Mis párpados pesan y mi cabeza siente que en cualquier momento puede estallar del dolor tan fuerte que tengo. Un gemido de dolor se escapa de mi garganta a la vez que trato de abrir mis ojos.
Tengo que cerrarlos cuando la luz que hay frente a mí me ciega. ¿Ya estoy muerta? Mi cabeza sigue latiendo y abre los ojos para acostumbrarme a la luz. Miro el lugar y me doy cuenta de que es un hospital, lastimosamente me he conocido con este lugar cuando los golpes no pudieron sanar en casa... cuando perdí mi bebé.
Respiro agitada al recordar la manera desagradable en la cual el doctor me dijo que no tendría hijos nunca más y que mi bebé no resistió el impacto. Recuerdo verme llorar tanto que sentí que ya no podría parar, que mi corazón no podía resistirlo más.
La puerta se abre y una cabellera conocida para mi aparece, ella me mira con una gran sonrisa en su rostro y lágrimas de felicidad en sus ojos. Trato de sonreírle, pero mi cabeza siente que se estallará en cualquier momento.
Diana se acerca y me encierra en sus brazos llorando a yeguas y susurrando un gracias a la nada, me abraza tan fuerte que me tengo que quejar para que me suelte un poco. Ella me sonríe como si no creyera que estoy frente a ella.
—Estoy bien—le digo al verla inspeccionarme con la mirada.
—Estaba tan preocupada Allen—me vuelve a abrazar y le regalo una sonrisa.
— ¿Cómo llegué aquí?—pregunto aceptando el vaso de agua que me pasa, aunque siento que cada movimiento que hago me pesa muchísimo. Todo mi cuerpo duele.
Ella se sienta a la orilla de la cama con su mirada marrón puesta en mi cuerpo que no quiero ver, solo quiero saber qué pasó con ese maldito infeliz de Benjamín.
—Creo que Jasper sabrá explicarte mejor lo que pasó—me asusto.
—Lo... mate?—ella me mira horrorizada.
—Eres demasiado buena para mancharte las manos con esa basura, aunque si le hiciste algo que jamás olvidará—asiento y la puerta se abre.
Mi rostro se ilumina al verla correr hacia mí y abrazarme. Su aroma me envuelve y me siento en paz conmigo misma a la vez que una lágrima rueda por mis mejillas. Gracias al cielo que se encuentra bien.
—¿Cómo estas, Allen?—pregunta Sabrina mirándome preocupada—¿no te hicieron nada malo verdad?—niego con una sonrisa.
—Solo estoy un poco cansada—beso su mejilla—¿ya conoces a mi mejor amiga?—pregunto con una sonrisa.
—Sí, ella es muy amable... también conocí a un chico muy guapo—me hace ojitos coquetos que me saca una carcajada.
—Es bueno verte así, de la única manera en la que debías estar—mi corazón se detiene al verlo en la puerta, mirándome de esa manera que altera mis nervios y todos mis sentidos poniéndolos en alerta a lo que pueda pasar.
—Y ese es el guapetón—me susurra y yo solo asiento sin quitarle la mirada al castaño que me sonríe de esa manera, esa manera que me enamora.
—Vamos Sabrina, creo que ellos deben hablar a solas—dice Diana levantándose.
—Pero quiero escuchar—Diana enarca una ceja y ella resopla—vendré pronto. Adiós Jasper—las veo salir y miro a Jasper con una sonrisa sin poder evitarlo las lágrimas bajan por mis mejillas. Él corre y me abraza.
—¿Se acabó?—pregunto dejando que su aroma varonil me tranquilice.
—Sí, eres la mujer más valiente de todas—me hace mirarlo y me sonríe.
—¿Qué paso con él y Raisa?—sus manos acarician mi cabello y me hace enterrar la cabeza en su cuello.
—El disparo que le diste termino en su entrepierna—me levanto con rapidez y le miro—Benjamín no podrá jamás volver a profanar una mujer, ahora perdió la única parte que lo hacía un hombre, porque un ser como él no era hombre, era una bestia—él besa a mi cabello.
—¿Y ella?—su mirada gris me envuelve.
—Ella está acusada de cómplice—asiento ocultándome nuevamente en su cuello.
—Pude lograrlo Jasper, pero hay cicatrices que deben sanar antes de que podamos tener algo—él me sonríe—me di cuenta de que tengo heridas que sanar, tengo recuerdos que dejar atrás. Estaba pensando en esto desde antes, pero quiero hacer un viaje—él me mira con atención—quiero dejar atrás todos esos recuerdos con Benjamín. Quiero reencontrarme como persona—él acaricia mi mejilla con dulzura.
—Sabes que por ti esperaría todo el tiempo del mundo—sonrío sin poder evitarlo—estoy orgulloso de ti Allen. No dejes que ese bastardo te lastimara, luchaste, alzaste la voz—sus dedos rozan mi mejilla y me es imposible no cerrar los ojos ahogando un suspiro—esperaré todo el tiempo por ti, lo mereces—susurra con voz suave.
Jasper tiene el poder de doblar mis miedos. Sus ojos grises son tan intensos que me pierdo en esa mirada dulce que guarda una promesa que conozco a la perfección. Lentamente sus labios se acercan a los míos y quiero derretirme. Mis párpados se cierran a la vez que lamo mis labios a la espera de sentir ese cosquilleo que recorre mi cuerpo cuando nuestras respiraciones se convierten en una sola.
Su mano con cuidado termina en la parte trasera de mi cuello y se inclina hasta que sienta la suavidad de su boca contra la mía. Un suspiro queda ahogado en sus labios y entonces lo mueve con suavidad. Tan suave que me pierdo en ellos.
Benjamín desaparece de mi mente, desaparece que estuve secuestrada, que luché, que no me rendí. Ahora solo es una mente en blanco con Jasper de fondo. Mi cuerpo reacciona de manera extraña hacia el suyo. Ladeo la cabeza y sigo moviendo mis labios con placer. Es extraño no sentir miedo de que él me dañe, más bien estar cerca de él es como si me estuvieran recomponiendo, como si él uniera las piezas que creí perdidas. Jasper me da vida, me regala las ganas de luchar por un futuro, me da fuerzas.
Cuando me separo de sus labios lo veo rosados y sus ojos más oscuros.
—Gracias—murmuro con una tímida sonrisa.
—Eres tan hermosa—dice en voz baja y entierra su cara en mi cuello—eres increíble—murmura sobre mi piel y esta se eriza.
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Editado: 09.12.2024