Después de estar una semana hospitalizado, estoy en casa de mi madre, ella no quiso que me quedara solo en mi casa, tiene miedo de que vuelva a atentar contra mi vida. Mañana tengo que dirigirme hacia el hospital a internarme, decidí irme voluntariamente, estoy asustado, no sé cómo será todo en ese lugar, me hago una y mil preguntas, pero sé que estaré bien, me mejorare, por mis princesas, y por mi madre. Esa noche mi madre preparo una cena exquisita, que lo acompañamos con un buen vino, ella quería hacerme preguntas, la conocía bastante bien.
Sra. Luz: Desde que Mariana y Lucia no están, todo cambio mucho, dejaste de venir a visitarme, te alejaste de todos, yo no sabia muy bien que hacer, y di por hecho de que querías estar un tiempo a solas, pero creo que no fue la mejor decisión, ¡CASI TE PERDI HIJO!
(Ella rompe en llantos)
Santiago: Mamá, tranquila, llegaste tú, y ahora estoy aquí, cenando junto a ti, gracias a ti. Todo esto a sido muy duro para mí, perder a mi hija y a mi esposa, a sido el peor golpe que me pudo dar la vida, e vivido estos años en soledad, en agonía, pero ellas nunca me dejaron solo mamá.
(La madre lo mira extrañada)
Sra. Luz: ¿A qué te refieres con eso Santiago?
(Le regalo la mejor sonrisa que puedo)
Santiago: Mariana y Lucia, me visitaban todos los días, Lucia lo hacia por las noches, y Mariana por las mañanas, y aunque a Mariana nunca logre verla, ella me hablaba, y en cuanto a Lucia, podía verla todas las noches. Mientras yo dormía en mi habitación, Lucia me llamaba desde su habitación, y yo proseguía a dirigirme hacia ella, y estaba ahí, acostada en su cama, ¡ACOSTADA EN SU CAMA! (me levanto de la silla y golpeo la mesa) siempre me decía que tenía sueños horribles, ¡DE QUE ALGUIEN QUERIA APARTARLA DE MI MAMÁ! ¿Oyes bien? ¡QUERIAN APARTARLA DE MI!, y yo no hacia nada mas que tranquilizarla, y ayudarla a dormir, podía abrazarla, sentir su dulce aroma, el aroma de mi princesa, y por las mañanas era Mariana quien me despertaba, ¡GRITANDOME QUE DEJARA EN PAZ A LUCIA, QUE ELLA, ¡YA NO ESTABA CON NOSOTROS! (me agarro la cabeza con las manos y rompo en llanto) ¿Te das cuenta mamá? ¡Parecía que ella no se daba cuenta que no estaba en este MUNDO! ¡Y las voces, ESAS MALDITAS VOCES NO ME DEJABAN TRANQUILO! Las oía todo el día, en todo momento, tenía fuertes dolores de cabeza, ¡y la sombra, ESA SOMBRA! Me seguía a donde fuese yo, siempre que intentaba verla, ¡¡se escondía de mí!!
(me voy hacia un rincón, y me dejo caer con las manos en la cabeza)
Sra. Luz: (Miro a mi hijo, esta muy mal, y no se como ayudarlo, me parte el alma verlo así, pero también me asusta, me asusta de pensar en lo que el pueda ser capaz de hacer, o de hacerme… Me acero a él, lentamente, y me pongo a su altura, para brindarle un abrazo, el al principio, se sobresalta con mi tacto, pero luego prosigue a abrazarme también.) Mi niño, mi hijo, te mejoraras, pronto toda esta pesadilla por la que estas pasando se acabara, estoy segura de que te ayudaran a sobrellevarlo en ese lugar, y podrás volver a sonreír, a ser mi dulce Santiago.
Santiago: ¡Esto es horrible mamá, ya no lo aguanto!
Sra. Luz: Tranquilo mi bebé, llora, llora todo lo que quieras, yo estoy aquí ahora, a tu lado…
Esa noche, después de lo ocurrido, mi madre no me dejo dormir solo, durmió junto conmigo, acunándome, así como cuando era pequeño.