-¿Quieres ir al pueblo conmigo? -en cuanto las palabras salieron de la boca de mi padre me quedé estupefacta. ¿Acababa de escucharlo bien?.
-Voy a ir al supermercado y...
-Si -respondí
Cuando era pequeña íbamos en familia, parecía como una pequeña tradición y me encantaba. Mi hermana y yo recorríamos la tienda en busca de dulces mientras mi padre y mi madre buscaban lo realmente importante, luego había una pequeña discusión por las cosas que mi padre no nos quería comprar que terminaba con él poniéndonos algún reto para poder conservarlo.
Es increíble cómo se pueden extrañar tanto algunas cosas que parecían no tener importancia.
Nos subimos al auto y arrancó camino al pueblo. Íbamos en silencio, pero el ruido de la camioneta y sus constantes bailes al ir por el sendero pedregoso hacían que no fuera tan incómodo.
Una pregunta que hace días me seguía rondando la cabeza se me cruzó por la mente y la solté sin más.
-¿Voy a seguir viviendo con mi tía hasta que acabe la universidad? ¿o quieren traerme para acá?
-Seguirás viviendo con Miriam, a menos que quieras lo contrario -me miró unos segundos y volvió la vista al camino.
Asentí.
-¿Vas a continuar viniendo visitarnos igual?
-Eso creo -no podía decir que si porque aún no estaba del todo convencida de querer volver, pero aquí estaba Anthony y esa era una gran motivación para mí.
Cinco minutos de silencio.
-¿Por qué me llevaste a vivir con ella? -solté con cuidado. -Nunca lo he entendido.
Pensé que se enojaría, pero no pareció afectarle en absoluto la pregunta, de hecho, parecía saber que iba a preguntar porque respondió en seguida.
-Pensé que sería lo mejor para ti. Nosotros estábamos lidiando con la situación de María y no teníamos cabeza para cuidarte, además, no quería que pasaras por ese dolor.
Medité sus palabras, ¿lo mejor para mí? ¿Por qué habría pensado eso sí lo primero que hice cuando me enteré que iba a vivir con mi tía fue echarme a llorar? Me gustaba vivir con mis padres aquí y también tenía amigos que quería. Quedarme aquí era lo mejor, sin embargo, terminé yendome y perdiendo a mi hermana, a mis padres y a mis amigos el mismo día.
-¿Y qué pasó después?-
-Después…- se quedó en silencio y pareció elegir sus palabras con sumo cuidado -Seguí pensando lo mismo, que era mejor para ti estar lejos de aquí
-¿Por qué? Si ya había pasado todo.
-No había pasado todo. No ha pasado todo -Sus palabras me confundieron.
-¿A qué te refieres? -lo pensó un momento y desvío el tema.
-¿Te gusta ese amigo tuyo… Anthony?
-No -respondí en automático, pero era mentira y como no me la creyera sé que tendríamos una buena discusión.
Se relajó.
Entonces lo entendí. No ha pasado todo porque sigo siendo amiga de Anthony y si se nos ocurriera tener algo más sería como repetir la historia.
A eso es a lo que mi padre le tiene miedo.
-¿Por qué lo pusiste a acompañarme si creíste que me podría gustar? -pregunté buscando algo más para confirmar la historia
-¿Aceptarías a alguien más junto a ti todo el día?
Ahora que lo pregunta tiene mucha lógica
-No
-Ahí tienes tu respuesta.
-Pero creí que no querías que estuviéramos juntos
-Era eso o dejarte vagar sola por las montañas, así que el chico me pareció buena opción. Es tu amigo y espero que te esté cuidando.
-Si, me está cuidando -demasiado bien.
Lo último lo dije en mi mente y recordé la escena de hace unos días en el río.
Dejé de hacer preguntas todo el camino y me perdí en mis pensamientos. Era curioso que pasara casi todos los días con Anthony y a pesar de eso lo extrañara a la primera que no estaba a mi lado, ahora por ejemplo, él estaba para unas tierras trabajando con su padre, lo significaba que no nos veríamos en todo el día y seguro al siguente tampoco.
Que tortura.