Frente a frente con las 12 capsula, 3 de ellas rotas, una vacía e intacta y otras 8 conteniendo a bestias hibrido humanas creadas con el único propósito de matar.
Por la hora está a punto de amanecer.
Hoy será el día en que proyecto zodiaco llegue a su fin.
—Adelante, has lo tuyo.
Acuario levanta ambas manos y el líquido de las capsulas empieza a burbujear. Los monstruos se despiertan retorciéndose de lo que 11 le está haciendo.
No tengo idea, ni quiero saber, se ve demasiado doloroso y parece que se quedan sin oxígeno.
Van desistiendo uno por uno. Sus ojos se mantienen abiertos mientras flotan sin vida en una escena escalofriante.
— ¿Están… —trago saliva— muertos?
Con una voz súper angelical responde:
—Hice que el agua entrara a sus pulmones hasta ahogarlos.
Demente.
—Buena niña —acaricia su cabello de estropajo.
A partir de ahora ella pasaría a ser un cadáver y yo una prófuga; así que antes de levantar cualquier sospecha cojo una inyectadora y extraigo una cantidad de sangre suficiente para salpicar el laboratorio.
—Dame la bata.
Pido y ella no tarda, apenas la tengo en mano la rompo y desgarro botándola al suelo.
Solo falta algo, lo más esencial. Tomo la silla, camino y agarro impulso estrellándola contra la capsula 11.
—Pensaran que Leo nos comió y que murieron a falta de mi atención. No les conviene que esto se sepa por lo que se olvidaran rápidamente de nosotras diciendo que nunca existimos. Empezaremos una nueva vida.
Se ríe de una forma tan tierna que temo sea falsa.
— ¡Que inteligente! Entre todos los doctores que me han tocado, tú fuiste la única que no me lastimó ni me hizo sentir incomoda.
Me gire a verla, con un extraño presentimiento.
— ¿Incomoda? —pregunté.
—Alexio me tocaba aquí —agarro sus pechos y tuve que respirar hondo para conseguir contener la furia.
¡Enfermo de mierda!
Extendí mi mano para que la agarra, su manta es demasiado pequeña.
—Bueno… ya nadie te hará sentir incomoda, y si lo hacen: explótales el cerebro.
Vuelve a reír mientras nos encaminamos al ascensor que nos sacaría de este infierno.
—No te puedo llamar 11 —se me ocurre—. ¿Tienes uno en mente?
—Acuario me gusta.
—Eso sería aún más extraño, no quiero que te hagan bullying. Te llamare Acua.