Azael.
Hoy me desperté de muy buen humor, lo cual hubiese sido de gran ayuda si tuviera amigos con los cuales salir de fiesta o cometer algunas maldades en el barrio como solía, pero bueno, ya Bradford no es parte de mi vida ni lo que hacía y había allí, estoy aquí empezando una nueva vida, alejado de mi antiguo yo, y creo que lo estoy llevando bastante bien, hasta ahora no he tenido que recurrir a mis viejas costumbres y eso es bueno, ¿no?
Así que qué mejor manera de aprovechar mi buen ánimo que ir en busca de algún gimnasio donde pueda liberar mis endorfinas y trabajar este cuerpo que ya lleva rato sin realizar esfuerzo alguno.
Me vestí con mi ropa de entrenamiento, tomé una toalla, botella de agua, billetera, celular, y llaves y conduje hasta en gimnasio Anytime Fitness que era el más cercano, no que es yo sea perezoso, sino que las ansias de empezar a ejercitarme no me dejan buscar más lugares, por lo que hasta aquí llega mi recorrido.
Dejé el auto en el estacionamiento y entré al gimnasio, en realidad que es muy grande, con solo ver esas máquinas, cuerpos sudados por el esfuerzo, definitivamente este ambiente me encantaba, un hombre de unos 45 años se acercó a mí.
Te gusta lo que ves ¿no hijo? – dijo dando palmadas en mi hombro.
Definitivamente – sonreí de lado.
Bueno, si eso te gustó, esto te encantará, claro si es que eres de ese tipo de chicos. – dijo mirándome detenidamente – bueno, creo que lo eres. – se rió. – déjame mostrarte algo que te dejará sin aliento.
Dicho eso, me guio a un salón aparte, tras unas puertas corredizas y unas cortinas azul marino. Lo que vi, como dijo el hombre, me dejó sin aliento, sin palabras, no podía dejar de admirar el ring que estaba ahí, ¡Dios! Esto era asombroso, era increíble, no podía creer que esto era real.
Al parecer no me equivoqué esta vez – se rió en hombre.
Salí de mi ensoñación y observé al tipo que sonreía, seguramente mi rostro era como la de un niño que recibe lo que soñaba para navidad.
Carraspeé para probar si conservaba mi voz para intentar decir algo.
Bueno señor, esto es, simplemente maravilloso – dije observando el lugar.
Gracias hijo, pero por favor llámame entrenador Carl, dejemos las formalidades fuera del ring, porque parece que este es tu lugar, ¿me equivoco?
Para nada- sonreí.
Excelente. Déjame verte hacer unos movimientos, quiero saber por dónde debo empezar a enseñarte. – dijo tomando una libreta.
Yo simplemente me reí, Carl no tenía idea de lo que iba a mostrarle a continuación. Subí al ring, y me coloqué los guantes.
Oye, muchacho, ¿cómo te llamas? – dijo llamándome Carl.
Soy Azael.
Bien, Azael, Brent es tu contrincante, te advierto, es mi mejor muchacho- sonrió. – Brent, hijo, no me maltrates al chico.
Voy a pensarlo – dijo engreído el tal Brent.
Sigue riéndote Brent, ya veremos quien se ríe al final, pensé.
Tomamos posición en el ring, Brent sonreía socarronamente, según él me iba a patear el trasero, pero claramente estaba equivocado, en cuestión de segundos le borraré esa estúpida sonrisa.
Brent dio dos pasos hacia mí y lanzó un golpe buscando mi estómago, pero fui más rápido y lo esquivé, ágilmente le asesté un golpe en el rostro, error número 1, nunca desprotejas tu rostro, del golpe, Brent se tambaleó unos pasos hacia atrás, por lo que aproveché para lanzar repetidos golpes a su estómago y rostro, tras un minuto de recibir golpe tras golpe, Brent cayó al suelo sin siquiera haberme tocado, Carl inmediatamente se lanzó a su lado comprobando que aun estuviera con vida.
Brent, ¿me oyes? – dijo Carl inspeccionándolo.
Brent solamente asintió quejándose de dolor y Carl dio un gran suspiro de alivio.
¿No lo maltraté demasiado no? – dije con fingida preocupación.
Gracias a Dios, no. Ryan, Dan, llévenlo a enfermería. – dijo levantándose.
Bueno, al parecer tu mejor muchacho no era el mejor. – sonreí burlón mientras veía como se llevaban a Brent.
Carl me dio una mirada seria con sus manos en su cintura.
Esto fue divertido para ti ¿no?
No sería yo si lo negara – sonreí con los brazos cruzados.
No sé si sacarte a patadas de aquí o felicitarte por esos maravillosos movimientos y casi matar a Brent. – dijo Carl pasándose las manos por el rostro.
Te hice un favor al abrirte los ojos, este tipo no sabe pelear en absoluto, por lo que yo diría que tu mejor opción es que me felicites. – dije recostándome a las cuerdas aun en el ring.