Capitulo 17
Había pasado una semana. Una semana que en un principio le había parecido de tranquilidad, más que eso; de espera. Una espera que se convertía en enojo cada que lo pensaba.
La había dejado en su casa de manera extraña y poco profesional. Diciéndole, mejor dicho; ordenándole que estudiara el contrato y le diera respuesta al día siguiente. Y sí lo había hecho, pero, no logro encontrar nada que la convenciera.
Era un contado muy engañoso, su fecha era de tres meses y las condiciones le parecían absurdas. Definitivamente la creía tonta.
Estaba dispuesta a rechazarlo sin duda alguna, y más aún, cuando le habían notificado por su correo la veracidad de lo que antes le había dicho Dimitri sobre la beca a su nombre.
Le dio muchas vueltas al asunto, mientras leía las absurdas "normas" que detallaba en el papel, una de esas dudas era: ¿Por qué lo había hecho? Era consiente de que más que el dinero había algo que no estaba dicho. Y preguntándose a sí misma, sintió que la respuesta más acertada y menos estúpida, era la de que tal vez si la había llegado a querer y sentia remordimiento de que ella hubiese perdido eso por su culpa, igual a él dinero no le faltaba y ella si que lo necesitaba.
Sirvió una taza de café soltando una maldición al haberlo derramado y quemandose en el proceso por estar metida en sus pensamientos. Ahí estaba ella, laborando sola durante siete días en donde su jefe no se había pasado ni una sola vez por la empresa. Era un desubicado, y no sólo ella lo pensaba. Los Capalli estaban notoriamente incómodos con su inversionista aunque no lo dijeran en voz alta. Ya había faltado a tres reuniones, y tenía que asistir ella en su lugar.
—Hey. —dijo Kailey riendo mientras le pasaba las servilletas para que se secara el café derramado. —Tu enojo llega hasta administración, relajate un poco. —dijo su amiga sirviéndose café de manera decente, Maya volteó los ojos con inmadurez una risa recibió como respuesta. —Realmente estás enojada.
—No te rías. —dijo con más dureza de la pretendió mientras frotaba con demasiada fuerza el mesón. —Estoy atravesando un mal momento ahorita. —Kailey la miraba como quien mira a un niño pequeño haciendo algo ridículo. —¿Qué? —preguntó con un deje de cansancio.
—No había tenido tiempo para decírtelo, pero, sabes que no me engañas. —la muchacha colocó el café en la estantería luego de darle un sorbo. A Maya por su lado le había cambiado el color de la cara, al igual que sus expresiones.
—No sé de qué estás hablando. —dijo con rapidez y con la clara intención de irse, Kailey le había cerrado el paso colocándose frente a ella.
—No te vas a ir Maya. —la joven estaba que estallaba en risa, pero hablaba muy seriamente, lo sabía. —Tú tienes mucha historia con el buenote de tu jefe y no la has querido contar.
—¡Claro que no! —dijo Maya con rapidez volteando la mirada con fastidio. —No tengo ni idea de lo que hablas. Te volviste loca por completo. Y yo que pensaba que Sofía era la que necesitaba ayuda, pero nada que ver, tú sí que tienes un problema.
La joven frente a ella sonreía ampliamente como respuesta a sus palabras.
—Me estás dando la razón. —dijo riendo. —La Maya que conozco hubiese hecho como si yo no hubiera dicho nada y siguiera normal con su vida. —aplaudió mientras la tomaba por los hombros. —Maya dilo, uno se libera cuando lo suelta.
Tenía razón, en partes. Nunca había sido buena mintiendo y el enojo que tenía desde hacía ya varios días no la ayudaba de ninguna manera.
—Me vas a meter en un problema si alguien te escucha hablando así. —dijo tratando de mantener la calma. —Solo estoy estresada Kailey. Entiende, mi jefe no se ha pasado por la oficina desde hace una semana y todo se está acumulando.
—Claro que te entiendo. —su compañera le regalo una expresión de consuelo antes de sonreír. —Y.. ¿te llevó flores?
La confusión fue inmediata.
—Pero, ¿qué?
—El día que fue a tu casa. ¿Cómo crees que llegó? —hizo la pregunta dando a entender que la respuesta era obvia, sonrió a la vez que Maya la fulminaba con la mirada.
—¡¿Tú le diste mi dirección?! —preguntó alzando la voz enojada. —¡Es que acaso estas loca! —Kailey la había mandado a guardar silencio ante las miradas de las pocas personas en esa área, pero Maya estaba realmente molesta.
—Maya por favor. Tu direccion está en tu planilla y él es tu jefe. De cualquier forma te hubiera localizado, a demás fue una orden de Henry y yo solamente obedezco.
—Nada de lo que acabas de decir tiene sentido.—había tirado el café a la papelera con furia y levantado la cara con rabia dibujada en ella. —Y permiso Kailey. Tengo que irme. Ya que como mi adorado jefe no se presenta debo reemplazarlo en sus cosas.
—Aja. —dijo soltando una risita. —Pero ni te estreses que solo somos secretarías.
Las puertas del ascensor cerraron dejando la voz de Kailey en el olvido. Quería gritar de impotencia, de mucha rabia. Lo único que le faltaba a esas alturas era que se corriera por los pasillos que mantenía una relación con su jefe, para eso ya estaba Kailey y a ella no le importa en absuluto el tema, al contrario, se reía de todo eso.
Esa noche tenían un evento. Todos los accionistas debían estar presente para la nueva colección y él no se aparecía por ninguna parte. A ella para nada que le apetecía ir, pero debía hacerlo. Marcelo le había comentado que debía estar ahí, para así informale a Aarón lo que había pasado en su ausencia.
Lo había llamado al número que le costó muchísimo trabajo conseguir, no le respondió. Y cuando observó una luz por medio de los correos; todos tenían la misma respuesta: ¿Ya firmaste el contrato?
Ella le respondía que no estaba jugando que debía ir y asumir lo que tenía pendiente, que ella solo era una secretaria y estaba haciendo mucho mas por él , pero nada servía, Dimitri sólo le respondía lo mismo una y otra vez.
Y la verdad, al principio había tenido una repuesta, pero ahora no sabía lo que hacía. Estaba cuidandole la inversión en vez de ocupándose de sus problemas. Definitivamente se estaba volviéndose loca totalmente.