Proyecto hormonas

➳Desayuno

Sábado en la mañana, Troy estacionó su motocicleta enfrente de la casa color verde y caminó por un pequeño senda que estaba rodeado de césped hasta llegar a la puerta, tocó tres veces y no escuchó respuesta alguna. Giró su cuerpo para verificar que se encontraba un carro estacionado y que la casa no se encontraba sola, reconoció aquel carro que estaba ahí parado, era el mismo de anoche, donde Alaska se fue con sus amigos, así que volvió a insistir un par de veces más.

Alaska abrió sus ojos aturdida por los golpes que se oían desde la puerta principal y se movió un poco, notó que algo estaba aplastando su seno derecho y cuando dirigió su mirada ahí, abrió sus ojos como platos al ver que la mano de su amiga Paula se encontraba apretándolo repetidamente, y una pierna de ella se encontraba la suya como la de su amiga pelirroja. Intentó zafarse con pereza y sin resultado alejó la mano traviesa de su amiga y se acomodó mejor en la cama con la esperanza que la persona que llamaba se fuera, pero no quiso desistir.

Entonces molesta se levantó de la cama arrastrándose por ella hasta que sus pies tocaron el suelo, se acomodó el short y buscó unas sandalias. Bajó las escaleras de su casa para llegar a la entrada y sin ver por el orificio abrió la puerta.

—¿Qué? —preguntó malhumorada sin percatarse quién era.

—Creo que alguien no amanece muy bien los fines de semana —se burló el chico castaño mostrando sus grandes dientes—. Hola Alaska—ofreció su mano educadamente.

Alaska la estrechó y lo miró confusa—¿Qué necesitas?

—Es sábado—Troy brindó una pista y la chica se encogió de hombros sin entrar en razón, además su visión no ayudaba mucho porque no llevaba sus gafas puestas—. Tú me vas a dar tutorías, ¿Te acuerdas?

La chica abrió sus ojos sorprendida y asistió sin analizarlo muy bien. Su acompañante la escaneó con la mirada, notó que tenía unas piernas largas, blancas y al parecer muy suaves; siguió su camino sobre su tórax y llevaba una camisa de tirantes sin sujetador por lo que sus pezones se hacían un poco más visibles y finalmente sus ojos se posaron en su cara un poco cansada con lagañas en sus ojos y un pequeño charco de baba seca sobre su mentón.

—¡Cierto! Pero habíamos quedado que iba a ser después de dar mi taller en la biblioteca, ¿Qué hora es?

—Nueve de la mañana, y pues no quiero venir en la tarde, te envíe un mensaje hace rato y no me respondiste, por eso me imaginé que sí querías cambiar el horario de las asesorías —concluye mirando atentamente hacia sus senos.

Dios mío, creo que mi pene va a explotar dentro de mis pantalones sino quito la mirada de ahí, pero se ven tan ricas para lamerlas hasta dejarlas hinchadas. Deseo meter mi cara entre ellas, y luego hacerla gritar mi nombre.

Alaska al percatarse se siento incómoda y asistió un par de veces con la cabeza abriendo paso e invitando al chico adentrarse. Troy caminó un par de pasos y divisó la casa cálida y limpia. Los sillones café estaban recargados junto a la pared, la televisión estaba justo enfrente, la joven indicó con la mirada que se sentará en el sillón, y sin rechinar el chico lo hizo.

—Voy a cambiarme de ropa y ya regreso —aclaró antes de subir las escaleras deprisa huyendo de la mirada pervertida de su invitado.

¡Este puto idiota estaba mirándome los senos!, ¿Pero qué le pasa? Ojalá y le caiga un rayo en la cabeza para que ponga a funcionar el hámster que trae dormido en el cerebro.

Primero pasó por el cuarto de sus padres, donde sus amigos se encontraban durmiendo. Los observó profundamente dormidos dándose la espalda el uno al otro. Se dirigió a su habitación donde todavía sus amigas se encontraban dormidas, buscó en su armario unos pans de color gris y una camisa blanca grande junto con un sujetador. Al estar cambiada fue hasta el baño y se lavó la cara para despertarse completamente, se puso sus lentes y ató su cabello en una cebolla muy mal hecha, al cabo dejó un par de pastillas con una botella de agua en su mesita de noche para la resaca al despertar.

Bajó nuevamente y se encontró con el chico mirando las fotografías que adornaban algunos muebles como la mesa del centro.

—¿Qué haces? —cuestionó al chico tomándolo por sorpresa y él dio un pequeño brinco.

—Nada —tartamudeó nervioso mientras discretamente dejaba el cuadro en su lugar.

—De acuerdo, ¿Trajiste el material para trabajar?

—Sí, mi mochila esta en el sillón.

Ambos adolescentes se dirigieron hasta el sillón y se sentaron. Troy buscó en su mochila la libreta de matemáticas, la brindó a su tutora y ella empezó a revisar sus apuntes con dificultad porque no tenía orden ni limpieza sin agregar que su letra parecía jeroglíficos de Egipto.

—¿Qué estuviste viendo? —preguntó con su ceño fruncido.

—Cálculo diferencial con sus derivadas, algo muy sencillo —admitió con ego.

—Perfecto, entonces si sabes, te pondré unos ejercicios y tú los resolverás solito, ¿De acuerdo? —retó con una sonrisa malvada— ¿Sí entiendes las derivadas implícitas?

Troy negó con la cabeza mientras Alaska empezó a escribir unos cuantos ejercicios de los sencillos en el cuaderno con una pluma azul, una vez terminados los entregó a su respectivo dueño, y se levantó del sillón—. Si necesitas algo puedes llamarme desde la cocina, ¿Quieres almorzar algo?

—¿Sabes cocinar? —preguntó desviando su mirada del cuaderno.

—Claro, mamá es pastelera y sería muy ridículo que no supiera hacerlo.

—Entonces sí quiero.

La chica caminó hasta el refrigerador de la cocina y al abrirlo no encontró absolutamente nada más que un cartón de leche vacío y una cebolla a medias. Frunció su ceño desorientada, ¿Dónde se encontraba toda la comida? Al cerrar la nevera notó un papel color amarillo sobre esta con la linda caligrafía de su madre.

"Hey, Ally.

Tu padre y yo no llegaremos hasta en la tarde, pasamos en la mañana y todos estaba muy dormidos y cansados, así que no quisimos despertarlos. Por lo tanto estoy escribiendo esto para decirte que no hay comida, pero te dejo un poco de dinero en el florero para que vayas a surtir un poco y te vayas bien almorzada a tu taller.



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En el texto hay: nerdybadboy, badboys, amigos y amor

Editado: 30.09.2020

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