Primer Y Único Amor

Capítulo IV: Curiosidad

Amelie Parks                                 11 de setiembre de 2018

Estaba todo oscuro y no había ningún sonido.

— Hola, hay alguien aquí — grité, esto me comenzaba a asustar un poco, di un par de vueltas pero no había nada alrededor

Entonces escuche un crujido, y al darme la vuelta ahí se encontraba una puerta.

— Juraría que antes eso no estaba ahí — pensé pero mis

Todo estaba oscuro al entrar.

— Lizzi espera — un grito se escucho a lo lejos.

Entonces escuche las pisadas, un frenazo, un golpe, los gritos y el llanto.

— ¡¡Lizzi!! — un grito a todo pulmón, no sabia porque, pero ese apodo me sonó extrañamente conocido.

Y de pronto todo se volvió negro y un punto blanco se movía.

— Lizzi por favor no te vayas, quédate conmigo — escuche.

Y entonces empezaron a escucharse voces, ritos, llantos, peleas y demás. Era tan abrumador que cerré los ojos y cubrí mis oídos, cuando los abrí todo estaba oscuro nuevamente, me percate de que había comenzado a llorar de la nada.

Alguien tocó mi hombro y cuando me di la vuelta la persona me abrazó, era raro se sentía bien y de pronto se alejó tanto que dolía.

Entonces desperté, sudada y sobresaltada.

<Esto era muy raro, nunca había soñado algo así >.

— Todo había sido un sueño, pero se sentía tan real — mire la hora y eran las cinco de la mañana, decidí salir a correr para despegar mi mente o eso quería intentar.

Pero no podía dejar de pensar en ese sueño o era una pesadilla, la verdad no tengo idea, pero pienso descubrir quien fue el que grito ese apodo. Recuerdo que alguien me llamaba así cuando era pequeña pero no puedo recordar quién, esto es demasiado abrumador.

Decidi mirar a mi alrededor para no seguir pensando en eso, era lindo correr por las mañana, era muy tranquilo y los lugares eran muy hermosos.
Al llegar a casa estaban todos desayunando.

— Y bien, ¿Qué vamos ha hacer con eso? — escuche que preguntó April.

— No lo se, solo hay que mantenerlos lejos — comentó Anabella.

—No debe saber que volvió, entendido — ese era Eban.

— Sí, mantendremos esto en secreto — esa voz era de Derek.

— Yo me encargaré de mantenerlo alegado de ella — dijo April.

Escuche como se movían las sillas y decidí seguí mi camino hasta mi habitación para bañarme.

<Es obvio que hablaban de mi, pero quien será la otra persona >.

Tenía muchas preguntas y pocas respuestas, necesitaba encontrar respuestas.

— Buen día — dije, todos en la habitación me devolvieron el saludo.

— Buen día belleza — dijo Alex y me guiño un ojo, no pude evitar reír ante tales bobadas de parte de él. Me senté en mi lugar habitual y comencé a desayunar.

— ¿Dónde estabas Amelie? — preguntó Eban.

— Salí a correr — dije tranquila, el solo asintió.

— La próxima me avisas y voy contigo, como crees que mantengo esta espectacular figura — dijo Alex posando y modelando, haciéndome reír y a todos.

— De acuerdo la próxima vez, te llamare a las cinco de la mañana para que salgamos a correr — al terminar la oración el ya estaba haciendo puchero.

— Tan temprano, no puede ser como a las nueve — dijo con una sonrisa.

— No — dije y el comenzó a hacer una rabieta, parecía un niño chico. — A las seis, puede ser — dije y el negó.

— A las ocho — dijo y negué. — Vamos Ame no seas mala, como crees que mantengo esta cara tan perfecta, porque te aseguro que durmiendo mal no — me hizo reír con las bobadas que decía.

— Pensé que usabas mucho maquillaje — comenté con burla, el abrió su boca y coloco una mano en su pecho haciéndose el ofendido.

— Como te atreves, haz herido mis sentimientos — dijo con cara de cachorrito herido.

— O Por Dios!, No puede ser!, herí sus sentimientos de puberto — dije divertida.

— Como te atreves mocosa malcriada, a tu habitación en este instante — dijo Alex haciéndose la madrastra mandona. — Y cuando venga tu padre hablaremos seriamente de tu comportamiento mocosa — al terminar la frase ambos nos miramos y estallamos en carcajadas, al igual que todos los presentes. Excepto April por obvias razones. Es aburrida

< No entiendo cual es su problema >

— Chicos, cuando terminen de desayunar deben esperar a la señorita Esmeralda, ella les sacara las medidas para sus uniformes — dijo Anabella. — Y no quiero problemas entendieron, sobre todo ustedes dos — nos señaló a mi y a Alex.

— Que problema podríamos provocar nosotros abuelita — dijo Alex inocente, o eso quería aparentar.

— No te preocupes Anabella, no causaremos ningún problema — dije y ella arrugó el seño.

— Querida puedes llamarnos abuelos, después de todo es lo que somos — comentó.

— Lo siento, todavía no me acostumbro — hable rápido.

— No pasa nada querida —.

— Bien nosotros nos vamos y recuerden que nos informaran de todo lo que pase en cuanto venga la señorita Esmeralda, así que les recomiendo se comporten — todos asentimos.

— De todos modos Derek estará con ustedes — el susodicho que estaba dándole un sorbo a su café, escupió todo en cuanto Anabella terminó la oración.

— ¡¡Que!! Esto debe de ser una broma, y en mi opinión una de muy mal gusto — hablo indignado.

— No estamos bromeando hijo, te quedaras aquí y veras que los chicos no le causen problemas a la señorita — habló Eban haciendo que Derek dejara de reprochar, y simplemente se moviera de mala manera en la silla.

— Ella tiene un serio problema y para aclarar un serio problema con tratar de seducirme — habló disgustado. — Cada que viene quedó más traumatizado — dijo haciendo como si tuviera escalofríos.

— Solo vigílalos y déjate de dramas — fueron las últimas palabras de Anabella antes de salir de la sala con Eban.




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