Alena
– Bruno ya te dije mil veces que el cartel está chueco – lo critico viendo el cartel que está caído por el lado derecho y hace un buen rato no lo ha arreglado.
– Alena que parte de esta recto no entiendes – me mira frustrado de estar parado sobre una escalera.
– Mira – tomo una foto y le acerco la imagen para que vea lo chueco que esta.
– Ahí está chueco – le agrando la imagen para que vea lo diferente que están los dos costados.
– Alena cual es tu problema? ¿Qué más recto quieres que este?
– Sube un poco más caramba.
– Ya no hay a donde más subir.
– Quítate – lo bajo de las escaleras para acomodar el cartel como yo quiero – tachan – muestro ya arreglado.
Por su rostro puedo ver que quiere matarme. Si tal vez no subí tanto el cartel pero en mi defensa desde mi perspectiva estaba chueco.
– Es la misma mierda que antes.
– Esos son otros cinco euros y no, no es lo mismo. Antes esta punta estaba aquí – señalo la esquina donde antes estaba baja – y ahora mira esta perfecta.
– Estás loca. Me hiciste perder mi tiempo con esa porquería – se queja mientras bajo de las escaleras.
– No le digas así – lo golpeó.
– Eres muy agresiva. Ya bueno optando porque perdí mi valioso tiempo colocando ese cartel. ¿Qué más puedo hacer?.
– Nada – le hago ver que todo está listo.
– Es enserio que me hiciste que demorara colgando esa mierda para que no te estorbara?
– Cinco euros más y no como crees – me hago la santa como si no hubiera estado esto en mis planes y le sonrió tiernamente.
– Aja, me siento insultado – dice dramáticamente – y ya quita esa sonrisa – gira mi cara para no verme.
– Perdón, pero tenía una idea en mi cabeza que quería plasmar así que guala – hago mis manos como de jazz mostrándole lo increíble que todo quedó.
– Debo admitir que quedó muy bien pero heriste mis sentimientos.
– No exageres – tomo un poco de pintura sobrante del cartel para tirarlo sobre él.
No creí que lo fuera a ensuciar tanto pero al ver su camisa con una línea lateral verde caigo en cuenta que me pase de la mano.
– Alena te voy a matar – embarra su mano de pintura azul y la pasa por todo mi rostro tomándome de sorpresa.
– Eres un infeliz – trato de quitarla pero al parecer solo me embarro más cada vez.
– Pero te manche un poco.
– Ah sí? Mira creo que te salpicaste un poco aquí – sin que lo note repito su acción dejando su cara cubierta de blanco.
– Te voy a matar – lo persigo con pintura tratando de mancharlo completamente.
– Alena me voy a enojar – intenta que pare aunque no lo conseguirá.
–Si te enojas me enojo – lo hago reír y en lados opuestos nos tiramos pintura como si de una guerra se tratara.
Por mas que intento alacanzarlo es muy rapido asi que me alcanza primero amarcandome dejándome en los aires riendo.
– ¡Ya! – chillo sin parar de reír.
– Eres una molestosa – me baja y empieza a hacerme cosquillas en las costillas.
– ¡Para! – digo entre risas intentando hacerle cosquillas a él pero mis brazos pequeños no me lo permiten.
– ¿Intentas hacerme cosquillas? Asi – me hace reír más fuerte.
– ¡Bruno ya! – al parecer me hace caso y deja de hacerme reir.
– Casi me hago encima – lo empujo agitando mis manos para darme algo de viento en el rostro para tratar el calor que siento.
– Eso hubiera sido chistoso de contar – me pasa una botella de agua encima de la mesa.
– Si claro – bebo muy cansada.
– Eventualmente nos hubiéramos reído en un futuro – me quita el agua para tomarla.
– Probablemente – rio – ahora si nos falta buscar una excusa para traer a Pietro aquí. Se que si le decimos que es una sorpresa sabrá que planeamos algo así que debemos buscar la manera de sorprenderlo verdaderamente.
– Tienes razón.
Nos quedamos pensando y dando ideas algo bobas de cómo traerlo aquí pero en todas Pietro adivinara que es una fiesta sorpresa.
– Ya se – se levanta de un salto Bruno – vamos a hacerlo creer que tu y yo estamos teniendo una cita juntos, te aseguro que eso lo enloquecerá y pensara en todo menos que el lugar donde tendremos nuestra supuesta cena es donde será su sorpresa.
Veo a Bruno algo sería pues una broma o más bien engaño asi seria muy fuerte. No es que no sepa hasta qué punto el enojo de Pietro puede llegar pero algonasi podría salir mal.
– No lo sé. Y si se molesta?
– No puede estar molesto tanto tiempo contigo. Creeme enana esto va a funcionar, ¿qué dices?
– Está bien – aceptó no muy convencida.
– Entonces ya está todo listo. Ahora vamos que debo dejarte en casa para que vayas al club.
– Es verdad – recuerdo que debo bailar – me gustaría dejar de trabajar.
– Y porque no lo dejas y ya?
– Porque necesito el dinero – suspiro dejando con seguro el lugar donde está ya todo decorado.
– ¿No te alcanza con lo de la cafetería? – abre la puerta del copiloto para que entre y al cerrarla lo veo correr al lado del conductor para seguir nuestra conversación.
– No, es muy poco lo que me pagan. No me alcanza para cubrir los gastos de mis hermanas – me mira triste y arranca el auto de regreso a nuestras actividades del día a día.
– Pero puedes buscar un trabajo de tiempo completo.
– No estoy capacitada. Ningún lugar quiere una niña de 19 años que no estudie en la universidad – recuerdo las palabras de todas las personas que me han hecho la entrevista, diciendo que sin estudios no puedo conseguir trabajo.
– Eres muy capaz Lena.
– Gracias pero al parecer la capacidad es muy poca para conseguir un empleo de tiempo completo.
– Lo siento Lena pero sabes yo te puedo ayudar – me sonríe – acabo de comprar Nuova Alba Resort, ¿lo conoces?
– Claro, es el mejor en toda Italia – recuerdo lo hermoso que se muestra en las fotos.