Cierro los ojos agudizando mi oído y escucho la respiración calmada de Agatha.Cuando regrese a la nube el día de ayer,ella me esperaba con los ojos llenos de lágrimas y pase horas en su habitación tratando de que se calmara. Todos habían sentido la muerte de esos arcángeles y, por lo que me ha contado la pequeña, esta vez fue más fuerte que las anteriores. Sintieron su dolor mientras eran asesinados y es algo que a los ángeles les perturba. Tienen demasiadas preguntas y no sé qué es lo que hará la Corte Celeste al respecto. Sin embargo, ha dejado de importarme las decisiones que vayan a tomar de ahora en adelante. Es más que claro que ellos no van a cambiar de opinión y de actitud. Lo que hagan o dejen de hacer ya no es de mi incumbencia, pero espero que al menos me dejen completar mi misión y hacer lo posible para que ellos no sean asesinados.
Escucho en la habitación de Lucifer el movimiento de una hoja, un suspiro y una respiración calmada.
— ¿Cómo es que aun tienes ese libro? —pregunta Azrael dentro del cuarto.
—No es necesario que te explique la razón porque sabes perfectamente lo que significa para mí —contesta el demonio.
—Algún día tendrás que contarme lo que contiene ese libro.
—Algún día —susurra.
Abro los ojos mirando el cielo iluminado por los rayos del soly dejo de escuchar su conversación. Era más que obvio que los ángeles no dejarían que los demonios sean tratados con amabilidad y que les asignaran una nube para descansar con tranquilidad, por lo que Lucifer decidió traerlos aquí e instalarlos en su habitación. Fue una buena decisión y la acepto. Sin embargo, me es inevitable recordar que no he visto al líder de los demonios después de que me fui del castillo. Lo escuche cuando llego a la nube de Agatha y hace unos segundos, pero no me he topado con él.Y no sé si quiero que eso suceda.
Una ráfaga de viento sacude mi cabello y cierro los ojos dejando que se mueva con libertad. He pensado toda la noche el asunto de los sentimientos y he llegado a la conclusión de que debo aceptarlos. Me es difícil creer que una máquina como yo sea capaz de poder sentir, pero así fui creada y es parte de lo que soy. Sé que soy una máquina, una protectora y una amiga. Me acepto y eso no va a cambiar. Tener conocimiento sobre las emociones que puedo experimentar y que he experimentado me hace sentir… libre. Desde el momento en que desperté hasta ahora me he dado cuenta de que no era yo misma porque no sabía que podía tener sentimientos. Es cierto que he experimentado la curiosidad y la sorpresa. Sin embargo, era una pequeña parte de las emociones que puedo sentir. Es como si mis sentimientos estuvieran bloqueados, dejándome incompleta, y ahora que están desbloqueados puedo ser Ava. La protectora celestial.
Mis recuerdos fueron dañados y eso ocasionó que no fuera quien realmente soy. Los sentimientos son parte de mí y si no tengo el conocimiento de su existencia, no soy la verdadera Ava. Pero eso ha cambiado. Todo ha cambiado en cuestión de días y sé que seguirá haciéndolo. Sin embargo, el peligro sigue existiendo y tengo que detenerlo. La extinción de los ángeles y demonios está cerca y la única manera de detenerlo es buscando a Luzoc. Miguel me ha dicho que quiere acompañarme y soy consciente de que no puedo completar mi misión sola por lo que aceptare su ayuda. Desde el comienzo sabía que yo no puedo contra los Ocronus por lo que necesitaba la ayuda de los ángeles y demonios. Las cosas se complicaron demasiado gracias a la Corte Celeste y los Superiores, pero aun así daré todo de mí para protegerlos. Hasta que mi núcleo de energía este destruido.
Escucho que una puerta se cierra y siento la presencia de Lucifer. Abro los ojos escuchando como sus pasos se acercan y mi núcleo de energía crea un pequeño rayo de electricidad que recorre todo mi cuerpo. Aun no comprendo cómo es que mi corazón hace eso, pero tengo la vaga sospecha de que tiene que ver con los sentimientos. Sin embargo, eso no quita el hecho de que no sé qué es lo que siento por el demonio. Estoy completamente segura que desde que lo conocí empecé a sentir cosas por él, pero aún no he descubierto que clase de sentimientos. ¿Quizás felicidad? ¿Tristeza? ¿Dolor? Ese punto no lo tengo muy claro y creo que la única manera de averiguarlo es poniendo atención a las sensación que me recorren el cuerpo cuando se acerca o habla conmigo.
El demonio se sienta a mi lado en silencio y por el rabillo del ojo noto que me observa. Escucho que suspira y espero pacientemente a que hable. ¿Qué es lo que quieres decirme?
—Ava, yo… —susurra y lo miro— lamento todo lo que te dije.
Baja la mirada nervioso y me tiende mi chaqueta blanca. Observo que su pecho se encuentra desnudo, sin ninguna marca, dejando al descubierto su tatuaje y que sólo lleva puesto un pantalón negro. Ladeo la cabeza ante sus palabras y sonrío mientras tomo la tela blanca de cuero.
Editado: 16.02.2018