Hay algo que ha cambiado notoriamente para mí en este lugar, además de todo esto de vivir hombres con mujeres y los sentimientos desbordando por doquier.
El tiempo.
En la república, cada día era lo mismo, cada hora era igual. No había nada fuera de lo común, ni nada más que hacer.
Aquí, hay días que me parecen eternos, mientras hay otros en los que no me doy cuenta y de pronto caigo en la cuenta de que ha pasado una semana.
No puedo creerle a Aiden cuando nos informa que estamos a una semana de terminar nuestro entrenamiento e ir a nuestra primera misión, porque me parece que fue ayer cuando comenzamos.
Thomas volvió a salvo de su misión a los tres días, pero pronto fue a otra, y después a otra. Aiden, en cambio, se quedó junto a nosotros, como había dicho que haría.
Mientras me termino mi comida, observo de reojo a Aiden, sentado en la misma mesa de siempre junto a Sunny, Phil y Duncan, observándome. Su mirada burlona me hacía sonrojar, por lo que rápidamente volví mis ojos a mi plato para terminar de comer.
Aquellas miraditas eran ignoradas por la mayoría, excepto por Joy. No decía nada al respecto, pero me miraba con curiosidad.
—Brent, que eso es solo un rumor. No existe tal cosa—le replica Josephine a Brent, que insiste en que pronto se llevara a cabo nuestra iniciación.
—Sí que existe, ya verás—le dice Brent.
—¿Y qué es lo que hacen, supuestamente?—pregunta Caden con tono aburrido.
—No lo sé, solo he escuchado que hay una fogata, y una de estas cosas que hemos visto en las películas, en que nos hacen caminar descalzos por sobre las brasas—responde Brent. Todos lanzan un bufido.
—Yo creo que has visto demasiadas películas—le dice Reed.
—Digan lo que quieran, ya verán—dice Brent enfurruñado.
En grupo nos vamos al campo de entrenamiento para pasar el rato antes de que comencemos. Nos acostamos de espaldas en la colchoneta, mirando el cielo que está cubierto por nubes, pero que no amenazan con lluvia.
—¿Sabes ya cuando será nuestra misión?—le pregunto a Joy.
—El jueves de la próxima semana—me responde. Voltea la cabeza para mirarme.— ¿Estas nerviosa?
—Un poco—admito.
—No tienes que ir si no quieres—me dice.
—Quiero ir—afirmo.
Que este muerta de miedo no significa que no quiera ir. Eso no significa que me esté tomando el asunto con calma. Me pregunto si nos acompañaran nuestros entrenadores, específicamente Aiden. No sé cómo me sentiría yendo a una misión junto con Aiden.
—Arriba—dice Aiden, tomándonos por sorpresa.
Nos bajamos rápidamente de la colchoneta, dejando arriba a Josephine y Brent, por órdenes de Aiden. Me siento en la banca, y me sorprendo cuando Aiden se sienta junto a mí, ya que usualmente en los combates, él se queda cerca, observando.
—Hoy por la tarde tengo un compromiso, no podremos juntarnos—me avisa. Volteo a mirarlo y frunzo el ceño.
—¿Compromiso? ¿Va todo bien?—pregunto preocupada. Se voltea a mirarme y sonríe.
—¿Por qué no lo estaría?
—No lo sé. Pensé que tal vez aun te molestaban tus costillas—replico. Sacude la cabeza y rueda los ojos.
—No me han molestado por semanas—comenta.— Prepárate, porque te toca después.
Miro hacia la colchoneta. Brent está bloqueándole el brazo a Josephine, pero esta se da vuelta y logra lanzarle una patada por detrás, derribándolo. Aiden se levanta y los detiene.
—Abajo. Muy bien Josephine, buen trabajo Brent—les dice Aiden. Espera a que se bajen y se voltea para mirarme.— Arriba Leah.
—¿Contra quién luchare?—pregunto. Aiden sonríe burlonamente y sube a la colchoneta.
—Contra mí.
Me subo a la colchoneta y me coloco en posición defensiva. Todos se acercan a mirarnos de cerca, ya que nuestras luchas siempre son entretenidas e impredecibles. Aiden ataca primero, y yo me lanzo al suelo, dando una voltereta, alcanzo a agarrar su pie izquierdo y tiro de el al mismo tiempo que me levanto a sus espaldas. Aiden pega un salto con la pierna libre y se da vuelta, haciéndome perder el agarre de su pie. Alcanza mi brazo, y aprovecho de volver a lanzarme al suelo, de espaldas. Logro hacerlo caer de rodillas, y aprovecho de levantarme, bloquear su brazo, y dejarlo en su espalda. Aiden se echa hacia atrás, haciéndome trastabillar y soltar su brazo. Se aprovecha para afirmar mis tobillos y tirar de ellos, haciéndome caer, pero rápidamente me giro y piso sus manos. Lanza un grito de dolor y me suelta. Nos levantamos y volvemos a quedar frente a frente.
—¡Vamos Leah!—grita Josephine.
—Derríbala Aiden—dice Duncan. No había reparado en que los de los otros grupos también nos observaban.
Aiden mira a su amigo para guiñarle un ojo, y aprovecho esa distracción para ir contra él y lanzarlo al suelo. Todos gritan con gravedad, mientras Aiden me agarra de la cintura y me levanta sin esfuerzo, quitándome de encima. Volteo, y mientras se levanta, lanzo una patada a sus pies haciéndolo caer nuevamente, quedando boca abajo. Aprovecho para colocar una rodilla sobre su espalda, y afirmo uno de sus tobillos. Con mi otra mano, lucho por agarrar una de sus muñecas, pero al ser el más fuerte que yo, se logra voltear y termino cayendo sobre él. Con una mano toma mis muñecas, me gira, se coloca de rodillas y coloca un pie sobre mis tobillos, impidiendo que me impulse y me deshaga de su agarre. Un grito de dolor sale de mi garganta cuando tuerce mis muñecas, para inhabilitarme. Me sonríe burlón, y eso hace hervir mi sangre de rabia, cosa que aprovecho para impulsar mi torso. Con mis manos afirmo uno de los dedos de su mano que sostiene mi muñeca y lo estiro, provocándole dolor para que me suelte.