Un año y medio después de que Yuuri y Víktor decidieran irse a vivir juntos en Italia ya eran una familia completa, Yuuri había terminado el instituto, Víktor le había rogado porque fuera a la universidad sin embargo el menor se había negado pues no quería perderse los mejores años, habían adoptado a un pequeño caniche nueve meses atrás, era un revoltoso que le gustaba jugar con Yuuri en la arena. Víktor estaba preparando un emparedado mientras veía por la ventana como sus amores jugaban en la playa, adoraba esas risas divertidas cada vez que las olas llegaban a la orilla, no había perdido sus habilidades por tanto fue imposible tomarlo por sorpresa.
- ¿Piensas que no tengo sensores en toda mi casa Chris?- pregunto con voz ronca.
- Eres un aburrido...- el rubio rio y salio.
El peliplata lo siguió y vio a Otabek, Yura y Phichit sentados en los sillones de la sala mientras Mila observaba unas fotos.
- ¿Quieren algo de tomar?- pregunto mientras mordía su emparedado.
- Me gustaría una soda bien helada...- dijo la pelirroja.
- Ve a la cocina y sírvetela.- sonrió sentándose en el sillón individual.
Todos rieron ante el comentario, sabían que Víktor iba a salir con algo así ya que para la única persona que hacia las cosas era Yuuri.
- ¿Dónde esta el cerdito?- pregunto Yurio observando todo el lugar.
- Afuera jugando con makkachin y Viktorya.- comento sonriendo.
Desde que Víktor y Yuuri se fueron ninguno había podido ir a visitarle pues estaban ocupados en sus propias vacaciones y no era para menos ya que se habían esforzado de sobre manera en su ultima misión con los Katsuki.
- Mas tarde van a venir papá y mamá, dijo que te iba arrancar el cabello por haberte ido sin avisar.- dijo Yurio burlón.
- No creo que me preste atención cuando vea la sorpresa que le tengo que dar.- siguió comiendo su emparedado.
Se quedaron conversando con Víktor de todas las aventuras que habían pasado y de como Otabek y Yurio se iban a casar dentro de cinco meses, en medio de la conversación entro una bola de pelos marrón que salto a las piernas de Víktor para darle amor.
- Víktor, no te da miedo que Yuuri este hablando con la tal Viktorya.- comento Phichit al ver que Yuuri no entraba.
- No tengo porque preocuparme, ella tiene la mitad del amor de Yuuri.- comento el mayor dándole mimos a su mascota.
- Nunca pensé que compartirías el amor de Yuuri...- los cinco le observaron sin entender nada de sus palabras.
- Tiene que compartir mi amor, porque a quien va dirigido es a una extensión de el...- comento Yuuri entrando.
Todos se quedaron con la boca abierta al ver lo que Yuuri cargaba en brazos, la condición medica de Yuuri era única y que no se veía desde hace años, era un doncel, eso significaba que podía concebir vida a pesar de ser un hombre, la medicina había registrado unos cuantos casos y Yuuri era uno de ellos, la pequeña que estaba en sus brazos tenia una sonrisa en forma de corazón, los ojos azules, tes blanca y el cabello negro.
- ¿De donde salió eso?- pregunto Yurio saliendo del shock.
- De mi vientre y de las noches salvajes que Víktor me dio y se llama Mia Viktorya.- sonrió y le la paso al peliplata.
- ¡Pa-pá!- dijo dándole un abrazos.
- Santo...- Mila paso la mano por su cabello- Por eso tenias pancita cuando nos llamaron, eres un doncel... por eso la mitad de tu expediente medico estaba eliminado.- comenzó a atar cabos.
Estaba totalmente sin palabras y solo podían ver la perfecta combinación de genes que estaba en los brazos de Víktor, a la niña le gusto Otabek ya que fue al primero que le extendió sus brazos con una sonrisa, los cinco estaban embobados jugando con ella cuando Lilia, Yakov y Hiroko llegaron, la ultima ya sabia de todo pues Yuuri se mantenía en constante comunicación sin embargo la pareja tuvo que sentarse para escuchar toda la historia y les tomo unos minutos terminar de procesarlo, a Lilia se le olvido por completo el hecho de que iba a estrangular a su hijo y se quedo embelesada con su nieta al igual que su esposo. Se iban a quedar unos cuantos días de vacaciones en Italia para disfrutar de la belleza del lugar y sobre todo de su hermosa nieta, la tarde entera la casa la paso llena de risas y felicidad.
- Tenemos una hermosa niña.- comento Yuuri acostado sobre Víktor en la hamaca de la terraza, con su pequeña dormida en brazos.
- Yo tengo dos hermosos ángeles que me han dado la vida y la felicidad eterna.- le dio un beso en la mejilla.
- A todos también les gusto...- sonrió acariciándole la mejilla.
- Si, estoy seguro que las visitas van a ser mas constantes o se mudan aquí para estarla consintiendo.- ambos rieron.
- Tus padres no se retirarían del trabajo solo por ella.- dijo mientras se acomodaba mejor.
- Puede que no, quizás pidan un cambio de agencia y dejen Rusia. los abrazo con amor.
Cuando todo termino en Japón, Lilia decidió regresar a Rusia con su esposo y su hijo que no dejaba de provocarle dolores de cabeza a su padre como lo hacia el primero; cuidar, amar y educar una bella niña de seis meses se había convertido en la misión mas importante para Víktor y como buen hombre y padre responsable protector la iba a cumplir a costa de todo.
FIN
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Editado: 25.04.2021