de su mochila que colgaba tras su espalda.
—No, no digas eso. Fuiste tú quien me trajiste hasta acá y mostraste las luces. Soy yo quien debería estar agradecido —aclaró Xiāohuàn con una pequeña sonrisa, misma que enamoró más al de azul.
—Bueno, ¿qué te parece si mañana paso por ti? ¡Prometo que ahora sí regresaremos directo a los departamentos! —propuso el chico, contento, y aunque alegró la noticia al de medicina, también le pareció una mala idea.
—No creo que sea bueno hacer eso, Wú Lìān. —Comenzó a mencionar Xiāohuàn, desconcertado el alto. —Siendo honesto, sales una hora antes que yo. No me parece justo que vengas por mi desperdiciando una hora de tu día. Será mejor vernos en otras ocasiones donde nuestros horarios coincidan. ¿Sí? —La consideración del joven dejó maravillado a Lìān, el cual puso su mirada al frente muy feliz y respondió.
—¡Me parece perfecto! Te enviaré mensaje cuando llegue.
—Sí, gracias por todo. ¡Wǎn'ān!
—¡Wǎn'ān! —Ya despedidos, Lìān arrancó y dejó a solas al muchacho de blanco. Dicho se introdujo a los departamentos con una enorme sonrisa, por completo alegre de lo que había ocurrido en la noche. Algunas personas vieron la escena, mas no alcanzaron ver de quién se trataba en realidad la persona de la moto.
Entre las chicas, se hallaba Měiméi, que estaba hablando con su amiga en el momento de ver todo lo ocurrido y tratando de teorizar de qué se trataba.
Měiméi: Definitivamente era un chico de ingeniería quien lo trajo.
Yuèzhé: ¿Cómo es que conoce a alguien de esa facultad? ¿Los de medicina siquiera pasan por allá?
Měiméi: No lo creo. Tal vez sea otra persona de Ānhuī.
Yuèzhé: ¡Nǐ fàng pì! Seguramente alguien más de allá consiguió entrar. Él tiene suerte.
Měiméi: No lo sé, deja preguntarle.
Al acercarse, la chica guardó su móvil e interceptó al muchacho de piel oscura, el cual la vio y sonrió leve al saludarla.
—¡Hāi, Yóu Měiméi!
—¡Hāi! ¿Qué tal tu día? ¿Cansado?
—No del todo. Fueron bastante normales las clases, aunque sí tenemos mucha tarea.
—Ya veo —continuó la joven acompañando al chico a subir el edificio por el elevador y continuando con la plática—. ¿Qué tal estaban los mántóu que recibiste en la mañana? —Aquella pregunta sonrojó al médico, y Měiméi alcanzó a notarlo. —¡Lo sabía! Tú sabes quién te los envió, ¿cierto?