LIA ANDERSON TURNER
-Tu madre aun puede morir, perdió mucha sangre. El bebé lo perdió.-
Esas fueron las palabras de mi tío Richard cuando me aviso de lo que había sucedido, eso fue hace una semana. En todo este tiempo estuvimos en el mismo piso que los Palmer, que para sorpresa de todos Rebecca Turner y Tania Palmer, sufrieron un accidente el mismo día y ambas perdieron a los últimos herederos.
Mi padre se mantiene al margen de todo, pero cada que vuelvo a casa me pregunta por el estado de salud de mamá. Mis hermanos fueron avisados de la situación, ninguno a venido. Pues al ser servidores activos a la nación, se les complica.
En todo este tiempo solo he visto a los hombres de la familia Palmer, en ningún momento se ha presentado mi mejor amiga, ni siquiera me ha preguntado por la salud de mi madre.
He tratado de localizarla pero me dice que esta fuera de servicio, le pregunté a Estefan y solo me dijo que tuvo que viajar de emergencia a la ciudad y no les dijo cuando volvía.
Me encuentro en una parte del bosque, que casi nadie conoce. Está parte esta un poco despejada de árboles y si camino un poco más llego al río que corre colina abajo, es mi lugar de tranquilidad se respire el fresco aire de los pinos junto con el olor a tierra húmeda.
-Parece que te conozco más de lo que debería.-Me sobresalto al escuchar la voz de Ethan, volteo a verlo y observó como extiende una pequeña manta a mi lado y toma asiento.- ¿Cómo te encuentras?- Es lo primero que me pregunta después de un breve silencio.
-Podría estar mejor, ¿Cómo estás tú?- Regreso mi vista al frente y escucho como suleta un suspiro de cansancio.
-Bien, supongo. Mi padre está destrozado, era su última esperanza de que no tuviera un hijo jodido. Tania quedó con él útero destruido, el aborto le desgarro mucho. Nunca más va a poder concebir.- Quisiera decir que no me duele el escuchar esas palabras de él.
-Lo lamento, mi madre quedó mal. No quiero perderla Ethan.- Mis ojos se llenan de lágrimas y no dejó que salgan.
-Shhhh- pasa un brazo por encima de mis hombros, acercándome a él.- Solo por hoy nos vamos a olvidar de todos.
-Nos estamos destruyendo, nos estamos perdiendo Ethan.- Siento como besa mi cabello y escucho el sonido de una pequeña risa.
-Ya estábamos perdidos Li. - Ahí entiendo que ya no hablamos de lo mismo. - Nos destruimos más hace mucho, esto no es nada comparado a nuestra mierda.
-¿Qué hice mal? ¿En algún momento te fallé?- hago dos de las preguntas que más me han atacado en todo este tiempo.
-Ambos fallamos, hiciste mal en perdonarme tantas cosas, no debiste dejar que yo alzará la voz. Tal vez, solo, tal vez, esa noche no hubiera pasado nada. Debiste alejarte de mi.- Alzó mi cabeza y deposita un pequeño beso en mis labios.
-Vivíamos juntos, éramos felices. ¡Nos hibamos a casar!- Sonrió ante el recuerdo.- Tuvimos una relación de un para de años, pasamos tantas cosas juntos. ¡¿QUÉ RAYOS NOS PASÓ?! - Para este punto ya me encuentro llorando.
-No alcanzó nada de eso,- Suspira con resignación.- tal vez solo necesitabamos un detonador para hacer explotar la bomba.- Limpia mis palgrimas y hace que nos recostémos en la manta.- ¿Sabes que es lo más raro de todo?- Hago un raro sonido para que me diga.- Nunca conociste a nadie de mi familia.
Sonrió ante ese hecho, nos hibamos a casar en una iglesia y solo mi padre y tío tenían conocimiento de Ethan. Cuando estuve viviendo en New York por la universidad, empeze a sufrir algunos episodios debido a mi enfermedad, retome el grupo de ayuda y ahí lo conocí. Resulta que estábamos en la misma universidad, vivíamos en el mismo edificio y estábamos en la misma facultad. Viajamos en vacaciones a visitar a mi padre y tío, más de una vez hicimos pequeños viajes, en uno de tantos terminamos en las Vegas, borrachos y apostando dinero. En una de nuestras locuras se nos ocurrió casarnos ahí mismo, al otro día nos pareció divertido. Al año de eso Ethan me pidió matrimonio formalmente, a pocos meses de casarnos sucedió algo que nos hizo explotar a ambos y eso nos destruyó.
Nunca supe más de él, asta que Emma apareció en mi casa un día diciendo que su familia había llegado al pueblo. En nuestra pequeña estadía en la cabaña, no tuve tiempo de toparme lo y solo lo vi cuando nos enteramos de la muerte del marido de mi madre.
-Te fuiste en tu nube astral.- Hace la pequeña broma que siempre hacía cuando me quedaba en silencio pensando.
-Nunca me pare a pensar nada. Al menos no asta que te volví a ver. - Me voltea a ver con sorpresa y yo solo hago un pequeño encogimiento de hombros.
-¿Qué? - Luce sorprendido.
-Después que terminamos, te lloré dos días. Después entendí que eras temporal en mi vida y seguí adelante, no fue asta hace unos días que te vi y me puse a pensar en nosotros.
Toma mi mano y empieza a jugar con ella, cuando se cansa acaricia el lunar que tengo en la muñeca, recuerdo cuanto amaba ese pequeño gesto cuando estábamos juntos.
-Te extrañe demasiado, a diferencia de ti. Me empeze a autodestruir y no fue asta que entre en estado de depresión que contacte con mi padre y el me ayudo a seguir adelante. Te ame y te sigo amando. - Es lo único que dice.
Nos quedamos en silencio, estoy recostada sobre su pecho y el sigue acariciando mi muñeca. Solo estamos mirando el cielo, sin decir nada.
Es como si el silencio fuera todo lo que necesitamos decir, este tipo de situaciones fueron las que hicieron que lo amara a tal grado de no querer dejarlo.
Escucho como mi teléfono empieza a sonar indicando que debo volver a casa, Ethan suelta una pequeña risita
-Sigues controlando todo.- No es una pregunta, es una afirmación.
-Debo volver a mi casa.
-¿En qué veniste? No mire ningún auto cerca- Fue tanta mi prisa por llegar que empeze a correr y ahora ya más calmada me doy cuenta que fue una mala idea.
-Vine caminando.- voltea a verme sorprendido, se pone de pie y me ofrece una mano, la tomó. Ya de pie veo como saca unas llaves de su bolsillo y me las brinda.