Prisión Infernal

Capítulo 2: La extraña Marie

—Despierta… despierta –decía una voz burlista.

 Esa voz pertenecía al macabro bufón, él estaba dándole leves golpes al rostro de Alice para que se despertara, ella lentamente abría sus ojos solo para contemplar el aspecto macabro de aquel ser, que estaba a solo centímetros de su rostro.

—Marie parece que ya has despertado, quiero que juegues un juego que te he preparado, como a ti te gustaban –movió las manos hacia el rostro de Alice–. Solo espera a que lleguen los “juguetes” para que empiece el juego.

 Entonces sin decir nada más, el bufón caminó hacia atrás de ella, Alice solo escuchó el sonido de una puerta abriéndose, poco después de eso solo estaba ella, sola en aquel lugar amarrada con una cuerda desgastada a una silla de madera. Alice empezó a observar el lugar mientras forcejaba para poder soltarse de la silla, veía como aquel lugar era iluminado por la luz del fuego de algunas antorchas, en el centro del lugar, había cuadros de madera que parecían placas, unos eran de una madera clara, otros de una madera oscura como el roble y otras que estaban manchadas con sangre.

 A lo lejos del lugar se podía ver una puerta de color dorada y al lado unos cuatros de madera clavados en la pared, aunque estaban muy lejos, haciendo que Alice no pudiese ver si en ellos había algo escrito. Alice alzó la vista y observó como había unos grandes picos de acero que permanecían sujetados en la parte superior del lugar. Las paredes también tenían muchos orificios pequeños.

 Entonces mientras poco a poco recuperaba energías, ella seguía intentando soltarse de aquella silla, hasta que en un momento lo logra, cansada por el esfuerzo se levanta para observar que era lo que había detrás de ella y ver por donde se había ido el bufón. Al voltearse pudo ver otra puerta que tenía un color parecido al del cobre y unos cuatros que tenían algo escrito.

El primero decía:

“Solo el que porta el oro, vivirá siendo de cobre y aquellos que porten el cobre, solo vivirán siendo oro”

En el segundo cuadro decía:

“No podrás retroceder o el destino descenderá para un castigo”
 

—¿Qué significado tendrá esto? –se preguntaba Alice.

 Ella se percató que en el suelo, debajo de aquellos cuadros había una llave de oro,  Alice la rejuntó del suelo. Entonces se dirigió a la puerta para intentar abrirla, pero estaba cerrada, ella introdujo la llave que había encontrado pero igual no funcionaba, la puerta no se abría, a los pocos momentos Alice escucha como del otro lado del lugar, la puerta dorada que estaba al otro lado se abría, veía como iban entrando varias personas a ese lugar, Alice no sabía que estaba pasando, cuando dejaron de entrar más individuos, la puerta de dorada se cerró bruscamente, en total fueron quince personas quienes ingresaron a ese lugar, poco después una voz retumbó dentro del lugar.

—¿Quieren jugar? –decía aquella voz con un tono burlista–. Cada uno porta una llave de un tipo, es fácil, aquellos que porten cobre, solo podrán escapar con la llave de oro–

Al poco tiempo, aquel lugar que hace poco estaba en silencio, se llenaba de mormullos.

—¡Oye tú, la de cabello rizado, de que tipo es tu llave! –gritaba un tipo con un rostro lleno de cicatrices.

 Alice no respondió nada, solo se quedaba mirándolo, mientras escondía la llave que ella tenía. El primer pensamiento de Alice, sobre lo que estaba pasando, era que solo la llave que había encontrado podía abrir la puerta dorada que estaba detrás de aquellas personas, al otro lado del lugar.

—No sean idiotas, ella tiene la llave dorada, solo hay que quitársela –decía otro de tipo de los que habían entrado al lugar.

 Entonces ese hombre intentó ir hacia donde estaba Alice, pero al poner un pie en la primera placa de madera, se escuchó un mecanismo que hacía que retumbara el lugar, los picos de acero que estaban arriba empezaron a descender lentamente, entonces el tipo de las cicatrices, agarró al hombre que intentaba cruzar por las placas de madera, hacia donde estaba Alice.

—¡Espera maldito, desquiciado! No intentes pasar sobre esas placas o nos matarás a todos
–mientras empujaba al tipo afuera de la placa de madera que había pisado.

  En el momento que aquel tipo dejó de pisar aquella placa, los picos dejaron de descender, entonces los murmullos empezaron a oírse de nuevo. Nadie intentaba ir donde estaba Alice, pero luego de unos momentos, los picos empezaron de nuevo a descender lentamente, aunque nadie hubiera pisado ninguna placa de nuevo. La desesperación empezó a emerger, los murmullos se convirtieron en voces alteradas, Alice sabía que no tenía mucho tiempo, en cualquier momento aquellos picos, la atravesarían si no salía de ese lugar.

—No, ¡no quiero morir aquí! –dijo una mujer, que su desesperación empezaba emerger.

 Entonces aquella mujer empezó a correr en dirección a Alice, junto a ella otros tres más le siguieron, pero por la desesperación que ellos tenían de no querer morir, ignoraron donde corrían, uno de ellos, piso una placa que tenía sangre, al hacerlo, aquella placa se abrió, haciendo que aquel tipo cayera en un agujero, solo se escuchó el sonido sordo de un cuerpo siendo perforado por estacas, que estaban al final de aquel agujero, la mujer que fue la primera en correr hacia donde estaba Alice, se distrajo con la muerte abrupta de aquel tipo, quedándose por uno momentos encima de una placa de madera clara, ella al intentar retomar su curso hacia donde Alice, la placa se abrió como ocurrió con el primer tipo en caer, pero su reacción hizo que quedará colgando con sus brazos en el borde del agujero, mientras intentaba desesperadamente subir a la otra placa donde estaba sujetada, unos picos de acero pequeños salieron de los bordes del agujero, atravesando el cuerpo de aquella mujer, matándola instantáneamente, el ultimo tipo al ver como murieron aquellos dos, decidió retroceder, pero al poner un pie en la placa que ya había pisado, se abrió, haciendo que él cayera en un agujero también.




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