—Yo...—Estaba desorientada, no recordaba muy bien que me pasó. Pero en cuanto oí esa pregunta mi cabeza rebobinó el tiempo hacia atrás, lo recordé todo, cada detalle.
—¿Amor?... ¿Estás ahí princesa?—Christopher agitó su mano en frente mi cara. Volví a tierra.—
—Eh... S-sí. Christopher, anoche él estuvo en casa.—Susurré con mis ojos cristalinos.
—¿Quién es él, mi amor?—Me preguntaba con cierta confusión en sus palabras y su mirada trasmitía miedo de alguna forma, pero la más asustada aquí... Era yo.
—Él... El me violó.—Rompí en llanto, el se apresuró a consolarme, me abrazó fuertemente sobando mi espalda.
—Cariño yo... Lo siento mucho es mi culpa, debí cuidarte.—Susurró, en mi oído dando pequeños besos en éste.
—El chico de las cartas... He estado en contacto con él, me persigue a todas horas. Y anoche...—Mi voz se apagó aún más.— Anoche estuvo en casa y me... Me violó.—Rompí en llanto otra vez aferrandome a su cuerpo.
—Mi vida, perdoname sí. Soy un idiota por descuidarte. Te prometí que lo resolvería pero... Solo lo empeoré. ¿Estas bien?—Se separó de mí mirando mis ojos con preocupación fijamente.
—S-sí...—Tartamudeé, estábamos muy cerca y nunca note que el era más hermoso que antes. Su mirada paso de mis ojos a mí boca, el se iba acercando.—
—¿Pu-puedo?—Mordió mi labio inferior suavemente chupándolo.
—Bésame Christopher.—Le supliqué acercándome está ves yo a él.
Besaba tan bien, Dios juro que me perdía en su boca. Me sentía tan segura en sus brazos. Su lengua y la mía danzaban a un ritmo hermoso.
Jalé su cuerpo más pegado al mío sintiendo como chocan mis senos contra su pecho, esto hizo que soltará un gemido muy fuerte en su boca. Me separé de el un poco, baje mi mirada avergonzada estaba tan roja como un tomate.
—Te juro que si seguías besándome te iba hacer el amor aquí mismo, Rose.—Susurró con deseo, besándome de nuevo, para separarse y recargar su frente con la mía, me miraba con intensidad.
Solté un gemido de sorpresa ante esas palabras y sentí como en mi vientre se originaba excitación.
—Chris...—Estaba sorprendida y dispuesta a responderle pero me interrumpió.
—No digas nada por favor.—susurró en súplica besándome cortamente.—
—Pero yo...—Fui interrumpida una vez más pero esta vez fue originado por un golpe en la puerta la voz de mi hermano clamaba por mí.
—¿Christopher?... ¿Rose? ¿Estás despierta?—Preguntó mi pequeño bebé desde el otro lado de la puerta.
Christopher suspiró, le abrió la puerta a mi hermano, en cuanto esté me vió lloró de alegría corriendo hacia la camilla donde estaba.
—Gracias al cielo estas bien hermanita.—Me abrazó con fuerza. —Tenía miedo a perderte Rose, eres todo para mí.
Estaba en casa. Estaba preocupada, este chico... No paré de pensar en él, desde ese beso. ¿Me estaba enamorando de Christopher? No no no. Solo estoy confundiendo las cosas, tal vez... ¿Solo un poco? Si, solo atracción sexual quizás, digo solo he tenido un un novio en mi vida. Y hace como 4 años no mantenía contacto sexual con nadie. Pero también sentía conexión allí en ese beso.
Tal ves estaba afligida y accedí.
—Dios pero besa tan rico.—Mordí labio recordando sus labios, escapó de mi boca una sonrisita traviesa.
Sonó el timbre de mi casa.
—Que raro, hoy un sábado por la mañana.—Extrañada me dispuse ha caminar hacia la planta de abajo.
—¡Voy!—Grité bajando las escaleras.
—Buen día señorita, le mandaron esto. Firme aquí por favor.—Pidió amablemente aquel buen hombre.
Luego de darle una buena cantidad de propina y un poco de jugo, tome la caja con las flores cerrando la puerta. Llegué hasta mi habitación.
—Seguro es Chris.—Emocionada, abrí la caja y en mis ojos se alojó el miedo.
¿Que demonios es esto?