Pietro
A decir verdad esta reunión está empezando a enfadarme, por un lado está Artur jefe de la mafia francesa tratando de persuadirme que al abrir canales de paso de droga podremos expandir de mejor manera negocios que nos convendría en ganancia y en poder. Por otro lado está Derek jefe de la mafia alemana al igual que el otro intentando buscar alianzas con mis negocios.
La verdad Arter o Artur o como mierda se llame expone planes mediocres. A mí que mierda me importa ganar más territorio si mis ganancias se van a perder.
Soy un hombre que no va con juegos y a decir verdad lo que más odio es perder dinero. Me vale un coño lo demás.
Mientras Derek con el cual si, invertimos capital, pero podemos distribuir de mejor manera la mercancía sin miedo a ser descubierto pues tiene acuerdos con la ley. Entonces ya sé cuál será el ganador.
– Bueno, esta reunión fue una pérdida de tiempo así que mmm – tomo el arma detrás de mi espalda y los apunto intercalando entre ambos,
– El que adivine el número que estoy pensando es con quien hare alianza.
Ambos se ven como la mierda con cara de idiotas, pero al acercarme más a ellos tratan de cambiar sus caras de corderitos y empieza…
– 4 - dice Artur seguro de sí mismo, pero también ser confiado es lo que más odio así que le disparo a la pierna.
– Nunca debes responder primero porque, así como puedes ganar puedes agotar una oportunidad de vencer – con la pistola presionó más el lugar donde entró la bala a su pierna – te daré un consejo. Nunca pongas las manos al fuego por impulso.
Le sonrió y hago ademán con la mano para que lo saquen de la sala.
– Bueno Dereck, es un placer hacer negocios.
– Igualmente Pietro.
Asentimos la cabeza en lugar de dar apretón de mano dando por terminada la reunión. Al ver que sale me siento de nuevo pues al fin esta idiotez acabo, un segundo más y en lugar de la pierna le hubiera disparado en la cabeza.
– Señor – entra mi secretaria caminando “sensualmente” – le traigo los papeles de negocios con el señor Velendi – pone frente a mí los papeles, aunque pareciera que sus tetas son lo que trata de poner.
No puedo decir que no es una mujer guapa, pero a mi parecer es más de las que abren sus piernas a cualquier hombre y estoy por averiguarlo.
– Janesa.
– Si señor – da un paso adelante de mí y rápidamente la hago sentar en la mesa del largo escritorio.
– De casualidad trajo otro esfero? – pregunto dejando a un lado el esfero azul que trajo para firmar los documentos.
– No señor por qué? – se muerde el labio intentando provocarme y de alguna manera en bulto en mis pantalones aprieta un poco.
– Porque el esfero que trajo no tiene tinta. ¿Sabe lo que significa? – mientras digo eso comienzo a dejar besos por su pierna haciendo un camino hasta su muslo interno.
– No señor – comenta agitada.
– Significa que hace falta liquido porque si no, no va a rayar – aprovecho su confusión alzando su vestido dejándola frente a mí en bragas.
– Y que significa señor? – intenta desabotonar mi camisa, pero no la dejo.
Regla 1: Nadie me puede tocar nunca.
– Que, así como el esfero mi pene necesita que ese lindo coño – paso las manos por encima de la tela haciendo que se estremezca – suelte fluidos para que así mi pene pueda hacer su función.
Tales palabras la hacen excitar tanto así que puedo sentir como se empieza mojar la tela de encaje negro.
Al estar deseoso tiro a un lado sus bragas dejándola con las piernas abiertas para admirar lo que me voy a comer
– Se…señor – tartamudea – nunca me han hecho sexo oral.
– Que suerte tienes que yo sea el primero – con eso comienzo a chupar y adentrar mi lengua en su vagina sintiendo como se contrae su coño mientras va retorciéndose por mis movimientos. Al ver cómo está por venirse chupo salvajemente su clítoris esperando a que se corra en mi boca y lo hace. Al sentir sus fluidos tomó la tela que le quite para limpiarla.
Regla 2: Nunca saborear los fluidos de ninguna mujer, solo dar placer.
–Señor eso fue fantástico – está por levantarse, pero no la dejo.
– Aún falta algo – saco mi pene que ejerce presión dentro de mi bóxer y empiezo a masturbarme viendo el coño que acabo de comerme.
– Por favor métalo en mi – se acerca intentando que introduzca mi pene en su vagina pero únicamente lo froto hasta que todo mi semen la recubra y ella suelte un gemido alto.
Con sus manos intenta introducir mi semen en ella, pero la detengo.
– No se humille – le doy una mirada fría – ahora salga que no la quiero ver.
Me paro a tomar un trago de whisky, pero mi vaso es tirado, la regreso a ver y ahí está, furiosa.
¿Qué creyó? ¿que la iba a tomar en serio? Es uno de muchos coños.
– ¿Cómo puede echarme así de fácil – se quiere hacer ahora la digna? – le dije que era la primera vez que alguien me hacía sexo oral.
– ¿La premio? – su rostro se torna triste, pero a mí no me da ni siquiera un poco de pesar.
– Creí que nosotros – si no se calla estoy por dispararle.
– Le diré algo, nunca existirá un nosotros porque usted al igual que todas las mujeres solo pueden ofrecer un coño para dar placer. No se sienta la octava maravilla del mundo porque no lo es y si ya acabo salga. No la quiero ver.
Se queda quieta como si no hubiera escuchado lo que le ordene.
– Pero señor… – odio las personas desobedientes así que saco mi arma y la apunto con ella.
– Fui muy claro, sale en este instante por las buenas o es un féretro. Usted decide – ruedo los ojos al ver que no se ha movido.
– 3… 2...– antes de que diga 1 sale corriendo no sin antes murmurar un perdón.
Por eso odio a las mujeres de su tipo. Se creen lo mejor cuando nunca lo serán y nadie nunca las tomara enserio porque como le dije antes solo sirven para complacer más no para ser amadas como han de creer en su estúpida cabeza.