MIA
Es curioso la forma en cómo tomamos importancia a cosas que antes ni siquiera tomábamos atención.
En mi caso, por ejemplo, he venido muchas veces a Salmon Street Spring a sentarme en el mismo árbol que probablemente lleva más años que yo en este mundo y ha tenido el privilegio de estar frente al Río Willamette, observando cada día los botes o pequeños barcos llenos de turistas o personas que se toman un respiro de su vida cotidiana para disfrutar de algo tan simple como un paseo. Nunca me detuve a solo ver, solo venía a pensar en mi desastrosa vida o en el mejor de los casos esperar a que mis amigos vengan para luego ir a otro lugar.
Pero ahora a tan solo días de graduarme e ir a la universidad, me doy cuenta de lo mucho que extrañaré este lugar en los próximos cuatro años que estaré fuera de la ciudad y, aunque suene estúpido, extrañaré a mi padre. Después de todo, él es el único pariente que tengo y quien se encarga de darme lo que necesito para vivir y estudiar. Además, es mi padre y una parte de mí siempre lo amará y va a tener la esperanza de que reflexione sobre lo hace, me pida perdón, cambie y seamos la familia que hemos tenido que ser.
Tal vez la distancia ayudará a que eso pase. Él podría darse cuenta con el tiempo mientras yo persigo mi sueño de graduada de Psicología en la universidad de Yale.
Tengo fe en mi misma de que he logrado entrar. Pasé los últimos años de la preparatoria esforzándome en sacar sobresalientes y talleres extracurriculares para conseguir los créditos necesarios para enviar mi carta de solicitud y me esforcé bastante en impresionarlos en la entrevista. Y ahora estoy aquí, esperando y revisando cada hora mi correo esperando el tan anhelado “Ingresó”.
No sé qué haré si no ingreso. No envíe solicitudes a otras universidades, Yale siempre fue mi única opción y no entrar será un golpe muy fuerte para mí. Pero trato de no ser pesimista, quiero creer que lo he conseguido.
Voy a conseguir entrar. Seré psicóloga y ayudaré a las personas a superar sus problemas, seré quien los escucha cuando sientan que nadie lo hace y quien les ofrezca una mano cuando sientan que se ahogan en su sufrimiento o ya no puedan seguir avanzando. Sé por experiencia propia lo que se siente sentirse así, sola, incomprendida, atrapada en tus problemas y no poder hablarlos con alguien para no preocuparlo o ser criticado o menos preciado. Es una sensación dura que te mata, te consume lentamente. Y por saber lo que se siente es que yo quiero ser esa persona que esté dispuesto a ayudarlos, que reciban la ayuda que yo nunca recibí.
—¿Cómo está la chica más sexy del mundo?
La voz detrás de mí me toma tanto de sorpresa, que me encojo asustada pero me recompongo rápidamente para que Lena no se dé cuenta de que de verdad me ha asustado.
—No me grabes. —protesto cubriéndome el rostro.
La escucho soltar una risita.
—Solo es para mi Instagram. —se encoge de hombros sentándose a mi lado, cruzando sus tobillos. —Entonces… no has respondido a mi pregunta.
Me asomo para ver que haya guardado su celular y al no encontrar el cascarón de amarillo, bajo el bolso que me cubría.
—Estoy bien. —respondo llevando mis piernas a mi pecho y rodearlas con mis brazos. —Ansiosa por saber la respuesta de Yale, es todo.
—Deben aceptarte o se perderán a una excelente alumna. — me anima. —Aunque… —reflexiona— se están demorando en enviarte una respuesta.
Asiento suspirando pesadamente, consciente de lo que dice.
—Llamaré más tarde a la secretaria. Tal vez se les olvidó o se perdió.
—Es posible.
—¿A ti ya te respondieron?
Sonríe entusiasmada.
—Oficialmente estás frente a una estudiante de Columbia. —alza los brazos en modo de victoria.
Nunca entenderé porque estudiará Pediatría cuando ella no tolera a los niños por mucho tiempo. Siempre creí que estudiaría algo relacionado a comunicaciones dado que estaba en la revista de la preparatoria y sube tutoriales de maquillaje en sus redes, es una conocida youtuber. Pero supongo que no importa. Se ve feliz con la decisión y yo lo estoy por ella.
Después de todo, hemos sido amigas desde hace mucho tiempo y aunque somos polos opuestos, hemos estado para la otra en las buenas, malas y en las peores. Somos el típico cliché de amigas.
—Me alegro por ti Lena. — le digo con sinceridad abrazándola con fuerza.
—¿Y para mí no hay?
Ambas chillamos cuando Paul aterriza a nuestro lado.
Yo cierro los ojos con fuerza. ¿Hoy el día de asustarme?
—Sí, pero no vuelvas asustarnos de esa forma. —lo regaño antes de abrazarlo.
Él se unió a nosotras cuando estábamos en la primaria. Primero nos hicimos amigos ambos y luego le presenté a Lena. Ha sido ese amigo consejero, protector y compañero de películas, series y aventuras que he podido tener cuando mi padre sale de viaje o no está en casa. Es increíble y lo quiero mucho. Él junto con Aiden son los únicos chicos a quienes he querido y dejado tomar un lugar importante en mi corazón. Paul es como mi hermano gemelo ya que nacimos el mismo día, tenemos una conexión muy fuerte.
Nuestra amistad es tan grande, que ambos iremos a Yale. Él estudiará Fotografía y planeamos alquilar un departamento para nuestra comodidad. Ha sido nuestro sueño desde que los doce años, cuando a él le regalaron su primera cámara fotográfica.
—¿Por qué se tardan tanto en darnos una respuesta? — me pregunta un tanto nervioso recostándose y poniendo su cabeza en mis piernas.
—Ni idea. Sólo espero que se den prisa o sufriré un ataque de ansiedad. —juego con su cabello y hago pequeñas trenzas.
—Oigan, dejando a un lado sus preocupaciones. — interviene Lena sonriente. — Hoy habrá fiesta en casa de Landon. ¿Se animan a venir?
Landon es el novio de Lena desde hace dos años y lo hemos incluido a nuestro grupo desde aquel entonces y nos cae genial, es un chico muy divertido. Son el prototipo de la pareja perfecta que fueron los reyes del baile y que se espera se casarán y tendrán hijos. Yo pienso lo mismo. Ellos se aman con locura.
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Editado: 29.11.2024