Brooke.
Una semana ha pasado desde el incidente en el bar y el sujeto coqueto, persiguiéndome intentando llamar mi atención, lo cual no logró. Durante esa semana no he salido de mi casa, ¿la razón? No quiero meterme en más problemas, lo cual es irónico, porque solía hacerlo.
Por esa razón me mudé acá, a un nuevo país, con la esperanza de dejar mis problemas atrás, y siento que va a ser difícil lograrlo.
Pero dejando el pasado en el pasado, me he sentido aburrida, así que he decidido salir y despejarme un rato, alejada de problemas, espero.
Tras haber pasado por varias cafeterías, encontré una muy linda, a decir verdad, me acerqué a leer el enorme letrero color turquesa “Cafetería Arcoíris” bueno, quizá el nombre no era muy lindo que digamos, pero bueno, es lo de menos.
Me acerqué a una de las ventanas donde está pegado el horario y bajo de este, había un anuncio donde solicitaban una mesera, eso me llamó la atención.
Decidí entrar a tomar algo y preguntar por el puesto. Al entrar, una campana en la puerta, alerta a las personas de mi llegada, por lo que la atención de los clientes y personal está puesta en mí.
Me senté en una mesa que está al lado de una de las ventanas, rápidamente, una mesera se acercó a mí con una libreta en mano, inspeccioné más a fondo el lugar y descubrí que ella era la única mesera en el lugar.
- Buenas tardes- sonrió - ¿qué puedo ofrecerle?
- Emmm, buenas, en realidad no tengo de qué ordenar, es la primera vez que vengo, por lo que si no es mucha molestia ¿podrías recomendarme algo – dije haciendo una mueca.
- Oh, por supuesto – dijo alegre- el chocolate caliente de aquí es el mejor de la ciudad – rió- y tenemos unos cupcakes buenísimos.
- Perfecto, entonces quiero probarlos – sonreí.
- De acuerdo – ella se dio la vuelta y fue en busca de mi pedido.
Mientras esperaba a que volviera, saqué mi celular y empecé a buscar un gimnasio cerca que fuera bueno, encontré tres que tenían igual puntuación, Flow Fitness, ZUM Fitness y Anytime Fitness, este último no estaba lejos de aquí.
- Aquí tienes – dijo la mesera colocando las cosas sobre la mesa.
- Gracias – sonreí- oye, ¿puedo hacerte una pregunta? Bueno, son dos en realidad.
- Sí claro, dime – dijo atenta. Dios, ella sí que es amable, pensé.
- ¿Sabes algo sobre el puesto de mesera?, la verdad me interesa.
- ¡Por supuesto! – chilló alegre – mira, el jefe es alguien fácil de tratar, si le agradas, tienes el puesto.
- ¿Así si más? – dije y ella asintió – wow, pensé que sería más difícil – reí.
- Por supuesto que lo es – dijo tornándose sería por primera vez- tienes que tener carácter, sino no calificas para el puesto.
- Bueno pues, déjame decirte que, si de carácter fuerte se trata, soy de las mejores- sonreí.
- Apuesto a que sí, puedo reconocer quiénes lo poseen – sonrió- soy Charlotte.
- Un gusto Charlotte, soy Brooke.
- Igualmente, Brooke- rió- Bueno Brooke, ¿y la segunda pregunta?
- Oh sí. ¿Sabes cuál gimnasio entre estos tres esa mejor?
- El Anytime Fitness, sin duda. Yo voy a ese- sonrió.
- Bueno pues muchas gracias. – sonreí.
- Con gusto Brooke, ya mismo le digo al jefe sobre ti, te aseguro que tendrás el puesto – sonrió y se fue detrás del mostrador.
Ya había terminado mi chocolate y cupcakes, y ¡Dios!, estaban buenísimos, Charlotte tenía razón.
En eso ella y un señor de unos 40 años aproximadamente, se acercaban a mí.
- Brooke, él es Jeff, el jefe. Jefe, ella es Brooke- sonrió Charlotte.
- Hola Brooke, me alegra que estés interesada en trabajar aquí. No sé si Charlotte te hablo acerca del único requisito para entrar. – dijo Jeff serio.
- Oh, sí, lo hizo, y estoy segura de que puedo con eso. – dije segura.
- Bueno, te tengo una prueba, ¿ves al señor que acaba de entrar?
Era un señor de uno 50 años, vestía ropa de cuero pegada al cuerpo, lo cual no era algo agradable de ver, se sentó en una de las mesas que dan al mostrador, la número dos, para ser exacta.
- Tendrás que atenderlo, y si lo haces con éxito, el trabajo es tuyo- sonrió.
- Pero jefe, él es… - empezó a decir Charlotte, pero Jeff la interrumpió.
- Nada, Charlotte, esa es la prueba, ahí sabremos qué tal es Brooke- dijo Jeff tranquilo. Charlotte asintió en silencio. – entonces, Brooke, ¿crees que puedas con él?
- Por supuesto que sí- sonreí confiada.
Sin más, me dirigí hacia la mesa en la que se encontraba el señor encuerado y procedí a atenderlo.