Aquel día, la clase de pociones estaba más que pesada. El profesor Ignacio estuvo enfermo casi toda la semana, pero justo para el día en que Skoll tenía la clase, el profesor decidió asistir afirmando que se encontraba mejor. De por si no era un maestro cruel o amargado, pero si muy estricto y perfeccionista en el tema.
Estaban aprendiendo hacer una poción para curar cualquier tipo de envenenamiento físico, y dicha poción era más que complicada, larga. Tenía tiempos y medidas muy precisas, cosa que por momentos al pelinegro se le estaba complicando.
Skoll, concentrado en pesar bien los ingredientes, veía como el color de su poción, no parecía del todo correcta. Esta debía tener un verde claro, pero la suya estaba tirando casi a un verde un poco oscuro. No sabía que estaba haciendo variar la poción.
Para empeorarlo, ese día Demian estaba más molesto que nunca. El compartir dicha clase con Ismene era ya un dolor de cabeza y sumado a la poción, Skoll sentía su dolor a punto de desmayarlo.
— Esto no está funcionando — dijo Skoll frustrado
—Dímelo a mi — respondió Hassan — esto se hizo negro
Si bien, la clase de pociones no les iba mal, era la primera vez que preparaban algo con tantas indicaciones. Skoll miro un momento a los demás estudiantes y todos parecían frustrados de alguna manera. El chico vio que incluso Demian parecía estar complicándose. Si bien no era alguien que celebrara la mala suerte de los demás. El saber que no era el único al que se le dificultaba hacerlo, lo reconfortaba un poco.
Para cuando terminó la clase. Solo a tres alumnos les había salido la poción. El resto fracasaron sin remedio. El maestro a base de ello, anuncio que la siguiente clase lo harían juntos. Skoll, sin ganas de querer repetir esa clase, guardaba ya sus cosas. De pronto, el sonido de un caldero cayendo los sorprendió a todos.
— ¿Quién fue?— preguntó al instante el profesor
Skoll vio al fondo del salón, a la pelirroja de aquella vez, le sorprendía como, teniendo un color de cabello tan llamativo, podía pasar tan desapercibida. La joven miraba asustada el caldero volteado a sus pies. El piso se había manchado todo con los restos de la poción de ese día.
—Señorita Xaman, mire el desastre que hizo, deje sus cosas y comience a limpiar
Skoll, no escuchó si la joven respondía algo, solo la vio asentir y dirigirse al fondo del salón en busca de algunos utensilios de limpieza. Si era su culpa o no, el realmente no lo sabía, pero sintió lastima por la joven.
—Skoll, ya vamos — lo llamó Driss quien junto a Hassan estaban ya cerca de la puerta.
Los demás alumnos de Ismene ya habían salido y los de Astroemelia iban lentamente dejando el salón. Skoll vio como nadie pareció querer ayudar a la joven, al menos no vio a nadie acercarse en un intento de ayudarla.
La joven llevó un trapo y un balde hasta donde estaba el caldero volteado, el chico vio que planeaba limpiar todo el desastre así. Sabiendo que probablemente lo derramado aun estaría caliente, la joven se iba a lastimar.
— Un momento — murmuró y desvió sus pasos hacia donde estaban los utensilios de limpieza, tomó un par de guantes y en unas zancadas ya estaba al lado de ella.
—No hagas eso — Murmuró hacia la joven mientras detenía la mano de ella para que no toque el líquido – debe estar caliente te vas a quemar
Dicho eso, le tendió los guantes negros. La joven miro los guantes y avergonzada de aquel desliz, asintió hacia él.
— Gracias — fue lo único que dijo con voz queda
Sin más, Skoll se levantó y fue de nuevo hacia sus amigos. Los chicos eran ya los últimos y lo esperaban impaciente en la puerta.
— ¿Acaso te gusta la pelirroja?
Preguntó Driss en tono de broma mientras salían del salón. Skoll, sabiendo que solo bromeaba, le dio suave con el puño en el hombro del chico. Los chicos se encaminaron al gran salón para la cena, estaban bastante hambrientos.
La mesa de los profesores lucía un poco más vacía que de costumbre, se notaba la ausencia de los maestros que estaban enfermos. Quien, hasta el momento, no parecía afectado por dicho malestar, era el maestro Gael. A pesar de su edad, parecía incluso revitalizado.
En el extremo de la mesa hacia al lado izquierdo, estaban los cuatro practicantes. Se notaba la ausencia de Ivar. El director al final, nunca explicó la ausencia del practicante, lo llevaron en si de forma privada. Y si algún alumno preguntaba a un profesor por aquel tema, todos respondían con un escueto “La directiva está encargándose del tema”
Mientras comían, Skoll vio entrar tardíamente al profesor Redram junto al profesor Honorato. Seguramente venían de la enfermería, pues al parecer, la recuperación de los alumnos atacados, recaía en ellos dos y la encargada del tópico, la señora Pilar. En eso Skoll recordando la sugerencia de Fausto, el de preguntar al profesor de historia por más información sobre Carayi Maroc.
— Mañana pienso quedarme un rato después de la clase de historia — murmuro hacia sus amigos
— ¿Para qué? — pregunto Driss mientras se embutía de un trozo de papa horneada
—Si lo que dijo Fausto es cierto, eso de los rumores sobre los fundadores. Entonces el profesor Redram debería saber algo
— ¿Crees que si te dirá algo? — habló Hassan quien, con su plato vacío, parecía satisfecho con la cena de esa noche.
—Tal vez sí, pero dependiendo de lo que diga, podremos saber si eso de los rumores son ciertos o no.
Con esa premisa en mente, la mañana siguiente Skoll asintió a clase de Historia de la magia muy animado. Antes de entrar al salón, indicó a sus amigos que, al salir, ellos salieran dejándolo así solo con el profesor para poder hablar mejor. El chico prometió que les contaría todo lo que el dijera, pero que seria mas efectivo si solo un alumno le hacia la pregunta.
Así que cuando sonó las campanadas, que indicaban el final de clase, Skoll se dedico a guardar sus libros lentamente. Dejó que los demás compañeros salgan y así se quedó solo con el profesor. El hombre, quien también guardaba sus cosas en un maletín, no se percató de él.
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Editado: 09.09.2024