Capítulo. 1
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"Que? Pero por qué ahora?"
"Quiero ver si lo supera... esta vez no estará sola"
Escuchar esas voces no había sido lo más confuso o lo peor.
Era que no podía respirar bien y que no recordaba nada de ella misma.
Ni siquiera su nombre. Se sentía vacía por dentro.
Había despertado boca abajo escuchando el metal chocando, y lo único que vio como fuente de luz, eran esas luces rojas.
Luces que ya la estaban hartando.
Se había cansado de buscar una forma de salir, una palanca o algo que parara esa cosa, pero no había nada que pudiera ser útil o una respuesta.
Solo había rejas, paredes, metal.
Su respiración se agitó aún más, sus manos estaban sudadas. Su corazón latía con fuerza. Asustada. Aterrada. Desesperada.
«Cielo» esa palabra cruzó por su mente e instintivamente vio hacia arriba, sintiendo la necesidad de verlo, esperando encontrarlo. No estaba.
Empezó a hiperventilar, sintiéndose asfixiada mientras la caja seguía subiendo frenéticamente.
Quería salir de ese maldito lugar ya, sentía que entre más tiempo pasaba ahí, más profundo caía. Se estaba ahogando.
«Cielo» volvió a pensar y sabiendo que no lo encontraría ahí, contuvo esa necesidad, cerró los ojos sintiendo como respiraba con fuerza.
—¡Qué mierda es esto!? —grito de nuevo, abrazándose a ella misma.
Hubo un estruendo metálico y finalmente todo se detuvo. Las luces rojas se hicieron verdes, y lo que parecían ser puertas se abrieron. Ella se cubrió los ojos y parpadeo acostumbrándose a la iluminación.
Trató de calmar su respiración cuando poco a poco las manchas negras que veía se volvían rostros, uno de ellos se acercó lo suficiente para observar mejor.
—Shuck.. —murmuró este.
—¿Qué pasó Newt?
—Ven a ver tú mismo.
Otra persona se acercó, un moreno quien la vio compartiendo la misma cara de sorpresa que el otro chico.
—¿Qué pasó chicos?
—Ya suban a ese larcho.
—Hablen que me estoy estresando.
Escuchó varias voces gritando y los chicos se miraron, el moreno le asintió y él que al parecer se llamaba Newt hablo:
—Es una chica.
En medio del bullicio y la confusión pudo captar ciertas frases, asumió que habían muchas personas, sin embargo ninguna de esas voces era femenina, eso la horrorizó.
—De verdad!?
—¡La quiero para mi!
—¿Es bonita?
—¿Cuántos años tiene?
—¡Ya cállense! —dijo de nuevo el chico, pero nadie pareció escucharlo porque todos siguieron hablando.
Pronto se vio rodeada de muchos hombres, asomando la cabeza para verla mejor en la caja, haciendo que recordara dónde estaba.
—Me parece que está muy delgada
—¡Yo la quiero!
—¡Miren su trasero!
—Yo si le doy.
Ella no lo soporta más, ni estar en esa caja, ni a ellos.
—¡MIERDA!! ¡MALDITOS ESTUPIDOS!!! YA CÁLLENSE!!! —dio una patada al piso de la caja creando un estruendo lo suficientemente fuerte como para que la escuchen—. ¡QUE ALGUIEN ME SAQUE DE AQUÍ!! ¡MALDITA SEA!!
Los chicos dieron un paso atrás.
—Uhh está molesta.
—Ya sáquenla, la quiero ver.
—¿Todas son así?
«Si idiota, lo son cuando están rodeada de hombres estúpidos» pensó ella mientras lo fulminaba con la mirada, a lo cual, el chico se escondió detrás de los otros.
Los escucho cuchichear de nuevo entre ellos mientras un chico lanzaba una cuerda, saltando a la caja quedando junto a ella.
—Vamos —le tendió su mano con la cuerda, la castaña dudó por un momento, lo miro a los ojos y este solo asintió impaciente, tomó la cuerda con fuerza y sintió como era alzada fácilmente fuera de la caja.
Estando fuera de la caja, dio unos pasos lejos con la mirada al piso y se tiró con los brazos abiertos para mirar el cielo.
Quería verlo, sentía que necesitaba hacerlo, sentía que era la única forma en la que ella podía saber que ya no estaba en ese lugar encerrada. Evitando pensar porque no recordaba nada.
Estaba celeste con algunos tonos de naranja, sin nubes, al parecer ya era tarde.
Noto como se acercaban a ella. Cerró los ojos y soltó un suspiro mientras tocaba piso de piedra con las manos debajo suyo. Regresó a la realidad.
Abrió los ojos y se encontró de nuevo rodeada de muchos hombres otra vez, chicos aparentemente. Murmurando, viéndola atentamente, se levantó de golpe y los vio directamente.
—¡Si es linda!
—Tiene el pelo largo.
—¡Está muy delgada! Sartén tendrá que darle mucho de comer.
Se decían entre ellos esas y muchas cosas, riendo mientras la veían sin disimulo. Ella buscó alejarse.
—¡Pero miren! ¿Esas son bubis?
Lo escucho y miro al chico que la señalaba molesta, el resto de los chicos rieron, menos el rubio alto, el moreno, el que la ayudó a salir de la caja y otro que le pegó en la nuca, un pelirrojo.
—¡Ya cállense animales! O no comerán hoy! —grito el moreno de cabello corto, molesto.
Ella siguió caminando hacia atrás y cuando vieron al moreno, corrió.
Escucho como se empezaban a reír y le gritaban que parara, corrió los más rápido que pudo, lejos de ellos.
Pronto sintió el viento en su cara, la adrenalina en su cuerpo, el dolor en su costilla izquierda, como su respiración se estaba dificultando y la libertad apoderándose de ella.
Se sentía mejor, mucho mejor que estar encerrada.
No sabía hacía donde iba, pero siguió corriendo.
—¡Deténganla! —chilló alguien.
Ella no miró atrás y siguió corriendo en grandes zancadas, sintiendo como la seguían y a lo lejos pudo divisar una abertura.
La salida.
—¡Va hacía el laberinto!
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Editado: 09.04.2024