¡¿qué es esto en mi barriga?!

32. ¿Razones?

—¡¿Qué hiciste que?! —chilla Lisa cuando comienzo a contarle el suceso de hace menos de una hora.

Me encontraba acurrucada en mi cama mientras abrazaba mi peluche en forma de helado. Las lágrimas ya habían parado. No quería hacerlo, no quería llorar pero no podía evitarlo, solo me lo imaginaba y mis ojos se llenaban de agua salada.

—L-Lisa... — me comenzó a temblar el labio de nuevo.

—¡No llores Kaily! —me miro mal—. No soporto ver a mi mejor amiga llorar por un imbécil, un imbécil que no parece preocuparse por nada más que por su zorra. Me cae tan mal que sonrio al recordar cuando lo golpeé con mi sartén favorito —comienza —. No mereces lo que te pasa. ¡Y me enoja! — se levanta y jala su cabello—. ¡Me enoja a sobre manera que no te vaya bien! ¿Dónde carajo quedaron tus buenas calificaciones ahora? —me mira mientras saca todo lo que tiene dentro—. ¡Estúpida, puedes seguir estudiando! Por qué no lo haces ¿ah? Sí, estas embarazada, Riley, pero eso no te impide hacerlo. Quiero que en cuanto las frijolitas nazcan muevas tu trasero para terminar el instituto y comenzar la universidad.—termina y trata de recuperar el aire que perdió por toda la palabrería.

La miro en silencio y suelto un pequeño sollozo pero trato de calmarme. Parpadeo varias veces y jalo su brazo para que se acerque. Envuelvo mis brazos en su cuerpo. Lisa es mi hermana. Es como yo la considero y si algún día llegara a pasar algo que nos separe —que espero no— la recordaría para siempre. La única que me ha ayudado en mis peores momentos. Le agradecía tanto.

—No sé que haría sin ti.—susurro mientras la abrazo más fuerte.

—Morirías.—dice con voz ahogada por mi abrazo—. Y-y yo voy a morir ahora si no me sueltas.—sonrio y beso su frente antes de soltarla.

KEIDAN'S POV.

Soy un idiota, soy un idiota, soy un idiota.

Pero un idiota que está haciendo lo correcto.

Vuelvo a meter la cabeza debajo del agua. Dejo que refresque mi cuepo y se lleve los residuos de helado. Bufo y jalo mi cabello.

Es por el bien de ellas.

Me recordaba cada segundo, podía ser un hijo de puta pero me mantenía al tanto de lo que ocurría con Kaily, alejado de ella pero lo sabía. Sabía que íbamos a tener a dos hermosas princesas. Que estaba más gorda cada día y que me odiaba. No podía justificarla, me había ganado su odio y no había hecho nada contra ello. Me odiaba más yo. Mamá estaba enojada por lo que estaba haciendo, claro esta que papá se lo había contado. Él también me contaba lo que sucedía con la castaña.

Lo que sucedió hace media hora también me lo merecía. Hasta pensé que iba golpearme y comenzar a gritarme. Pero no, no lo hizo. Solo lleno de helado mi hermoso cabello y camisa blanca. Pero ese pequeño momento me dio la vista de un pequeño vientre y de ella. Sabía que ya tenía siete meses pero yo seguía viendo su vientre pequeño y hermoso. Dónde mis dos pequeñas se refugiaban del mundo.

Le había pedido a papá que me pasara fotos del ultrasonido, tal vez suene cursi pero tenía las fotografías en un marco que reposaba en el buró de mi habitación.

Si se preguntan si vivía con Sharon, la respuesta es no.

Podía no estar con Kaily pero este tiempo que había pasado sin ella me estaba dando cuenta de que la necesitaba más que al aire que respiro. Es imposible vivir sin esa pequeña cosa. Y moría de ganas por abrazarla pero algo me lo impedía. Algo que tenía miedo de hacer. Sharon tuvo una larga platica conmigo donde me decía que le haría daño a su prima, y tenía la razón, yo podía lastimar a Kaily en cualquier momento que me diera un trance, podía lastimarla y era algo que nunca me perdonaría. No quería herirla menos en su estado, no quería lastimar a mis princesas.

Y así es cómo sigo con Sharon, la única que me ha soportado cómo soy, la he maltratado y aún sigue aquí. Conmigo. Tal vez me equivocaba con lo que pensaba de ella. Aunque eso no deja que sea toda una empalagosa conmigo.

Salgo de la ducha y envuelvo mi cadera en una toalla. Desordeno mi cabello dejándolo alborotado y me miro al espejo.

De verdad que le estoy hechando ganas a esto.

Otra cosa que estaba haciendo era ir a clases de boxeo, sacaba mi furia con un saco duro y pesado. Se sentía bien al final del día, voy todas las mañanas. Axel va conmigo, dice que es para desestresarse. Claro como él señorito ya es todo un empresario. Su tío le había dejado al fin la empresa de su padre que levantaba cada vez más día a día. Dijo que la llevaría a la cima donde siempre debió estar. Y como yo soy su mejor amigo también tengo beneficios, soy su mano derecha en la empresa. Se puede decir que voy muy bien.

Tengo un buen empleo, estoy trabajando en mi control contra la ira. Voy demasiado bien.

Menos por una cosa.

No la tengo a ella y a mis princesas.

Suspiro y hago una mueca. No quiero lastimarlas. Sería más imbécil de mi parte solo aparecerme en el departamento de Lisa para hablar con Kaily después de no sé cuantos meses. Después de que prácticamente desaparecí de su vida sin decir una palabra. Tenía planeado ir al ultrasonido donde conocería el sexo de los bebés pero algo me lo impidió. Y ese algo tenía largas piernas y voz chillona. Casí la corría de mi departamento porque llevaba prisa, Axel me estaba esperando afuera. Pero después de no sé cuántas súplicas me digne a escucharla. A escuchar todo lo que yo podría hacerle a Kaily si estaba con ella, todo lo que podría hacer y ella no podría detenerme.

¿Qué hubiera sucedido si yo si me hubiera quedado con ella después de escuchar a Sharon? ¿Qué iba a hacer Kaily cuando me diera un ataque y estuviera sola con las bebés? ¿Cómo reaccionaria? A eso tenía miedo. Y es que vivía toda mi vida con miedo de hacerle daño a alguien más. Tenía que hacerme a la idea de que tenía que controlarme.

Respirar hondo y calmarme. Inhalar y exhalar




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