Querido Pasado

Querido pasado...

No se como empezar esta carta. Ha pasado mucho tiempo. Tal vez seis años, tal vez siete. Lo cierto es que los días han ido pasando y se han convertido en meses, y luego estos en años.

No se ni como dirigirme a ti. Fuimos muchas, demasiadas cosas. Todo se ha esfumado como arena entre los dedos, al punto de no saber si es correcto al menos llamarte amigo. ¿Estarías para mí si acudiera a ti? Eso se supone que hacen los amigos, no sé si estarías después de tanto tiempo. Tal vez ya seamos solo conocidos. Dos personas que se quisieron, se amaron, pero ya solo comparten recuerdos.

Te preguntarás la razón de esta carta. Yo de ti también lo estaría haciendo. La verdad es que todo pasó tan rápido que cuándo me di cuenta ya estaba metida en un coche, a más de mil kilómetros de distancia.

Me pasé el viaje llorando. Creo que ya lo sabes, pero quiero que lo sepas de mí. Cuándo no lloraba, dormía. Ni siquiera comí en todo el trayecto. Ni al día siguiente. Ni en esa semana. Sentía que se me consumía el alma. Nuestra foto me deslumbraba en la pantalla de mi móvil. Dios, desee durante mucho, mucho tiempo poder sustituirla por una nueva, reciente. Al cabo de unos meses desee al menos poder cambiarla. Mi almohada terminaba empapada cada noche. No te sé decir durante cuanto tiempo lloré tu ausencia, mi distancia.

Admito que en momentos odie a mis padres. Ellos, que nos habían obligado a separarnos prometiendo que mi futuro sería mejor. ¿Cómo podría serlo? Si te amaba y me amabas. Si me conocías más que yo misma. Más que ellos en esos tiempos. Nos imaginamos una vida por delante y tuvimos tan poco tiempo.

Es gracioso. Compartimos tantas cosas antes de madurar... aunque lo siguiéramos haciendo cuando me tuve que marchar. Nuestro primer diente. Todavía guardo el tuyo. ¿Guardas aún el mío? Fue nuestro juramento de amistad a los seis, pienso cumplirlo hasta el día que ya no pueda hacerlo. Hasta el día que ya no pueda hacer nada.

¿Recuerdas cuándo empecé a maquillarme? Cada vez que lo recuerdo me es imposible no sonreír. Te enfadaste tanto cuando viste mis ojos claros tan recargados de negro. Soy capaz de citar lo que dijiste ese día "no puedo ver el precioso cielo de tus ojos con ese nubarrón alrededor". Creo que en ese momento empecé a darme cuenta que tu opinión me importaba más que las demás. Por algo todavía recuerdo tus palabras. En ese entonces aún intenté engañarme con la amistad de toda la vida "por supuesto que me importa, somos amigos de toda la vida". Que ingenua, me digo ahora. Te empecé a amar antes de siquiera notarlo.

¿Es normal querer retroceder en el tiempo cada que recuerdo nuestro primer beso? Porque lo hago. Fuiste mi primero y yo tu primera. Todo fue tan mágico... tan de cuento. Tus manos sobre mis mejillas, las mías tocando tu pelo castaño y rizado. Nuestras lenguas bailando al mismo ritmo que nuestros pies. Fue en tu cumpleaños, no puedo olvidar la fecha aunque quiera. Me dijiste que no te comprara nada, que ya sabías que querías de regalo. Estaba nerviosa ese día. No me gustaba haber ido con las manos vacías. Me propusiste un baile para tranquilizarme. Bailamos durante horas y al final de la noche me besaste. Entendí que yo era tu regalo antes de que me lo dijeras.

Al parecer todo el pueblo estaba esperando que empezáramos a salir. ¿Tan ciegos éramos? Todos se habían dado cuenta desde que éramos críos que teníamos más que una amistad normal. Mirando hacia atrás, ahora entiendo la gracia de nuestros padres al mirarnos siempre que comíamos todos juntos y nos sentábamos uno al lado del otro.

Tuvimos casi todas las primeras veces juntos. No puedo pensar en alguien mejor para la gran primera vez. Nadie me hubiera acariciado con la delicadeza que tuviste tú. Nadie me hubiera susurrado tantos "te quiero". Nadie me hubiera besado con tanto amor. Y yo no hubiera memorizado todos los lunares de su cuerpo. Fuiste el mejor regalo de cumpleaños que pude tener. ¿Es normal que este recuerdo todavía cause mariposas en mi estómago?

Ahora va mi gran confesión: todavía lo imagino. Todavía imagino como hubieran sido las cosas si hubiera tenido más de diecisiete años y hubiera podido quedarme a tu lado. Todavía imagino el momento en que nos entregan las llaves de nuestro nido de amor. Nuestra boda. Yo de blanco y tu con el azul más parecido al color de mis ojos. Nuestro viaje a Noruega para ver las auroras boreales. Yo escondiendo un chupete en el cajón de tus calcetines. La carita que tendría Heather. La de Ivan. Tu frente pegada a la mía, dándome ánimos mientras traigo nuestros hijos al mundo. Todavía me imagino mi vida entrelazada a la tuya.

Y ese es el problema. Que han pasado siete años y todo me lo sigo imaginando contigo. No he avanzado nada desde mi primer amor. No he podido tener ninguno más. Mis amigas piensan que soy muy exigente porque nadie me retiene demasiado tiempo. Pero la verdad es que a todos los dejo cuando pasado un tiempo, es a ti a quien imagino en todos los escenarios que me plantean.

Tal vez no sirva, pero he pensado que tal vez, si me despido de una forma que no sea solamente diciendo "no me quiero ir, no te quiero dejar, mi amor", pueda avanzar. Tuvimos apenas cuatro dias para hacernos a la idea que me tenia que mudar y que nuestros planes e ilusiones se quedarían en eso: planes e ilusiones. No te dije todo lo que te quería decir y eso me ha estado consumiendo todos estos años. Me consumía haberme ido sin que supieras todo lo que significabas para mi. La verdad dudo que lo pueda transmitir a través de esta carta. Siempre me has dicho que mis ojos hablan más que mi boca, lo aplico a mis dedos aunque nunca haya escrito una carta.

¿Lo ves? Otra primera vez. Contigo.

Sé que lo pasaste muy mal cuando me marché. Nuestros padres nunca perdieron contacto. Supongo que para nosotros era demasiado doloroso. También sé sobre ella. Mi madre me ha dicho que ella ha estado a tu lado siempre. Desde que empezaste a salir de casa, después de nuestra mudanza. Parece buena chica. Tal vez deberías darle una oportunidad, no solo a ella, sino a ti mismo. Permítete amar como me has amado, porque lo haces de una forma tan bonita que solo recordarlo me causan lágrimas. Lo siento si a casusa de ellas hay alguna palabra borrosa.