Que tus besos No sean de Amor

Capítulo 26

CAPÍTULO 26

 

-Eva-

 

Nicolás solo me llamó una vez, su tono de voz se oía apagado y con ello la confidencia sobre su madre, había entrado en un coma definitivo.

Pasaron tres días sin casi noticias cuando una tarde, el sonido de la cerradura electrónica me alertó, caminé con rapidez hacia la puerta de entrada encontrándome con su imagen. Venia prácticamente sin abrigo, de jeans y un sweater gris, estaba algo pálido, unas ojeras se enmarcaban sobre su rostro acoplándose al oscuro verde que  teñía su mirada, no habría brillo alguno, todo en él estaba apagado.

Nunca antes había visto que alguien intentara sonreír teniendo la tristeza aplastándolo con dureza. Apenas cruzó el umbral de la puerta esa resistencia de la que estaba hecho se derrumbó frente a mí, posó su brazo y su mano temblorosa sobre la pared, jadeó , una y otra vez cuando mis brazos lograron capturarlo estrechándolo con fuerza, fue entonces cuando oí su amargo sollozo…

 A la mañana siguiente mis padres estaban conmigo, desearon darle el pésame, Nicolás de buen agrado agradeció que estuviesen en casa para acompañarlo por apenas un pequeño tiempo. Caminé con él hasta la puerta de salida. Yo no podía ir al entierro.

—Solo lo hago de esta manera, porque de llevarte, la gente te incomodaría con preguntas inoportunas, te increparían y no quiero eso para ti, además, me encuentro en un punto en el que no sé realmente cómo reaccionaría…

—entiendo la situación, además no sería bueno que nos vean juntos, no por ahora…—musité casi entre susurros. Nicolás acarició mi rostro, despidiéndose de mi con un pequeño beso sobre mi frente.

 

Nicolás no vendría por dos días, ya que el entierro de su madre se haría lejos de la ciudad, le pedí a Laura que estuviese conmigo, últimamente sus ausencias me dejaban en tal estado que necesitaba tener compañía porque de lo contrario mi mente me apabullaba con todo tipo de cuestionamientos; ¿Cómo lo haría? ¿Cuándo se lo diría? ¿ aún tenía tiempo? ¿y si no lo hacía? ¿acabaría provocándole un mal mayor?

Laura me distrajo de mis pensamientos cuando me pidió que me uniese a ella, yacía sentada a lo indio en el sofá de casa, mirando por su laptop, algo que no sé si desee ver. Me uní a ella después de su insistencia.

—Es él, ¿verdad? —me dijo reproduciendo un video de un canal de noticias de cotilleo.

—sí…—confirmé en un murmullo, deteniendo mi vista en Nicolás. Vestía de negro como todas las personas que avanzaban sobre la hierba, la tarde se había nublado como sus ojos.

Su madre había sido amiga íntima de la esposa del alcalde de la ciudad, y de muchas personas influyentes y conocidas, y como tal todos habían asistido a su entierro por lo tanto aquello atraía al periodismo.

Caminaban hacia una capilla, pues el sacerdote los esperaba en la entrada , donde supuse ya estaba el féretro de su madre.

Nicolás era el único que no ocultaba su mirada junto a su padre bajo gafas oscuras, cuando de pronto observé a alguien más acercase a él, una mujer que parecía resaltar, su esbelta figura casi tan alta como él se movía con gracia entre las personas hasta que logró acercársele, vi como Nicolás la observó de reojo, habría deseado saber qué pensaba, pues, ella lo estrechó entre sus brazos y él se dejó abrazar, noté el leve movimiento de los labios de Nicolás susurrándole algo al oído a esa hermosa mujer que asintió ante sus secretas palabras, entonces antes de llegar a un pequeño tramo con hierba, Nicolás estiró su brazo para que se sostuviese de él, ella se aferró de una manera de por de más llamativa…entonces tragué con dificultad, estaba viendo a quien había sido su prometida ,me sentí abrumada al verlos así de juntos…

—¿No deberías tú estar allí con él? —el cuestionamiento de Laura no era para nada ilógico, pero cómo podía explicarle que estar juntos en una situación donde Nicolás se exponía demasiado por la obvia posición de su familia ante tantas personas conocidas podía ponernos en peligro.

—Mira a toda esa gente Laura, Nicolás tenía razón, yo no estoy acostumbrada no sabría cómo reaccionar. —argumenté de forma resuelta.

Laura no pareció muy convencida de mi respuesta.

—No me gusta—recalcó observando a esa mujer que avanzaba junto a él —ella parece su pareja, no tú.

Un último video donde se veía que todos iban saliendo de la capilla, y al final un pequeño grupo, Nicolás aparecía junto a su padre y a otras cuatro personas más cargando el ataúd de su madre, su mirada parecía perderse hacia adelante en la misma  medida que avanzaba, apretó su mandíbula cuando elevaron el ataúd dejándolo sobre el trasporte que llevaría su féretro hasta su último lugar de descanso.

  Pasaron dos días más, había hablado por teléfono con Nicolás, sin desearlo sentía molestia, esa mujer ¿cómo podía molestarme algo en una situación en la que debía ser de por demás comprensiva? ¡destetaba sentirme así! Entonces disimular todo aquello por temor a demostrar mi enfado, sobre todo cuando recordaba lo perfecta que era su ex y la forma en la que se aferró a su brazo…solo lo había tomado del brazo y yo ya estaba luchando con una catarata de emociones que me abrumaban.

Caí en la cuenta que nuestra posición en el mundo jamás habría sido la que conocíamos si no fuese por esa extraña maldición, es como si hubiésemos torcido las leyes de nuestras vidas conociéndonos. Y eso… ya parecía estar mal…



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En el texto hay: misterio, romance, hechizo

Editado: 16.04.2023

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