- JAKE -
Estaba cansado de los altibajos de mi vida, también estaba enojado por los altibajos de la vida de Fanny… O muerte. No sé. No tenía ganas de pensar más, no esa noche. Pero mientras más me forzaba a dormir peor mi cabeza dolía.
Por unos momentos ambos habíamos tenido esperanzas de algo mayor. Que todo volviera a la normalidad causó estragos en nuestros sentimientos. Entendía a Fanny, cómo debía de sentirse… Pero estaba cansado también de eso. Los sentimientos.
Por alguna razón nunca me había llamado mucho la atención el tema de las relaciones estables, siempre había pensado que era porque realmente no había encontrado a esa persona especial. O alguna que me sacudiera bastante el piso como para hacerme reaccionar.
Hasta que llegué a Sebring.
Todo comenzó cuando conseguí ver a cierto fantasma. Todo ella, su situación y su manera de llamarme… Todo hizo estragos en mí. Por fin había conseguido algo que muchos buscan, ese sentimiento de revoltijo en el estómago. Eso que te hacía pensar por largas horas, te sacaba el apetito o te hacía devorar grandes cantidades de helado.
Pero no era tan fácil. No cuando ella estaba muerta.
A eso de las cinco de la mañana sentí sonidos en la cocina, me asomé desahuciado por no poder dormir y me fijé quién era al bajar las escaleras. Vi la figura de mi padre, aún con su uniforme, yendo dirección a la oficina con una taza de café en sus manos.
No había señales de fantasmas.
Lo seguí y abrí levemente la puerta de su oficina. Mi padre me observó, tenía anteojos puestos y la mirada fija y cansada en la computadora. Las ojeras bajo sus ojos indicaban que no había pegado un ojo.
— ¿Papá? — Él recién se dio cuenta de mi presencia cuando escuchó mi voz, aun cuando ya estaba dentro de la oficina.
Se apoyó en el respaldo del asiento observándome, tratando de hallar algo en mí. Suspiró.
— Necesito toda la verdad, Jake — Dijo él para mi sorpresa.
— ¿De qué verdad hablas? — Pregunté cauteloso.
El sol de la mañana apenas iba asomando sus rayos y colándose por la ventana, entre las cortinas. Se podían sentir los cantos de algunos pájaros que comenzaban a despertar.
Todo el ambiente parecía tranquilo, pero por alguna extraña razón mi corazón latía con fuerza y condenadamente rápido.
— Tengo el legajo de Fanny Courtney ¿Quieres que te diga lo que encontré? — Él tecleó algo y luego giró la pantalla del monitor para dejarme ver — Necesito que me expliques esto, ahora. Porque le he estado dando vueltas a esto toda la noche y no encuentro coherencia entre tus acciones y tus palabras.
Tuve que sentarme, mis rodillas cedieron ante la foto de la muchacha en la pantalla. Era Fanny, claro que sí. Y acababa de recordar de que mis padres la conocieron.
— ¿La muchacha está viva? — Inquirió Oliver, yo no sabía cómo abordar la situación — No encuentro otra explicación, aunque realmente no sé cómo pudo falsificar una muerte… Y no entiendo por qué ustedes están tratando de desvelar el asesinato de alguien cuando realmente no sucedió.
Revolví mi cabello, mi pierna derecha comenzó a moverse con un tic nervioso. Necesitaba a Meg para esto, ella sabría cómo resolver la situación. Maldición.
— Escucha papá — Comencé — Necesito que realmente me creas en esto y no me tomes por un loco. Porque lo que vas a escuchar no tendrá ningún sentido.
Él se cruzó de brazos y asintió.
— Ella está muerta.
Mi padre observó el techo y se refregó la cara con sus manos.
— Es un fantasma, no siempre puede manejar que la vean o no… Estuve pensando toda la noche en eso realmente, creo que se trata de las energías o… No importa ahora — Sacudí mi cabeza, tratando de resumir y no hacer la cuestión más compleja de lo que ya era — Lo importante es que desde mi accidente puedo verla, la he estado ayudando para hacer justicia por su muerte ¡Ella me dijo que su padre la asesinó!
— Jake… — Vi en sus ojos pena, él no estaba creyéndome — Creo que debemos volver al hospital… El golpe y la cirugía… Debió causar algo.
— ¿Tu realmente crees que alguien como Megan Smith iría a creerme si estuviera loco? — Cuestioné — Ella no cree en nada sin pruebas. Y las hay, tú la viste. Dyl y Meg la vieron también, pero Fanny no puede manejar esto de las apariciones… Ahora nadie puede verla más que yo.
— ¿Dices que estás viendo la chica aquí y ahora? — Preguntó él, más nervioso por mi salud mental que por si había un fantasma en la casa.
— No, ahora no. Ella se alejó de mí — Sacudí la cabeza intentando obviar mi maraña de sentimientos — Mira, los chicos pueden darte la razón si les preguntas…
— Los fantasmas no existen Jake…
— Yo estuve toda mi vida tan cerrado de mente como tú, pero créeme cuando te digo que es difícil de ignorar cuando mueve objetos por la casa o hace que las luces se vuelvan locas.
Oliver frunció el ceño y miró hacia otro lado. Pareció estar pensando en algo, tenía la esperanza de que recuerde algún suceso extraño en el que esté involucrada Fanny. O simplemente se sugestione lo suficiente para creerlo de esa manera y termine creyéndome.
— Es imposible — Él volvió a refregar su cara, parecía tener sueño — Realmente imposible.
— Tengo manera de probártelo, si ese es el problema — Dije — Pero no es la cuestión aquí, lo que es más importante ¿Has revisado lo que te pedimos?
Oliver asintió, volvió a acomodar la pantalla y buscó algo.
— Ella apuntó la fecha de la muerte de la madre en el dorso de la pintura — Con que esa era la fecha, ahora todo tenía más sentido — Y puso que su padre, Philip Courtney, es culpable.
— Culpable de la muerte de su madre, sí. Ella debió verlo, el profesor debe de saber esto…
— ¿Qué profesor?
— Gabe Shuts — Dije y comencé a relatarle todas las incógnitas que él mantenía a su alrededor y cómo había estado tan convencido de guardar ese cuadro en el museo.
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Editado: 05.08.2020