Introducción

La luna y los hombres lobos

El hecho de que los lobos le aúllan a la luna, ha dado vida a historias de hombres lobos, historias donde un hombre se transforma en lobo cuando hay luna llena. En realidad, los lobos no le aúllan a la luna, tienen que colocar la cabeza de esa manera con el fin de aullar. La luna y el lobo también son signos de comunicación y poder, un lobo Alpha es generalmente el único que aúlla a la Luna y lo hace para convocar a su manada para una reunión o para marcar su territorio.

Según la tradición, la mayoría de los hombres lobo no se transforman en tales voluntariamente (sólo los hombres lobos auténticos, es decir, no malditos, pueden hacerlo); son víctimas de una maldición, y sufren enormemente a la hora de su primera metamorfosis; lo que es peor, al transformarse pueden perder completamente la conciencia humana y volverse peligrosos, incluso para sus seres queridos. La única manera de librar a un hombre lobo de su maldición es dándole muerte, lo cual no es nada fácil; Hay solo dos maneras: Que un arma de plata atraviese su cuello, cortándole la cabeza en el acto, o atraviese su corazón.

Un hombre lobo es un hombre completamente normal la mayor parte del tiempo, y se comporta de manera natural, y con los sentidos mucho más desarrollados que los humanos (especialmente el olfato y el oído), además de estar en buen estado de salud y forma física.

Mate: Nombre que recibe el o la compañera de un hombre lobo. Normalmente, suele ser una persona de su misma raza, y la unión dura toda la vida, hasta que uno de los dos muera. Dos almas, o mates, se suelen reconocer a simple vista, ya sea por su olor, o por el lobo interior (cuando se está en forma humana) quien puede reconocer al mate, por más increíble que parezca, con solo una mirada.

Los hombres lobos son territoriales, unidos en pequeñas o grandes manadas en donde el más fuerte de ellos, llamado Alpha, es el que los dirige. El Alpha tiene un segundo al mando quien recibe el nombre de Beta, encargado de la manada cuando el Alpha no está, por ejemplo.

Para llegar al mando de una manada de hombres lobos o bien se hereda... o se desafía a una lucha a muerte al actual Alpha de la manada.

Los hombres lobos, tanto como los vampiros, a medida del paso de los años, han logrado hacerse un hueco entre la humanidad, logrando mantener su naturaleza en secreto mientras se hacen pasar por un humano normal. Normalmente viven alejados de la multitud humana, prefiriendo los lugares más solitarios y naturales, pues la conexión que ellos tienen con la naturaleza y la vida salvaje es verdaderamente intensa.

Vampiros ¿Qué es? Y su origen

Un vampiro es un muerto viviente dotado de una enorme fuerza y poder, que mantiene su inmortalidad bebiendo la sangre de seres vivos.

Los vampiros o, como les gusta autodenominarse, los Sahcer, (vampiros nacidos de sangre), o Espectros,( humanos transformados en vampiros), existen desde los tiempos más antiguos que recuerda el hombre. Sobre su origen hay dos teorías principales:

La primera señala a Lilith, Reina de la Noche, Madre de los Demonios y primera mujer de Adán, como la auténtica y primigenia vampiresa. Creada por Dios a la vez que Adán, resultó tener un alma demasiado oscura y retorcida. No engendró más que espíritus del mal, por lo que fue apodada “Monstruo de la Noche”. Eran famosos sus festines de sangre noche tras noche e, incluso, se dice que seducía a hombres mientras dormían para conseguir aumentar su diabólica descendencia, conocida como súcubos.

La segunda teoría señala a Caín como el vampiro original. Cuando Caín mató a su hermano Abel fue desterrado a las tierras de Nod y allí fue condenado a vagar llevando consigo una maldición. Temería al sol de por vida y sentiría una sed insaciable de sangre. En su exilio coincidió con Lilith, que le enseñó a canalizar el poder de la sangre para aumentar su fuerza como vampiro.

Aunque la historia de los vampiros se remonta milenios atrás, su máximo apogeo se produjo entre los siglos XV y XVI en Europa, principalmente en Rumanía y Hungría. Transilvania, región central de Rumanía, es conocida por ser la cuna de los vampiros y donde pasó gran parte de su vida el más famoso de todos ellos; el conde Vlad Drakul, más conocido como conde Drácula o, también, como “el Empalador”, apodo que ganó debido al gran placer que sentía comiendo ante los cuerpos empalados de sus enemigos. Vlad Drakul fue uno de los más crueles vampiros de la historia y extendió su mal por Alemania y, más tarde, al resto de toda Europa.