Querido enemigo

3) Acabo

Esto no puede estar mi culpa. 

Lo pienso, atónita.

Yo también comí esa fruta y no tengo nada, no pueden estar venenosas.

Solo puede ser que está alérgico. ¿Y qué hago entonces?

-¡Immanuel!

Exclamó, corriendo a su lado, a pesar de que no sé qué hacer o como ayudarle.

Lo miro asustada con la boca abierta y pasando mis manos por su pecho.

Ninguna solución se me ocurre y miro su rostro. Ojos cerrados, cara de dolor y boca abierta intentando respirar. Sus manos no abandonan su garganta.

¿Cómo van esos primeros auxilios? O Heimlich...

Intento recordarlo, no obstante por la presión no lo logro.

Nada vamos, más mal no le puedo hacer.

Cruzó mis manos y comienzo apretar sobre su pecho.

De repente se extienden unos sonidos de risa.

Dejándome confusa y sorprendida.

Deberíamos estar solos aquí.

Muevo mis ojos hacia su cara y lo encuentro riendo.

¡El imbécil me engañó!

-Idiota.

Le digo enojada y dándole un golpe un el hombro.

-Oye, quien hubiera imaginado que estarías tan preocupada por mí.

Dijo riéndose todavía.

-No te soporto, pero eso no significa que te quiero ver muerto. Menos aquí donde me quedaría sola.

Expreso, alejándome.

 

 

-Y regresamos con la noticia que impactó el mundo.

-El yate que explotó y que por el momento no tiene sobrevivientes.

-Lo que sabemos por el momento es que la policía está utilizando videovigilancia y las redes sociales para hacer una lista de los que iban a bordo.

-Entre los que, nos enteramos, se encuentra y el modelo de la competencia y el hijo de los rivales más grandes a Asilue, Immanuel Santiana.

 

 

-¡Oye! No bebés todo, debemos estar atentos.

Lo advierto, viendo cómo sin cuidado bebe del coco.

-¿Con qué?

 -No sabemos dónde estamos o que tan lejos y por cuánto tiempo estaremos aquí. Ese árbol no va a sacar un nuevo coco cada vez que agarramos uno.

Me miró con la ceja levantada y prácticamente con la boca abierta, por lo que pregunte:

-¿Qué?

-Sabes demasiado sobre esto.

-No voy a mentir y a decir que no me imaginé en un lugar como este.

-¿Tú? ¿Quién haría eso?

-¿Tú quieres decir que nunca te imaginaste en una isla desierta? 

-Famosos lo hacen.

Agregue, encogiéndome de hombros, cuando lo vi mirarme con la boca abierta y el coco a medio camino a su boca.

-Y esa también hubiera sido mi respuesta para el concurso de Miss. Dejar a las personas en una isla desierta los hubiera enseñado lo que está importante de verdad. Y espero que con eso se les quitan las ganas de pelear.

-Debo admitir la originalidad está a tope, pero nadie sería feliz con esa decisión.

-¿Y con la guerra lo son?

-¿Por qué estamos hablando de eso en mitad de la nada?

-Yo solo conteste tu pregunta.

-Y yo nunca me hubiera imaginado la respuesta.

-No soy tan superficial, como me ves.

Le digo, mirando a la distancia.

-La noche se aproxima.

-¿De verdad? No lo hubiera sabido si no lo hubieras dicho.

Digo fingiendo sorpresa y agregando sarcasmo.

-¿Cómo vamos a dormir?

-Como está mañana, si nada no vamos a quemarnos en la luna.

-Princesa Génesis va a dormir voluntariamente en la arena, en abierto.

-¿Sabes qué?

Digo enojada, levantándome. 

Ni en los momentos como este no puede dejar a un lado las provocaciones.

-No voy a hablar más contigo.

-Mejor.

Dijo con el mismo tono, enojado.

Mientras yo trace una línea en la arena entre los dos, separándonos.

-Se acabó.

Digo, acostándome y dándole la espalda.

Él piensa que yo soy una tonta con la que puede jugar y ahora lo verá. No le voy a dirigir ni una palabra más ni si me muriera aquí. 

A partir de ahora estamos solos...



#12022 en Novela romántica
#2408 en Chick lit
#6866 en Otros
#853 en Aventura

En el texto hay: modelos, isla, enemys to lovers

Editado: 28.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.