Prohibido enamorarse » kookv

18

Taehyung

 

No tengo idea de lo que hemos hablado durante el viaje en coche hasta la casa de Jungkook.

Estoy seguro de que algo habremos dicho. Estoy seguro de que vi el paisaje pasar por la ventana. Estoy seguro de que el oxígeno entraba y salía de mis pulmones como una persona normal. Pero no recuerdo ninguna de esas cosas.

Un segundo después de entrar en su dormitorio, le lanzo mis manos alrededor de su cuello y le beso. A la mierda el «pasito a pasito». Le deseo demasiado como para ir despacio, y mis manos buscan la hebilla de su cinturón incluso antes de que su lengua entre en mi boca.

Su risa ronca me hace cosquillas en los labios y después sus fuertes manos cubren la mía para que pare de desabrocharle el cinturón.

—Por mucho que me guste tu entusiasmo, voy a tener que reducir la velocidad.

—Pero yo no quiero reducirla —protesto.

—Te chinchas.

—¿«Te chinchas»? ¿Qué eres? ¿Mi abuela?

—¿Tu abuela dice «te chinchas»?

—Bueno, no —confieso—. Lo cierto es que mi abuela suelta tacos como un marinero. La Navidad pasada dejó caer una bomba en la mesa; dijo «hijo de la gran puta»; mi padre casi se atraganta con el pavo.

Jungkook suelta una carcajada.

—Creo que tu abuela me cae bien.

—Es una señora muy dulce.

—Ya, ya. Eso parece. —Inclina la cabeza—. ¿Y ahora podemos dejar de hablar de tu abuela, Señor Cortarrollos?

—Tú eres el que te has cargado el ambiente primero —señalo.

—Naah, estaba cambiando la velocidad. —Sus ojos grises se funden del fuego—. Ahora ven a la cama para que pueda hacer que te corras.

Ay. Dios. Mío.

Subo al colchón con tal rapidez que otra risa sale de los labios de Jungkook , pero no me importa lo ansioso que parezco. Los nervios que sentí anoche no le están afectando hoy a mi estómago, porque todo mi cuerpo está temblando de deseo. Sí que se me pasa por la cabeza que tal vez no vuelva a suceder, al menos no si es Jungkook el que me toca, pero, uf, me muero de ganas de averiguarlo.

Se sitúa a mi lado y mete su mano en mi pelo mientras me besa. Nunca he estado con un chico que sea así de brusco conmigo. Hoseok me trataba como si pudiese romperme en pedazos, pero Jungkook no. Para él no soy una frágil pieza de porcelana. Soy simplemente… yo.

Me encanta lo excitado que está, la forma en la que me tira del pelo si mi cabeza no está exactamente donde él quiere que esté, o cómo se muerde el labio cuando trato de provocarlo privándolo de mi lengua.

Me incorporo solo para que pueda quitarme de un tirón la camiseta con la destreza que era de esperarse de él. En cuanto se quita su propia camiseta, presiono mis labios contra su pecho. No pude tocarlo ayer y me muero de hambre; quiero saber lo que se siente, a qué sabe. Su carne es cálida bajo mis labios, y cuando mi lengua se precipita indecisa sobre un pezón plano, un gemido ronco escapa de sus labios. Antes de que pueda parpadear estoy tumbado sobre mi espalda y nos estamos besando de nuevo.

Jungkook juega con mi pezón entre los dedos. Mis párpados se cierran con un aleteo y en este momento no me importa si Jungkook me está mirando. Solo me importa lo bien que me está haciendo sentir.

—Tu piel es como la seda —murmura.

—¿Has copiado esa frase de una tarjeta Hallmark? —suelto.

—No, simplemente estoy confirmando un hecho. —Sus dedos rozan la parte inferior de mi abdomen—. Eres suave y liso y perfecto. —Levanta la cabeza para ofrecerme una mirada irónica—. Las durezas de mis dedos deben estar raspándote un montón, ¿eh?

La verdad es que sí, pero es el tipo de raspado erótico que hace que mi corazón lata con más fuerza.

—Si dejas de tocarme, te doy una bofetada.

—Naah, solo conseguirías romperte la mano. Y resulta que me gustan tus manos. —Con una sonrisa traviesas, coge mi mano derecha y la coloca directamente en su entrepierna.

El bulto duro debajo de mi mano es tan tentador que no puedo dejar de acariciarlo. Las facciones de Jungkook se tensan. Un segundo después, aparta mi mano con rapidez.

—Joder. Mala idea. No estoy listo para que esto termine todavía.

Resoplo.

—Anda… ¿Hay alguien por aquí rápido en disparar?

—Qué dices. Puedo hacerlo toda la noche.

—Sí, ya. Seguro que pue…

Él me interrumpe con un sexy y ardiente beso que me deja sin aire. Cuando me chupa fuerte el pezón, veo los planetas y la luna. Cambia a mi otro pezón dándole la misma atención minuciosa, los mismos besos lentos y provocadores lamidos.

Entonces empieza, beso a beso, su camino hacia el sur.

A pesar de la emoción que brota en mi sangre, experimento una ola de ansiedad. No puedo dejar de recordar todas las veces que Hoseok hizo exactamente lo mismo, besando todo mi cuerpo hasta llegar abajo. O todo el tiempo que pasó entre mis piernas cuando no parecía satisfacerme.

Pero pensar en mi ex en este momento no es lo que debería estar haciendo, así que echo fuera de mi cabeza todos los pensamientos sobre Hoseok.

El aliento de Jungkook me hace cosquillas en el ombligo mientras su lengua roza mi vientre. Puedo sentir sus dedos temblorosos desabrochando el botón de mis vaqueros. Me gusta saber que puede estar nervioso, o por lo menos, tan emocionado como yo. Él siempre parece tan seguro de sí mismo, pero ahora mismo, aquí y ahora, parece como si estuviera luchando por sujetarse al último resquicio de su control.

—¿Te parece esto bien? —susurra, bajándome los vaqueros y los boxers por mis caderas. Entonces jadea y me siento un poco cohibido al ver su hambrienta mirada entre mis piernas.

Aspiro lentamente y digo: —Sí.

El primer roce de su lengua es como una corriente eléctrica que sube por mi columna vertebral. Gimo tan alto que su cabeza se levanta abruptamente.

—Eunwoo está en casa —me advierte mientras sus ojos brillan con diversión—. Así que sugiero que usemos nuestras voces interiores.



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En el texto hay: celos, amor, kookv

Editado: 14.02.2020

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