Primeras Veces

Capítulo 18 (final)

Pensé tantas veces lo que pasaría cuando lo tuviera delante y ahora que estábamos aquí, el uno junto al otro, simplemente no podía hablar. Lo miraba y olvidaba por qué me había enojado en primer lugar.

-¿Por qué me seguiste? -hablé al fin.

Sabía perfectamente que lo probable era que mi padre lo hubiese mandado.

Ahora que sabían que hacían tratos extraños entre ellos, la razón me decía que no debía confiar en Anthony, pero el corazón me decía “Cristina ¿Qué no ves? es Tony” y mis barreras caían.

-Ya sabes la respuesta a esa pregunta -Evitó mirarme y llevó la vista al paisaje que se abría paso delante de nosotros. -No me gusta que andes por ahí sola.

Permanecí con la vista puesta en su rostro decidiendo si debía creerle o no.

-No necesito que me cuides -Sonó más rudo de lo que hubiese querido, pero él no pareció notarlo.

-Tienes razón. Tú no lo necesitas, pero yo sí -Percibí cierta tristeza en sus palabras, pero probablemente fue producto de mi imaginación porque en cuanto nuestras miradas se encontraron él sonrió de lado y cambió el tema.

-Llevabas dos días sin salir de casa, ¿Está pasando algo? -Negué con la cabeza y dejé de mirarlo para empezar a juguetear con la yerba.

-No, todo está perfecto. Solo no quería salir. A cualquiera puede pasarle.

-¿Estás segura?

-Completamente

-Sabes que estoy aquí por cualquier cosa.

Asentí levemente.

Una parte de mi le creyó y se alegró porque dijó eso, pero la otra empezó a preguntarse qué tan sinceras eran sus palabras, qué tan interesado estaba realmente en mi vida y hasta qué punto le contaba mis cosas a mi padre, entonces comprendí que las cosas no volverían a ser como antes, por más que quisiera siempre iba a haber una parte de mi que dudaría de lo que me dijera.

Hace tres días pensé que todo se arreglaría, que mi relación con mi padre podría cambiar y tal vez me hice la idea de que podría tarde o temprano tener algo más con Anthony, pero ahora estaba segura de que nada de eso iba a suceder y dolió porque así es la verdad, dolorosa e inevitable.

-¿Estás saliendo con Mari? -Pregunté buscando otra verdad que diera directo al corazón para convencerme más de que no teníamos futuro.

-¿Perdón? -No parecía ofendido sino sorprendido.

-Anthony no te hagas el tonto, entiendes lo que quiero decir -Se removió en el suelo.

-Pues no, la verdad es que no lo entiendo, ¿Cómo puedes pensar en eso cuando tú y yo…? -Se detuvo y se pasó la mano por el pelo probablemente dándose cuenta de que no teníamos nada, de que no habíamos pasado de unos besos que para él no tenían importancia y para mí tal vez tenían demasiada.

Soltó el aire.

-No tengo nada con nadie -dijo al fin.

Por un segundo pensé que se pondría de pie y se marcharía furioso como hacía siempre, pero no lo hizo. Seguía sereno o eso aparentaba.

-¿Crees que te besaría si estuviera con ella?

No, eso era una tontería. Sin embargo, desde que escuché su conversación con mi padre no sé que creer de él.

-Teníamos tres días sin vernos. Todo puede pasar en tres días.

-Estoy aquí contigo, nada ha cambiado -Me tomó de la mano.

Para mi sí, las cosas habían cambiado y Anthony pareció notarlo cuando alejé mi mano de la suya.

En su mirada se encendió una chispa que parecía ser una mezcla de miedo y angustia tan homogénea que no dejaba identificar cuál de las dos emociones era más intensa.

-Volvamos -dije poniéndome de pie.

Lo último que quería era hablar, sin embargo, él no pensaba lo mismo.

-¿Qué está pasando? -se pudo delante de mí y yo retrocedí un poco porque su cercanía me afectaba.

-Nada. Solo quiero irme.

-Primero pasas días sin salir, ahora haces preguntas estúpidas y para rematar, te alejas de mí -Dio un paso en mi dirección y me obligué a permanecer en mi sitio para no confirmar su punto -¿Enserio piensas que voy a creer que no pasa nada?

Nos miramos por alrededor de un minuto.

Su mirada era intensa y, aunque parecía querer una respuesta también tenía un brillo de ilusión que me hizo pensar que él no quería la verdad, quería que le dijera que todo seguía igual, que nada había cambiado.

Se acercó más a mí, aún mirándome a los ojos, y yo no me aparté porque en el fondo también tenía una chispa de ilusión, quería creer que lo que él le dijo a mi padre no era cierto, que si tenía interés en mi. Que me quería más que a una amiga.

Tomó mi rostro entre sus manos y empezó a acercarse, tan lento que era una tortura. Cuando comprendí que estaba dándome tiempo para que lo detuviera me aferré a él y terminé de cortar la distancia porque necesitaba sentir una vez más sus labios sobre los míos, necesitaba sentir que no había nada más que nosotros dos en el mundo, necesitaba sentirme diferente, llena de vida y, sobretodo, necesitaba sentirme querida por él.



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En el texto hay: miedo, huir, amor amigos pasado

Editado: 24.01.2024

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