Una enorme sonrisa se apodera de mis labios a la misma vez que las miro a ambas.
— ¡Esto es perfecto! — Dana me da una tímida sonrisa —. Me alegro mucho de que si seas parte de esta manada.
— ¿Tu eres la única de pelaje blanco en tu manada? — Axlin le sonríe con ternura.
— No... — Dana mira sus manos las cuales están hechas puños —. Dos niños de diez años y una adulta de al menos cincuenta y tres — una pequeña lágrima se escapa de sus ojos — uno de los niños está gravemente herido, ya que una manada de lobos nos atacaron cuando veníamos hacía acá.
Le acaricio la espalda en modo de consuelo.
— ¿Quieres contarnos por qué los expulsaron? — pregunto con voz suave.
— Un alfa de una manada de lobos llego diciendo que todo animal de pelaje blanco era signo de desgracia, que tenían que matarlos antes de que nosotros los matáramos a ellos — habla con gran odio — el alfa de nuestra manada nos expulsó por creerle a ese alfa. Mi abuela me hablo de está manada, dijo que ella antiguamente vivía aquí, pero cuando la alfa murió y su hija se casó con otro hombre todos se fueron a diferentes partes. Ella se enteró hace poco de que la princesa de la manada había logrado escapar de las garras de su padre — me muestra una débil sonrisa — de hecho ella quería venir enseguida a buscar a la Alfa de la manada Luna Blanca, pero yo no quise ya que donde estábamos, estábamos bien. — deja que un suspiro se escape de sus labios mientras que pasa una de sus manos por su cabello.
— ¿Tu abuela y los dos niños están muy lejos de aquí?
— No. Se encuentran a escasos kilómetros de aquí.
— Le diré a alguien que te acompañe a buscarlos — me levantó de mi asiento — Axlin ve a ver a Marta, no se siente bien — está asiente con su cabeza y fija su mirada en la mía — vamos.
Las tres abandonamos juntas el comedor. Axlin correo escaleras arriba y ambas con Dana caminamos en dirección a la entrada principal.
— Una pregunta ¿Cuándo es noche de luna llena?
— En tres días princesa — asiento con la cabeza mientras le doy una mini sonrisa.
En tres días tengo que hacer el llamado. Solo tres miserables días.
Ambas caminamos por la fría nieve y cuando llegamos donde se encuentran los lovam, estos se detienen de talar árboles y nos miran.
— ¿Alguien sabe dónde está Luke? — pregunto mientras miro para todas partes.
— Esta en la casa que estamos construyendo — Me responde uno de los chicos.
— ¿Tú te llamas? — le sonrió con ternura.
— Javier — bufa esté — ya me conoces desdé hace tres días y no te sabes mi nombre... que feo
— ¡Ya! — Levanto mis manos — perdón.
Dana suelta una pequeña risa. Ambas nos damos la vuelta y comenzamos a caminar rumbo a la casa.
— ¡Luke! — lo llamo cuando logro verlo en el techo de la linda cabaña que están haciendo.
Este me mira y me sonríe ampliamente, baja del techo de la casa de un solo salto y se acerca a nosotras. Luke solo viene con unos pantalones cortos y dejando al descubierto su trabajado abdomen.
— ¿Qué pasa princesa Erin? — me da un pequeño abrazo y yo le sonrió.
— Necesito que alguien acompañe a Dana a buscar a los otros integrantes de su manada que expulsaron — le muevo mis pequeñas pestañas y el ríe.
— ¿Y quieres que vaya yo?
— Eso es justamente lo que quiero.
— Esta bien — me da un último abrazo y se va al interior de la cabaña para luego salir con su ropa ya puesta — listo.
— Luke te ayudara, tu sólo tienes que decirle donde están los de tu manada — ella algo temerosa acepta — cuídense — susurro a la misma ves que estos corren en dirección a quien sabe dónde.
Me doy la vuelta y miro la hermosa cabaña que los lovam están construyendo. Es tres escalones de altura al suelo, tiene un corredor por toda la parte de adelante, mas unas hermosas barandas, a los lados de la puerta hay dos hermosos ventanales, también hay una ventana arriba y eso solo me da a entender que la cabaña es de segundo piso.
— ¿Qué haces pequeña Erin? — La voz de Marck me saca de mi trance.
— Solo miraba la cabaña — respondo — les está quedando muy linda.
— Tenemos pensado en hacer diez cabañas igual a esta — su mirada se posa en la hermosa cabaña — sólo nos tomará tres o cuatro días terminarlas.
— ¿Tan pronto?
— Terminamos esta cabaña en menos de cuatro horas — ríe — recuerda que somos mitad vampiros, nuestra velocidad es impresionante, al igual que nuestra fuerza — asiento con la cabeza algo sorprendida — ¿Impresionada?
— Mucho.
— Tu también con el tiempo serás una chica muy rápida, al igual que muy fuerte — levanto una de mis cejas claramente confundida.