—¿Qué es eso? —pregunto a Jasper al entrar, con la mirada fija en los chocolates que reposan sobre mi escritorio. Dejo mis pertenencias sobre la mesa sin quitarles los ojos de encima.
—¿No te gusta el chocolate? —pregunta extrañado, levantando una ceja.
—No, no es eso —respondo rápidamente, negando con la cabeza—. Es solo que no entiendo por qué me los regalas —murmuro mientras tomo asiento.
Jasper sonríe, mostrando su perfecta dentadura, y me guiña un ojo.
—Somos compañeros, ¿no? —afirma, como si fuese la respuesta más obvia del mundo.
—Gracias —digo, tomando los chocolates con algo menos de recelo.
Es extraño, pienso. Este mes trabajando juntos me ha ayudado a bajar la guardia un poco cuando está cerca. Jasper tiene algo en su manera de ser que resulta tranquilizador. No puedo negar que, cuando quiere, es extremadamente agradable; de hecho, lo es la mayor parte del tiempo.
Jasper es un hombre atento. Siempre se asegura de respetar mi espacio personal, lo que me permite moverme con soltura sin sentirme amenazada. Aunque hemos compartido conversaciones superficiales, soy yo quien mantiene distancia; aún me cuesta confiar completamente en trabajar al lado de un hombre.
—Es raro... —dice, sacándome de mis pensamientos—. Ya ha pasado un mes desde que empezamos a trabajar juntos, y no sé casi nada de ti. —Se rasca la parte baja de la nuca, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.
Mi reacción es inmediata: me levanto y me alejo un poco, una respuesta instintiva que aún no logro controlar del todo.
—No hay nada que debas saber —respondo, fijando mi mirada en los chocolates sobre el escritorio. Aunque ya no siento el mismo miedo que al principio, la idea de confiar en alguien todavía me resulta abrumadora.
Sé que Jasper no es Benjamín, pero la inquietud sigue viva dentro de mí. Es un reflejo que no puedo apagar.
Durante este tiempo, Jasper se ha comportado como un verdadero caballero. Su habilidad para el diseño es impresionante, digna de ser heredada de Eva Lewis, su madre. Algunos de los proyectos en los que hemos colaborado han resultado tan bien que incluso yo, quien siempre encuentra algo que criticar, quedé encantada. Aunque no puedo decir que me siento completamente cómoda, su presencia tiene un efecto relajante. Es algo nuevo para mí, y no puedo negar que, en cierta forma, me gusta.
—Bueno, parece que eres muy reservada —comenta, devolviendo su sonrisa característica.
—Solo no me gusta que todos sepan mi vida —respondo, encogiéndome de hombros.
Él asiente, aceptando mi respuesta sin insistir.
—¿Cuál es tu color favorito? —pregunta de repente, desarmándome por completo. Esperaba preguntas sobre mi estado civil, si tengo pareja o cosas por el estilo; esas son las cuestiones que todos suelen hacer desde que llegué a la empresa.
—El rosado —respondo, sintiendo un leve rubor en mis mejillas.
—Toda una chica dulce —comenta animado. Me encojo de hombros de nuevo, sin saber cómo responder a eso.
—¿Comida favorita? —insiste, mientras juega distraídamente con un bolígrafo en el escritorio.
Muerdo mis labios y cierro los ojos un momento, pensando.
—La lasaña.
Jasper sonríe y asiente, como si estuviera archivando esa información en algún rincón de su mente.
—¿Película favorita? —prosigue, sin perder el ritmo.
—¿Todo tiene que ser favorito? —pregunto, arqueando una ceja.
—Quiero saber más de ti —responde, haciendo un puchero que, debo admitir, resulta adorable.
—Titanic —digo finalmente, y no puedo evitar sonreír un poco.
Jasper se echa a reír, una risa tan contagiosa que casi me hace reír a mí también. Pero en lugar de eso, me cruzo de brazos y lo miro indignada.
—¿Te burlas de mí? —pregunto, tratando de sonar seria.
—Joder, lo siento. No me burlo. Es solo que ya me imaginaba una respuesta así. Se nota que eres amante del romance.
No puedo decir nada porque es verdad. Me encanta el romance.
—Es una historia linda y triste —me defiendo.
—¿Serie favorita? —continúa, y esta vez me toma desprevenida.
Me muerdo los labios, tratando de recordar la última vez que vi una serie. Siempre he sido más de películas.
—No tengo una —confieso, bajando la mirada.
Él me observa directamente a los ojos. Aunque es habitual que lo haga, no puedo evitar tensarme. Su mirada me intimida; es como si pudiera ver más allá de lo que quiero mostrar.
—¿A qué le temes, Allen? —su pregunta llega como un susurro, pero se siente como un golpe.
Fijo la vista en un punto cualquiera que no sea él. No quiero responder a eso.
—Creo que es hora de trabajar —murmuro, tratando de desviar la conversación.
—No siempre vas a poder escapar de responder —dice con suavidad, pero no insisto. En lugar de eso, abro mi laptop y comienzo a teclear.
—Centrémonos en terminar esto —digo, intentando poner un límite.
Él suspira y asiente.
—Deberías trabajar en los diseños pendientes. Mi madre envió algo que quiere que modifiquemos. —Extiende una carpeta hacia mí.
La tomo sin decir palabra, agradeciendo la oportunidad de concentrarme en algo más.
—¿A qué le temes tú, Jasper? —pregunto de repente, sorprendida por lo calmada que suena mi voz.
Él baja la mirada, y por un momento parece dudar si responder.
—A volver a caer en las redes de Raisa —admite finalmente, su voz apenas un susurro.
El aire parece volverse más pesado, y me siento culpable por haber hecho la pregunta.
—Lo siento, no debí preguntar.
—No importa —dice con una sonrisa que no llega a sus ojos—. Vamos a terminar esto. Tengo asuntos que resolver más tarde y una cena importante.
Pasamos todo el día trabajando en las modificaciones. Jasper me guía y yo lo sigo, corrigiendo detalles aquí y allá, complementándonos como equipo. Su ojo para el diseño es casi mágico, y no puedo evitar sorprenderme de lo bien que lo hace. Al principio, pensé que era solo un tipo superficial con apariencia de saber algo sobre diseño, pero me equivoqué. Esa primera impresión, tan apresurada, me hace sentir avergonzada. He juzgado mal, y esa lección me pesa un poco, sobre todo porque ahora me doy cuenta de lo talentoso que es.
#498 en Novela romántica
#161 en Novela contemporánea
poder femenino amor y apoyo, amor romance dudas odio misterio, amor abuso traición dolor
Editado: 09.12.2024