¿ Qué haría si te perdiera ? (con dibujos de autor)

Capítulo 1: Lo que hay del otro lado

Anoche, sumergida en la pesadez de mis pensamientos, vino a mi mente un sueño, tal vez basado en un evento real o un recuerdo imaginado. Aunque todavía no logro distinguir si de verdad sucedió, no siento que me interese el origen, porque realidad o fantasía poco importa cuando pienso. Me acuerdo que fue hace tiempo, creo que cuando sólo tenía 10 años. Aunque, ahora que lo veo, no te conozco, así que en esta ocasión debería presentarme primero. Mi nombre es Cora y antes de contarte aquel evento, me gustaría hacerte una pregunta ¿Recuerdas alguna vez haberte perdido? No te preocupes, no espero una respuesta inmediata, después de todo no puedo irme a ningún lado. Hasta lo que yo sé, en este momento, lo más cercano que tengo a la fuga es el olvido. Así que no dudes en tomarte tu tiempo para entretenerte o tal vez aburrirte con lo que escribo. Lo que leerás a continuación quedará únicamente y exclusivamente bajo tu criterio. Deseo lograr el libre albedrío de interpretación.

Ahora bien, volviendo a la pregunta inicial, yo por mi parte puedo afirmar con total seguridad que sí, me he perdido. Para ser sincera, no fue una vez, sino que fueron tantas veces que me sería imposible relatar cada una de esas experiencias. Me perdí en lugares desconocidos que consistían en parques o calles de la capital, también me perdí en espacios que normalmente estaba acostumbrada a transitar: mi colegio, la plaza de mi barrio, supermercados. Dentro de mí top 10 se encuentran un sinnúmero de lugares que ni siquiera puedo describir porque, básicamente, nunca comprendí en dónde me encontraba. Sólo basta darme dos o más opciones posibles de caminos y descuidarme unos segundos para que yo desaparezca. Tengo el don de ir a la derecha y terminar del lado izquierdo, el punto opuesto a mis decisiones es mi meta. Sé que es raro, pero es un don al fin y al cabo, no puedo quejarme. Mercedes, mi madre, dice que los cambios de ruta son en realidad provocados por no prestar atención. Creo que no hace falta aclarar que esa afirmación es una vil mentira, mi atención no es la cuestión. Siempre se dónde estoy y sé a dónde quiero llegar, estoy enfocada en mi intención, el problema es que casi siempre término del lado contrario. Es indudable que de ese cambio de dirección yo no tengo la culpa, o mejor dicho, no creo tenerla. El problema es que casi siempre término del lado contrario.
Un día me puse a pensar cuál era la verdadera causa de mi defecto, o mi particularidad, dependiendo de cómo se mire, y llegué a la conclusión de que, en realidad, las personas cuando nacemos traemos incorporada una brújula, como si fuera una especie de aplicación para el celular pero versión biológica. Por supuesto, hay algunas personas que tienen brújulas de mejor calidad, por ejemplo: los guías turísticos. El problema es que la mía vino con un error de fábrica, me pusieron los puntos cardinales al revés, el este es oeste y viceversa, eso explicaría porque la derecha es izquierda y la izquierda es derecha. Ya sé lo que estás pensando, ingenioso ¿No? Pero eso no quita que sea una simple teoría. Seamos sinceros, no sirve de nada tener una suposición sin comprobar, las personas nunca te toman en serio, en especial cuanta menos edad tengas. Entonces, probablemente te preguntes: ¿Cómo vas a probar tu teoría? Francamente, no tengo idea, pero se con total seguridad que mi brújula no es convencional. Pude entenderlo aquella vez que me perdí en mi propia casa buscando a Luka, mi mejor amigo.

Todo empezó una mañana de abril. En ese tiempo era común que yo fuera obligatoriamente, todos los días de la semana, a ese lindo lugar donde las ventanas tienen barrotes: mi escuela. Se llamaba "Colegio Agustín Ramón, Centro Elemental de Luzuriaga". En mi opinión, era un nombre innecesariamente largo que no podía permitir el lujo de tener siglas. Con un poco de ironía y falta de contemplación ortográfica, las iniciales pueden dejar al descubierto su verdadera naturaleza.

En ese lugar habitan seres humanos llamados profesores, por lo general, ellos tienen como función enseñar. Algunas a veces lo logran, mientras que otros pierden la oportunidad. Pero siempre hay algo que todos los profesores tienen en común, se lo conoce como "Una Vida de la cual Hablar". Mirando el lado positivo, también se puede aprender de esto último. A mis 10 años yo sabía cómo identificar a un marido infiel, conocía las peleas internas entre los maestros versus directivos u otros iguales, y también adquirí tips para llegar a fin de mes con un sueldo docente. No es por presumir pero creo que, entre los que estábamos en mi aula, yo era la más informada sobre los secretos y la que mantenía un registro bastante preciso de las novedades. La única que me superaba era la portera. Aun así, mi realidad continuaba ubicada en la otra cara de la moneda, donde están los que no cobran por ir, conocidos por el nombre de "Alumnos". La función de este último sector es aprender, pero lo más común es que reemplacen esa función por la de copiar y pegar de Wikipedia.

El día en que se dieron los extraños sucesos comenzó siendo un simple viernes de rutina. Entraba a las 7:00 am al colegio y mi mamá me despertó a las 5:30 am. Como de costumbre, estuve 15 minutos mirando la pared, procesando el hecho de que me tenía que levantar y tratando de entender por qué yo era la única de mi curso que se alistaba una hora y media antes, teniendo la posibilidad de vivir 12 cuadras del colegio.

Mi habitación era un ambiente tranquilo y sereno, esa comodidad me generaba la necesidad de continuar durmiendo; es una lástima que la paz no fuera hecha para prolongar en el tiempo. Antes de darme cuenta, mi mamá, que tal vez poseía la habilidad de teletransportación, apareció al costado de mi cama. Me miraba con sus ojos verdes saltones mientras se ataba su cabello rojo, teñido por la mala sangre que se hace. Su esbelta figura y el buen porte la hacían lucir como la reina del salón. Sin perder esa bonita costumbre matutina y con su modo personal trainer activado, daba inicio a su típico monólogo apocalíptico.



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En el texto hay: misterio, criaturas sobrenaturales, amor amistad

Editado: 20.04.2021

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