Eliam
No soy un hombre tradicional pero no veo con buen ojo que la mujer se ande exhibiendo como producto barato que necesita mucha publicidad para poderse vender y mucho menos me gusta que miren mucho lo que es de mi propiedad absoluta.
La cena transcurre genial, el ambiente es de mi agrado cada quien mantiene su conversación en un tono prudente, la música de fondo es relajante, la iluminación también, lo que me permite apreciar los hermosos ojos de mi hembra y deleitarme con su sonrisa.
-Claro que no es asqueroso trabajar con bocas y dientes, ningún trabajo lo es si te apasiona-
-si, pero dicen que la boca tiene más gérmenes que el mismo ano-
-teorías y falencias, además si es así, porque hay bocas que son tan apetecibles- lo dice mirando la mía y automáticamente miro la de ella.
-como la tuya por ejemplo- le digo, se ríe y tapa media cara con una de sus manos
-baj, ni tanto-
El tiempo pasa y la conversación es tan amena que ninguno nos damos cuenta que pasan de las 1 de la mañana, pago la cuenta ante la mala cara de los meseros cansados y locos por irse para su casa, nos dirigimos a la salida y abordamos el vehículo
-Fue espectacular la noche- le digo mientras le acaricio y beso la mano -es un pesar tener que llevarte a casa-
-técnicamente llevarme a la discoteca, las chicas me están esperando-
Suelto la mano y aunque no quiera sé que es visible el disgusto, son las 1:27 a.m., y ella piensa irse a la discoteca
-Bueno, te llevaré a casa no quiero una mala impresión de tus padres-
-No- me contradice haciéndome pucheros -nos están esperando en la disco, las chicas saben que vas conmigo-
Odio que hagan planes conmigo sin consultarme, mi pie derecho empieza a moverse inquieto y ansioso, esto de moldearla será más difícil de lo que creía.
-mi reina- le digo con voz melosa -ayer estabas allá, hoy te levantaste temprano para ir a la universidad, no sé que hiciste en la tarde, pero estoy seguro que no dormiste- ella asiente -como auxiliar de medicina que eres sabes que debes dormir y descansar ese estilo de vida no te conviene, música alta y ruidosa, sudor y alcohol y hombres desesperados por buscar con quien pasar la noche y van a lugares donde saben que las pueden encontrar-
-¡ahh bello! mi chico de la camisa-
-Eliam- le digo, ese apodo me tiene harto
- ok, entiendo- su tono de voz cambia de meloso a enojado -mis amigas y yo todos los fines de semana hacemos esto, mis padres lo saben, en cuento a mí cuando me sienta cansada me detengo y discúlpame por decirte mi chico de la camisa no fue mi intención molestarte- me dice de fría y cortante -me puedes dejar aquí o bien llevarme a mi casa igual iré a Mixer con mis amigas que esperan por mi-
El volante no tiene la culpa, pero lo aprieto con la intención de ahorcarlo, al no lograrlo golpeo con mis palmas mis piernas y respiro como búfalo en celos
-no discúlpame tú a mí por intentar cuidar y proteger a alguien que acabo de conocer- sin mas arranco y la llevo a Mixer
-buenas noches- me dice al bajar
-buenas noches- le contesto de vuelta y me dirijo a mi apartamento como el jon que lleva el diablo.
Zaida
¿Cómo una velada tan especial y hermosa se arruinó de la nada? Reviso en mi mente los acontecimientos y ciertamente no debí exaltarme así, es obvio que como un caballero el deber es llevarme a casa ya que con él fue que me vieron salir. Lo arruiné, tan solo se preocupaba por mí.
Entro a Mixer, las chicas me esperan en el mismo VIP de siempre, de momento el bullicio que para mis oídos han sido siempre música se convierte en un tormentoso ruido, las luces me ponen la cabeza loca y bajo a alcohol y sudor me turban los sentidos, disimulo y me reúno con las chicas
-¿piloneate?- me pregunta Marcela en tono sugerente
-¡Niña!- la reprende Laura, pero me mira y... -¿hicieron cositas?-
Pongo los ojos en blanco -No, claro que no, fue una cena muy agradable y hermosa algo espectacular- algo que no supe valorar, me digo a mi misma con deseos de llorar recordando la metida de pata con el vestido y despues el boche
-¿y porque estás triste?- cuestiona Carolina que es la que más me conoce
-no lo estoy, solo que hay cosas que debo cambiar-
-¿para agradarle a él?- me cuestiona furiosa
-No, para mi misma- o eso es lo que creo
-Bueno, dejen el amargue que esto no es un velorio y a mover la colita porque esta noche yo no perreo sola- Marcela, nos arrastra a bailar
No logro por completo sentirme a gusto y todo se va agudizando con cada energúmeno que se acerca a querer bailar conmigo y si fuera bailar está bien, pero quiere hacerme el amor con ropa, mi cintura y mis nalgas son las mas tocada “sin querer”, no sé cuanta veces debo apartar el rostro para que no me besen; las 5 salimos de la pista a descansar los pies
-¿soy yo o hoy los chicos andan medio rechos?- pregunto consternada
-bueno y que esperabas de la forma en que bailabas y ese vestidito – se muerde los labios -hasta yo quería agarrarte una tetica- dice marcela secándose el sudor con la servilleta
-exacto, estamos en una discoteca, to´eso tiguere vienen a ver con quien singan esta noche- dice Laura
Asiento
-Son hombres desesperados buscando con quien dormir esta noche-
Todas asiente y yo comprendo, Eliam tiene razón, ellos van a los lugares donde la pueden encontrar y yo estoy aquí, 2+2 igual a 4; matemática básica.
O simple manipulación