Me sirven mi comida especial, que está equilibrada con todo lo que necesito para estar saludable y no ganar peso.
-Los prototipos están casi listos.
Dice mi madre.
-¿Estás preparando un nuevo desfile?
Le pregunto en estado de shock.
-Sí, el tema es la playa.
Ella responde orgullosa con una sonrisa y el movimiento de la mano.
-¿No es muy pronto?
-No, es el momento perfecto. Eres el tema de cada periódico.
Dice con la mano en la pila de periódicos.
-Y podrías compartir tu conmovedora historia.
La miro, sorprendida, lo dice tan casualmente, que ni siquiera entiende por lo que he pasado.
-Estaba pensando que iba a tener que vivir allí, como en esa película.
Señalo, calmamente la sensibilidad de la situación que estaba sintiendo y que todavía me hace sentir vulnerable.
-Ni siquiera...
Disgustada, empezó a hablar, advirtiéndome y yo sabía la razón por lo que la interrumpo.
-¡Eso es verdad!
-No podrías hacerme eso.
-No tendría opción, ¿verdad?
Pregunto de manera acusadora.
-Nada de lo que pasó fue mi culpa.
-Ni siquiera me buscaste.
Expreso mi ira a través de las palabras. A pesar de que mi padre está en la mesa, no intenta interrumpirnos.
-Hola, estrella.
Saluda Isaura entrando al comedor.
-Esos paparazzi, UUU.
Ella expresa su admiración por la pila de periodistas que después de que salí del hospital se forman en todos los lugares que normalmente frecuentaba.
-Isaura, por favor, podrías hacer entrar en razón a tu amiga.
Sorprendida, Isaura acepta asintiendo mientras yo rodeo los ojos.
-Por supuesto señora.
-Gracias. Al menos alguien con un poco de sentido.
Dándole las gracias, mamá murmura, dejando la mesa. Papá la siguió, bajando el periódico y dedicándonos una leve sonrisa.
-¿Qué ha pasado?
Pregunta con los ojos abiertos cuando mis padres dejan el comedor.
-Ella ya está planeando un nuevo desfile de modas.
Yo respondí, sin creerlo aún y con los ojos llorosos.
-Ay, como si no conocieras a tu mamá.
Cuando la vi en el hospital pensé que había cambiado, solo al principio...
-apartamento-
-Como ves todo es como lo dejaste.
Isaura dice, desde la entrada de mi apartamento.
-Sí, ya lo veo.
Digo, adentrándome en la sala de un apartamento vacío.
Realmente no pensé que volvería o que extrañaría tanto este lugar.
-Si quieres podemos limpiar.
-No, déjalo por ahora.
Respondo, yendo a la ventana. Mi mirada va a los edificios que nos rondan mientras mi mente va a la isla.
Presionados el uno contra el otro, Immanuel y yo disfrutamos de besos que rápidamente se convierten en algo más intenso.
Moviéndonos juntos, disfruté todos los sentidos, hasta y de ese mar que nos rodea.
-¿Te encuentras bien?
La pregunta preocupada de Isaura me devuelve a la realidad.
-Sí. ¿Por qué no iba a estarlo?
Digo, volviendo a verla con una leve sonrisa.
-No lo sé, pareces un poco...
Tuve miedo escuchar el final de su frase, por lo que la interrumpí a pesar de que parecía que no podía encontrar la palabra:
-Todavía no puedo creer que no esté soñando.
Expreso lo que es verdad. Estar de vuelta todavía me parece irreal.
-Créelo.
Ella dice, sonriendo y abrazándome por los hombros.
-Estás aquí y para confirmarlo, te voy a sacar esta noche. Ahora vete, prepárate ya.
-No estoy de humor para ir en un club. Prefiero quedarme.
Sinceramente, sigo sintiéndome bastante afectará por todo y lo último de lo que tengo ganas es de ir a un antro.
He cumplido dos semanas desde que volví a mi vida.
Sigo sin saber que pensar de todo lo que pasó.
Me mantuve bastante aislada, no queriendo responder a las preguntas metiches y guardando una especie de luto por todas las vidas que se perdieron.
Hoy, sin embargo, no puedo negarme a Isaura, quien insistió en que saliéramos a celebrar mi regreso.
Me fui por un estilo muy provocativo, una minifalda con cinturón de cuero y decorada con piedritas blancas. Arriba tipo corsé, un sostén de esos con parte de abajo con la tela cordón zigzag. Cubierto con una corta chaqueta de mangas largas que le hace combinación a la falda.
-No puedo creer que accedí a venir considerando cómo terminó mi último - comentó, mientras nos hacíamos el paso entre los que bailaban.
-Oh, no seas así.
-Supongo que estoy traumatizada.
-Entonces eres la única.
Isaura comentó, haciéndome fruncir el ceño, pero antes de que pudiera preguntarle, por qué lo dijo, hablo:
-Voy por las bebidas.
-¿Qué fue todo eso?
Expreso en voz alta mi confusión.
-Aquí tienes.
Dice Isa trayendo las bebidas con una sonrisa.
Empecé a relajarme tomando sorbos de la bebida y moviéndome al ritmo de la música con Isa.
Mirando alrededor del club me congelo cuando capto la visión de Immanuel en el otro lado, divirtiéndose y riendo con sus amigos.
Vestía un saco blanco con solapas y mangas doradas, camiseta blanca con un collar plateado y vaqueros obscuros.
-Oh, esperaba que no lo vieras.
Oigo a Isaura decirme, aun con mi mirada en él.
-¿Sabías?
-Aja, lo vi cuando llegamos.
-No importa.
Digo, mirando hacia otro lado, tratando de ocultar un poco de decepción.
-Estamos aquí para divertirnos, no para llorar mi trauma.
Digo, terminando mi trago y dejando el vaso sobre la mesa.
-Voy a por otro.
Digo, dejando la mesa y yendo al bar, Isa me acompaña.
Mientras espero mi bebida, miro la entrada. Una persona que veo entrar me tiene tan sorprendida que llego a apretar la mano de Isaura.
-¿Isa, es eso?
-Parece que sí.
-Eso no puede ser.
La miro con incredulidad mientras camina, sonriendo a su paso.