Capítulo 35

Levanto las hojas impresas de institutos que pudiesen aceptarme para la próxima mitad del año.

Intento levantarme en silencio, casi tropiezo y hago que la biblioteca antes en silencio se fije en mí.

—Disculpen —digo y salgo de la biblioteca, estoy segura que han visto la declaración que e hecho esa tarde.

Los árboles están cubiertos de nieve y los empleados se encargan de limpiar la nieve de la entrada, las luces navideñas convierten el ambiente alegre.

La nieve comienza a caer, intento cubrir las hojas impresas para que no se empapen.

—Anwen ¿no creí que fueras así?

—Creí que habías decidido que no existo —digo algo molesta.

—Te apoye cuando te acusaron de ladrona, te apoye cuando todos hablaban de ti, intente que Holder no creyera todo lo malo de ti. Cuando te ahogaste regañe a Crystal y te defendí frente a Holder cuando te acuso de coquetear con Sebastian.

—Suki, sé que lo que dices…. no es cierto.

—No me importa si crees lo que digo o no. Lo que importa es que Holder siente algo por ti.

—Estas equivocada, Holder esta perdidamente enamorado de Evangeline. Pero porque te importa eso.

—Nunca dije que estuviese enamorado de ti. Holder siente por ti lastima, deja de mostrarte frente a él como la pobrecita. Estoy cansada de ver que tiene la responsabilidad de cuidarte, porque, porque estoy enamorada de él desde que soy una niña, a él le gustan las chicas refinadas y delicadas como Evangeline.

¿Enamorada de Holder?

Me mira de arriba abajo.

—Juegas con todos a tu alrededor, finges ser la niña buena, jugaste con Andrew, Holder y todos, me alegra que ahora que confesaste todos verán tu verdadero rostro.

La chica que veo ante mí no se parece en nada a la chica que me felicito por darle un golpe a Sebastian, a la chica que me arreglo para ir a una fiesta, la única a la que considere mi amiga.

Miro como Suki regresa a la seguridad de la biblioteca, la nieva a comenzado a cubrirme.

¿Qué hacía mal que todo el mundo al que conocía terminaba odiándome?

Siento como la nieve a dejado de caer sobre mí, levanto la vista.

Un paraguas transparente esta sobre mi cabeza.

—Te enfermaras si sigues así.

Me giro lentamente, ¿Qué hace aquí si cree que yo soy capaz de seguir amando a su hermano y si no se ha dado cuenta de lo que siento por él? ¿Acaso de verdad el sentía solo lastima por mí?

—¿Por qué te preocupa si me enfermo? ¿Por qué estás aquí? ¿No dijiste que sea feliz con Andrew?

Intento alejarme de él.

Me toma del brazo

—¡Si estás aquí por lastima, no lo hagas! Evangeline está a tu nivel, ella es perfecta, encaja en tu mundo, yo no puedo hacer nada por ser como ella.

Holder ríe divertido, me irrita que yo le esté hablando de algo serio y él se esté riendo.

—¿Te parece gracioso que te diga lo que pienso?

—No, me divierte oírte celosa.

—¿Perdón? ¿Celosa? ¿De quién?, ¿de ti? No, no estoy celosa, crees que tu pelo perfecto y tu sonrisa de lado crees que….

El frio a mi alrededor es evidente, todo mi cuerpo este helado, pero mis mejillas están ardiendo.

¿Porque e dicho que su pelo es perfecto y su sonrisa…

—¿Por qué me preocupa si te enfermas? Lo que siento no es lastima, lo que siento es que estoy loco por ti.

No comprendo lo que dice a pesar que sé lo que he oído.

Agito la cabeza y le miro confundida.

—¿Como?

De un momento al otro sus manos están acunando mi rostro, mi pulso está demasiado acelerado.

Su rostro esta tan cerca al mío, los copos de nieve caen sobre nosotros.

Puedo sentir su liento combinándose con mi respiración.

—Quiero ser tuyo, para siempre. Todo yo te pertenece, mi corazón, mis pensamientos, a ti solo a ti.

¿Es real? ¿podría ser que realmente lo que ha dicho sea real?

No sé qué decir, lo único que puedo hacer es acercarme a él, sentir sus cálidos labios que me reciben suavemente. Siento como su simple toque hace que me sienta feliz.

Nos separamos, ambos sonreímos.

—No puedo creer que sea cierto —rio como si estuviese en un sueño.

—Lo es niña conejo.

Nuestros labios se unen nuevamente, sé que nos están viendo pero que importaba si estaba con él.

La nieve y música navideña suena mientras nosotros nos olvidamos del mundo y nos regocijamos en ese momento, ese momento en el que nos reconocemos como el amor del otro.

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