CREANDO DUDAS

JOSEPHINE

Los entrenamientos son para mantenernos en condición, ha disminuido la intensidad, puede que, para todos los otros grupos, a mí me exigen el doble, Diego es el encargado de supervisar, entrenarme, mi nana se ha tomado la tarea de asistir a mis entrenamientos por la tarde y supervisar que efectivamente este mejorando.

Me limpio el sudo con una de la toalla de mi bolsa, Andrea me acerca una botella de agua, se sienta con parsimonia y me regala una sonrisa de lado que me indica que fue cualquier cosa menos satisfactoria, con un suspiro de derrota me siento a su lado en lo que golpeo ligeramente mi hombro que se encuentra un tanto afectado - ¿Qué es lo que tienes en la cabeza para que no puedas mejorar?

-No tengo idea de que es lo que estas buscando en mi cabeza – hablo con disgusto, trago un poco sintiendo lo frio recorrer desde mi lengua en una fina línea por todo mi interior, que se vuelve insuficiente por eso apresuro otros dos tragos de agua que se deslizan delicadamente por mi garganta dejando su sensación de frescura, respiro profundamente llenando mis pulmones de aire, lo expulso lento, lento hasta la última partícula de oxígeno que lo llena. Vuelvo a tomar una bocanada de aire - ¿Por qué no admites que soy mala? – la veo con una sonrisa en mis labios.

-Ve a bañarte – me apresura, con una mueca en mis labios le doy a entender que me encuentro molesta por su insistencia en hacerme una experta en combate cuerpo a cuerpo, seguida por ella hasta las duchas, realizo la acción que me han ordenado. Al subir al auto quedo automáticamente dormida, su voz me indica que es momento que me baje del auto, me estiro perezosamente en mi lugar, tomo mis cosas de la parte de atrás, arrastro los pies por el suelo sintiendo que mis músculos pesan más de lo que deberían, mis ojos arden porque los mantengo abiertos, dice algo que no escucho, abro la puerta de mi dormitorio quedando dormida profundamente, alguien habla, dice algo, siento que mi cerebro tiene que responder, moverme solo que los ligamentos no obedecen mis ordenes, no soy capaz de sentir mis piernas o brazos, muevo la boca pero no sale ningún sonido de ellos.

Bajo escalón por escalón, uno a uno, un montón de bichos camina sobre mi pierna para alejar la sensación paso mi mano varias veces que no ayuda en lo absoluto, aplico algo de presión para cortar la sensación en toda mi piel, al no funcionar finjo que ha desaparecido, al dar el siguiente paso mi pierna cede ante mi peso, me inclino al lado derecho, en un acto reflejo mi mano izquierda se aferra al barandal sosteniendo todo mi peso.

Luego de algunos segundos logro que mi pierna resista mi peso, avanzo con lentitud al comedor donde todos posan sus ojos sobre mí y yo les muestro mis dientes a modo de saludo, pico un poco de fruta en mi plato, el sabor dulce de la manzana esparciéndose en mis papilas gustativas provocan arcadas, muevo la lengua de un lado a otro dentro de mi boca haciendo que el bolo alimenticio se esparza en mi boca empeorando las cosas, contengo la respiración el tiempo suficiente para reunir la comida en mi boca y tragar en seco, me tomo el contenido del vaso a mi lado que para mi tristeza es jugo de naranja.

-Me voy al colegio – anuncio y salgo, inmediatamente veo como los lobos asignados a mi guardia aparecen abriendo la puerta tomando mis cosas, y otro abre la puerta de la camioneta, subo al auto, sintiendo una sensación de incomodidad, me muevo dentro de mi ropa, la sensación de ella es incomoda a mi piel, fijo mi vista en la ventana con el objetivo de distraer mi cabeza, fijo la vista en un punto, mi mente viaja a ningún lugar. Cierro los ojos y una imagen se forma en mi cabeza, blanco, blanco, todo lo que veo es blanco luego escucho mi nombre, giro para ver de quien se trata el clic de la puerta me regresa a la realidad.

-Hemos llegado, Luna – remuevo el seguro del cinturón, tomo mis cosas de sus manos, avanzando hacia el interior del edificio, llego a donde se encuentran mis amigas y siento algo diferente en el ambiente, giro la cabeza en busca de eso que siento, al no saber que busco exactamente regreso la atención a mis amigas. Avanzamos unos cuantos pasos hasta que siento el aroma de Zoé golpea mis fosas nasales y me detengo en seco con la boca abierta en un circulo perfecto, los ojos de todas tienen una pregunta “¿Qué sucede?”

Alzo mi cabeza al cuello de Zoe y lo veo claro, la marca de su mate, como me he quedado muda, les señalo mi cuello torpemente con mis manos, pero ellas siguen sin entender, señalo mi cuello y luego el de Zoé quien por un par de segundos parece ruborizarse - ¿Qué demonios te sucede?

-Zoé … cuello – digo como una idiota.

-Josh – me reprende Lys – tu cerebro se atoro – me golpea la cabeza y luego digo.

-Mierda – por el dolor y ver a mi amiga marcada por su mate - ¿Cuándo paso? – la señalo y ella niega con la cabeza para que no siga, pero como no va a suceder continuo - ¿enserio? ¿en serio te has dejado coger…? – cubre mi boca y luego mis amigas nos ven frunciendo la frente, haciendo que sus  bonito rostro se vean arrugados y por primera vez en mis años de conocerlas veo facciones lobeznas en sus rostros, me quito la mano de la boca – Zoé fue marcada – susurro y ellas fruncen el ceño.

-¡Qué? – baja la mano derrotada, la ven y luego olfatean y ella me toma por el cuello arrastrándome a nuestra aula, al vernos entrar todos salen apresuradamente – Habla – le exigen y ella me sienta sobre una de los pupitres.

-No es cierto – dice y yo rio a carcajadas – cállate.

-Ya lo hiciste – la acuso – que no te haya gustado no significa que no haya pasado.

-¿Por qué tienes una boca tan afilada? – me pregunta pero se que no quiere una respuesta, hace un silencio, me acomodo mejor sobre la superficie, todas esperamos a que diga una palabra – comencemos con lo básico – sonrió – lo tiene…- cubre mi boca, las demás ríen a carcajadas, muevo su mano sobre mis labios y digo – como lo veo tienes dos opciones – me cruzo de brazos con suficiencia – lo dices por la buenas o puedo seguir con mis incomodas preguntas que al final del día te van a hacer hablar.