La mañana siguiente, el ambiente del colegio era tétrico. La niebla se arremolinaba en los jardines del lugar y un cielo encapotado que bloqueaba hasta el último rayo de sol. Skoll no había dicho nada a sus amigos sobre lo sucedido en la noche. Quería confiar en Fausto y en que los profesores solucionarían el tema.
Skoll acudió al desayuno junto a sus amigos, aún estaba impactado por todo lo vivido, pero justificaba su silencio, con no haber podido dormir bien. Una vez que todos los estudiantes se reunieron, el director se puso en pie acercándose al podio.
— Silencio, necesito dar algunos anuncios
Skoll fijo su mirada hacia la mesa de los profesores. Ahí estaba Fausto, dos maestros más allá, pudo ver al anciano profesor Gael. No parecía enfermo, seguramente lo de la noche anterior no había sido muy grave. Pero era inevitable no percatarse de un evidente sitio vacío entre los practicantes. Ivar no se encontraba en la mesa.
— Muy bien alumnos, dado los recientes acontecimientos, considero lógico el hacerles saber lo acontecido en las últimas horas.
Si bien en Astroemelia no había muchos rumores sobre la noche anterior. En Solanum, si que se hizo saber la ausencia de un alumno.
— La noche pasada fuimos informados de un accidente que se registró en nuestras instalaciones, Un compañero suyo perteneciente a la casa Solanum se encuentra en la enfermería, quiero que sepan que los profesores ya se están encargando de cuidar a su compañero.
Skoll noto que el director estaba obviando muchas cosas, era evidente que no lo mencionaban para no involucrarlo. Pero él estaba seguro que estaba evitando a propósito, el mencionar el estado del alumno.
De solo recordar como lo vio encerrado en aquella especie de crisálida, estremecía aun su cuerpo.
— Pero, dado que este es un acontecimiento que no debe repetirse — continuó el director — les pido por favor que desde ahora dejen de frecuentar los jardines de los primeros niveles. Además de ello, respetar las horas y acudir a sus ayllus antes de las ocho de la noche. Espero su total colaboración con nosotros.
Con su discurso concluido, se fue a sentar y el desayuno comenzó. La mesa se llenó de comida y aromas, pero Skoll sentía un terrible vacío en el pecho. La información que daba el director, era tan poca que ningún alumno parecía sentir la verdadera amenaza.
Skoll temía que en algún momento aquello les pase a sus amigos o incluso a él. Pues la noche anterior el estuvo a solo metros de aquella criatura. Luego de pensarlo, decidió que les diría la verdad a ellos.
— Hoy estas muy callado — comentó Hassan mientras salían del comedor. Skoll aun pensaba en la mejor forma de relatar todo. Aquel día tenían la mañana libre, ya que el maestro de pociones estaría ocupado al parecer. Los alumnos no prestaron mucha atención a dicha excusa, pero si Skoll.
— Tengo algo que contarles — afirmó el chico mientras detenía su paso. — Vamos a un lugar más privado, es un tema complejo
Sin mediar mayor palabra, los cuatro chicos se dirigieron hacia uno de los jardines del colegio, donde una enorme estatua de un kelpie, podía ocultarlos. Se acomodaron en circulo, sobre el verde pasto y tratando de juntarse lo más que podían para oír lo que Skoll tenía por decir.
— Verán, ¿Recuerdan que anoche me separe de ustedes?
— Si, dijiste que ibas al baño -afirmó Will
— Bueno, la verdad es que me fui siguiendo a una lanichilla que llevo viendo de hace ya unas semanas
— ¿Una lanichilla? ¿Qué es eso? — fue Hassan el que interrumpió
—El animal que vez en el escudo de Solanum eso es una lanichilla – explicó Driss
—¿Esa ardilla rechoncha?
— No es una ardilla es una especie similar supongo
—Ya silencio los dos— exclamo Will — dejen que continue
Una vez recuperada la atención de los demás, Skoll pudo relatar todo lo sucedido de la noche pasada. Si bien en principio sus amigos lo habían tomado a broma, conforme el avanzaba en su relato, sus rostros cobraban un tono distinto.
— ¿Estás diciendo que el chico de Solanum está en una crisálida de piedra?
—Si y no solo eso — afirmo Skoll a Driss — los profesores parecían saber a o que se enfrentan al menos Fausto, pero no quiere decir nada
— ¿Entonces dices que el mugido que escuchaste puede que sea el culpable de lo sucedido? – Hassan trataba de unir todos los puntos
— Yo creo que si, y además hoy no vi a Ivar en la mesa de los profesores, es más es como si nadie recayera en su usencia
—¿Crees que Ivar también fue una víctima de esa criatura? — cuestionó Driss al pelinegro
— No lo sé, solo sé que esa criatura está acechando, anoche fue el chico de Solanum, después podría ser alguien más.
La sola idea de que había una criatura que podía casi petrificar a quien tuviera cerca, revivía los miedos más internos de cualquiera. Aun así, Skoll estaba más tranquilo sabiendo que sus amigos eran conscientes del verdadero peligro.
Después del almuerzo, Skoll junto a sus amigos se dirigían a la clase de mutaciones. Esa era otra de sus materias que estaba siendo su preferida. En esa clase aprenderían a cambiar el color del pelaje de los animales, así se los prometió la profesora Herlinda.
Mientras se movían por los pasillos, se toparon con Demian y su sequito de grandulones. El chico se había conseguido dos amigos más que parecían idolatrarlo, cosa que el parecía satisfecho de tener.
Skoll y sus amigos, ignoraron la presencia del chico, Skoll los convenció que era por demás rebajarse a nivel de Demian, y por muchos días así se mantuvieron. Pero esta vez fue difícil cuando al cruzarse en el pasillo, uno de los grandulones, tiró de la mochila de Driss hasta hacerlo caer.
Fue un movimiento sutil y rápido, pero el chico cayó al instante y las risas de Demian no se hicieron esperar.
— Vaya, parece que no sabe caminar bien aun
Skoll y los demás se detuvieron para ayudar a Driss, Esa actitud matonesca era la que molestaba a Skoll, aún así ayudó primero a su amigo a levantarse. Pero incluso antes que el pudiera replicarle al chico. Will ya se le había lanzado encima, atinándole un puño en el mentón. Demian, trastabillo ante el repentino golpe
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Editado: 09.09.2024